Me removí con incomodidad y dolor punzando y molestando por todo mi cuerpo, hasta se podía decir que de tantas punzadas creía no sentir determinadas partes de mi tronco y extremidades.
Con pesar logré entreabrir mis párpados adaptándome a la molesta luz brillante que entraba desde donde sea que en estos momentos me encontrara. ¿Ya estaba en el cielo? ¿O en el infierno acaso?
Jadeé por el dolor que sentí al intentar mover mi cabeza, encontrándome con mi cuello rodeado por un collarín cervical y mis manos naranjas producto de algún líquido.
Ni siquiera intenté moverme, no quería ni imaginar dónde estaba, cuán herida me encontraba o el sentimiento de dolor que ésto provocaría.-No mi niña, tranquila quédate quieta.-Pude respirar con tranquilidad al escuchar la voz de mi madre, quien acarició i frente con sus suaves dedos.
-Mamá.-Quise hablar pero simplemente me salió un tono de voz quebrado, sin fuerza y débil, algo que demostraban las lágrimas que caían por los costados de mis mejillas. No obstante, rebusque fuerzas de donde jamás creí tener para preguntar por las dos personas que había visto por última vez antes de cerrar mis ojos-Mamá ¿Dónde está Vicente?
Sus ojos se encontraban llenos de lágrimas, tapándole la visión, viéndome con tristeza dándome a imaginar miles de escenarios trágicos.
Sin poder tener una movilidad fluyente, sólo mi respiración comenzó a acelerarse, temiendo lo peor.
-¿Cómo estás tú? Luego hablamos de ellos.-Pasó sus manos secando las gotas cristalinas y se sentó a un lado de la cama en la que estaba acostada, de espaldas y sintiendo arder las heridas de esa zona. Me negué a responderle, pasando saliva por mi garganta notablemente conmocionada.
-¿Dónde está mi hermano? ¿E Iván? Les... a ellos les dispararon mamá.
-Lo sé mi cielo, lo sé.-Ella acarició mi pómulo justo debajo de la zona en la que se me había producido un culatazo.-Ellos están bien, llevaban chalecos antibalas.
Sentí todo tipo de inquietud y temor abandonar mi cuerpo, dándole paso a una desmedida felicidad y alivio. Vicente se encontraba bien, yo me encontraba bien, aunque no literalmente.
-Quiero verlo, mamá.
-No seas cabeza dura, Atenea. ¿Cómo te encuentras? ¿Te hicieron algo que tu n...?
-No mamá, simplemente lo que se ve.-Me adelanté para acabar con su calvario y seguramente también remordimiento.
-Le diré a tu hermano que venga.-Murmuró ella depositando un beso en mi frente y saliendo del cuarto dejándome en la soledad y silencio inconfundible de la hacienda Zambada.
-Princesa.-El primero en entrar al cuarto fue Serafín, gateando sobre la cama hasta llegar a un lado mío tomando mi mano, besándola y dejándola en su frente, continuo a él, ingresó Vicente.
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A Veces | Iván Guzmán| TERMINADA
أدب الهواة-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...