Caos, un completo caos, así se podía definir lo que era el rancho de los Zambada y Culiacán en sí.
Las respuestas de parte de Atenea y sus hermanos no se habían hecho esperar. Balaceras, ataques, incendios y pánico era lo que se vivía, oía y sentía en la ciudad, los Zambada no estaban conformes con el revuelo que estaban haciendo pero no estaban dispuestos a ser traicionados tan fácilmente y que sus socios, amigos y prácticamente su familia fuera detenida, no cuando estaban a ocho días del rescate de Don Joaquín, planeado por la parejita y perfeccionado por Serafín en el tiempo que su melliza estuvo ausente.
-¡Y si tienen que bajar doscientas trocas pues que bajen! ¡Si tienen que irse contra el mismísimo pinche presidente para que se apure, lo hacen!-Mientras Vicente les ordenaba a su gente, también se dedicaba a acariciar en muestra de apoyo, la espalda a su pequeña hermana.-Todo va a estar bien, no te pr...
-¡Están diciendo que lo abatieron y no podemos preguntarle a Ovidio, Vicente! ¡¿Qué va a estar bien?!
Atenea luego de haberle respondido de esa forma a su hermano, se disculpó con una mirada y volvió a intentar mantener conexión con el radio de Iván, tal y como Serafín le había enseñado anteriormente. Pero igual que las veces anteriores, el castaño no respondió, y sumándole a los rumores que comenzaban a oírse por los medios de comunicación de la ciudad, Atenea estaba al borde del colapso.
-Yo simplemente quería impedir que la bastarda tuviera un lugar en el Cártel, no hacer esto.-Susurró para ella misma mientras salía del salón de eventos de la finca para tener más privacidad al momento de hacer las últimas órdenes que tenía en mente. La familia de los guachos por la seguridad de Ovidio e Iván.
-Atenea.-La pelinegra dio un respingo y sin poder creérselo, giró su cuerpo en busca de l vo del hombre que tan angustiada la tenía.
-¡Iván!-Tras haberse lanzado a sus brazos, le robó un casto beso inesperado y habló.-¿Y Ovidio? ¿Estamos haciendo todo ese desmadre por nada? ¿Por qué dijeron que te abatieron? ¿Estás bien?-Al finalizar su cuestionario, entrelazó las manos de él que estaban tomando su cintura y se separaron comenzando a caminar hacia el salón.
-Logré largarme antes de que nos rodearan por completo pero Ovidio no tenía seguridad y no quiso arriesgar a Zeus y Diana por lo que se quedó, tuve que asegurarme de que no me siguieran para poder venir, tienen hasta las líneas interceptadas.-Justificó las horas que no se reportó con ellos, recibiendo las mismas preguntas una y otra vez cuando lo vieron ingresar de la mano de la pequeña Zambada, pequeña pero peligrosa y de armas tomar, un gesto que notaron pero que decidieron pasar por alto, no era el momento para preocuparse por aquello.
ººº
-¡Quinientos caballos de fuerza, manejo un Camaro y soy de Culiacán!-Cantaban los tres Guzmán y los tres Zambada a la par, elevando sus vasos con diferentes tipos de licores y abrazados haciendo un verdadero espectáculo, desde abajo del escenario de material, los veían entre divertidos y con vergüenza ajena, Ismael, Alejandrina, Lucía y Atenea, sólo ellos sin permiso a nadie más, las desconfianzas, sospechas y paranoias ahora estaban a flor de piel. Ninguno consideraba que lo ocurrido por la tarde había sido por puro esmero del gobierno, no eran ni tan valientes ni tan inteligentes como para llegar hasta un capo sin la ayuda de alguien cercano a él, por lo que por exclusiva orden de Iván Archivaldo, ni siquiera Katia había sido autorizada a visitar el rancho Zambada por unos cuántos días.
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A Veces | Iván Guzmán| TERMINADA
Fanfiction-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...