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Guardé mi laptop debajo de mis frazadas cuando dos leves toques en la puerta me hicieron dejar de escribir

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Guardé mi laptop debajo de mis frazadas cuando dos leves toques en la puerta me hicieron dejar de escribir. Al abrirla, me encontré con la tierna escena de mis dos pequeños sobrinos detrás de ella, Antonio el mayor sosteniendo por la mano a su hermano menor que sabía caminar pero adecuado para sus dos años, esa simple escena me hizo recordar a los tiempos en que Alfredo y Ovidio nos protegían de todo y todos a Serafín y a mí, siempre siendo los consentidos desde pequeños.

-Tía Arena, dice mi amá que que bajes a comer.-Anunció Antonio. Cargué en mis brazos a Alex Ismael besando su mejilla y con la otra tomé la manito de su hermano comenzando a bajar las escaleras hacia el comedor.

-Pero mira que bella te vez de madre.-Pronunció Ovidio llegando a mí lado-¿No quieres adoptar a mi bendi? Iván ya me dijo que él sí lo quiere.

-¡Deja de andar ofertando a tu hijo a todo el mundo, Ovidio!-Diana le tiró con un trapo por la cabeza a su marido quien rezongó y se sentó en la enorme mesa.

-¿Dónde me siento?-Pregunté dejando en los brazo de Tania a sus hijos.

-Al lado de Iván.-Me susurró ella viéndome con picardía, luego de que nos descubriera al nombrado y a mí en una situación que tranquilamente se pudiera malinterpretar cuando Zeus nos pidió jugar con ellos y que de alguna u otra forma acabáramos siendo las aviones humanas de los más pequeños, persiguiendo a los primos más grandes, mis pies trastabillaron y casi me voy de bruces, si no fuera por el agarre del brazo de Iván rodeándome justo a tiempo. Afortunadamente sólo fue Tania quien nos había visto y que corrió a contarle a Priscila, pero desde ese momento no me habían dejado ni un segundo en paz con sus burlas.

Ignoré lo que anteriormente dijo y me apresuré a sentar a un lado de Serafín y Alfredo.

-Por la tarde iremos al yate. Llevaremos a un buen amigo mío y de Priscila, les daremos una gran noticia.-Pronunció Vicente viendo de una forma tan tierna a su novia que hasta arcadas me produjo, o era la comida que conociendo su sabor, la había preparado Yesenia.

ººº

Dudé en cómo le haría para pasar mis pies desde el puerto de madera hasta el portalón del yate con los tacones altos que traía y además el portalón largo que podría engancharse en el tacón provocando que cayera y...

-Ven.-La mano extendida de Iván delante de mí me hizo relajar porque no ocurriría ninguna catástrofe de las que me imaginaba. Me aseguré que nadie nos estuviera prestando atención y acepté su mano para poder entrar al lujoso yate, esperando nada más a que llegara el invitado tan especial de mi hermano. Mientras, me senté en uno de los camastros al lado de Priscila y Diana con mi celular en mano.

-No sabes lo que está el invitado.-Me susurró Diana, siendo regañada por Priscila.-Y la lana que tiene por ser Duque de Mónaco.

-¡¿Qué?!-Me sobresalté.-¿Ustedes dos están locos?-Me dirigí a mi cuñada.-¡¿Cómo van a traer a alguien así cuando todos ustedes son prófugos?! ¿Quieres meter a mi hermano en problemas? ¡¡Vicente!!

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora