Respirando agitada, me separé de él sin tener el valor para mirarlo a los ojos. Lentamente liberé su camisa del agarre entre mis manos hechas puños en su pecho esperando una reacción en él.
Por instinto cerré mis ojos cuando su mano se alzó hacia mí con la palma abierta, creyendo cualquier cosa menos que se lanzaría sobre mí y que retendría mi cabeza para tener más firmeza en nuestra unión, arrastrándome al borde de la encimera y pegándome a su cuerpo, haciéndome sentir su erección en toda su extensión y firmeza.
Sin poder soportarlo más y como si nuestras manos tuvieran vida propia, nos fuimos despojando de nuestras camisas.
De su boca bajé mis labios a su cuello, oyéndolo suspirar y sintiendo sus mano acariciar mis piernas y glúteos, también deje marcas por su piel, besando, lamiendo, mordiendo y succionando a mi antojo hasta oír un gemido de su parte que fue como música para mis oídos.Acaricié su pecho descubierto dejando que desabotonara mi pantalón camuflado, un requisito estricto de mi padre.
-¿Estás segura?-Susurró metiendo su mano dentro de mi pantalón, masajeando mi trasero a su antojo cuando me levanté permitiéndoselo. Tomándome por la cintura me ayudó a bajar y me atrajo a su cuerpo.-Atenea...-Asentí aceptando gustosa sus besos desesperados sobre mi boca y mentón.
-Sí Iván, sí.-Cerré mis ojos con fuerza cuando dejó una mordida en uno de mis pechos mientras que masajeaba con su mano el otro por encima de mi sostén.
Solté un jadeo cuando me alzó, enrede mis piernas en su cadera y sintiendo su miembro erecto chocar contra mi trasero, no llevó con mis indicaciones hasta el cuarto, acostándome en el medio de la cama y subiéndose encima mío.
Iván besó, tocó, mordió y acarició las partes más sensibles de mi cuerpo haciéndome gemir deseando por más. Sin mucho esfuerzo quité su pantalón y pronto hizo lo mismo con el mío, dejando un camino de besos desde mi vientre saltándose hasta la parte interna de mis piernas. Ambos quedando en ropa interior y frotando nuestros cuerpos.
En igualdad de condiciones, con nuestros cuerpos ya desnudos, no pude evitar jadear y arquear mi espalda por el placer y la sorpresa cuando lo sentí llenarme por dentro con una sola embestida brusca luego de ponerse un condón. Se quedó inmóvil unos segundos, mirándome y besándome cada vez que yo lo incitaba, pasé mis pies por su cadera y me moví rogando que él hiciera lo mismo, que apagara de una vez las llamas de ese deseo que había sentido en mi bajo vientre, en mis partes íntimas y en mi estómago cuando volví a verlo luego de tantos años a pesar de habérmelo contenido y reservado para mí por tanto tiempo. Porque ahora ya no podía negar que si los sentimientos que anteriormente había sentido, se habían disipado o reprimido muy internamente, la tensión y conexión sexual claramente seguía presente y más fuerte que antes.
Gemí, jadeé y hasta grité cuando sus movimientos se tornaron bruscos y para nada delicados, cuando los músculos de su espalda y brazos se tensaron y enterrar mis uñas en ella ya no me calmaba ni ayudaba.
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A Veces | Iván Guzmán| TERMINADA
Hayran Kurgu-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...