-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...
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-Es que piénsalo bien, Vicentito.-Me removí en el cómodo asiento de su Wrangler y me senté de modo que mientras él conducía, yo lo observaba.
-No me llames así, Ateneita.-Rodé los ojos y pasé saliva por mi garganta para comenzar a hablar para convencer a mi medio hermano.
-Si yo idea sola el plan, será peor para la bastarda.-Él me miró desconfiado sin creerme ni una sola palabra.-Porque si yo sola planeo cómo correrla de nuestra vida, no habrá nadie que me detenga y pues ya sabes... no sabré hasta que punto llegar y tal vez y le dejo la estufa abierta sin fuego y la asfix...
-Bueno sí, ya entendí.-Me aferré a la puerta del carro cuando pasamos por un camino levemente montañoso.-A veces me da miedo y me perturba que mi hermanita pequeña tenga una mente tan retorcida.-Sonreí y me encogí de hombros.
-¿Qué te puedo decir? Soy Zambada...
-¡Pero yo también soy Zambada y no te quiero matar a ti, a Serafín, a Yesenia o a los otros pendejos en prisión por ser mis medio hermanos!
-¿Te olvidas cuando me encerraste en la vinoteca del jet de Don Joaquín y descubrieron que yo estaba ahí cuando ya estaban en el aire? O cuando a Serafín lo lanzaste desd...
-Bueno ya, era adolescente.
-Ajá sí, a lo que vamos. ¿Me ayudarás a correr a Katia del rancho y de la vida de futura jefa del cartel de nuestro padre?
-¿Por qué no simplemente le dices a papá?
-Porque ese es el problema, esa vieja esta aquí porque está con Iván, por que si fuese por papá, estaríamos en paz como los tres años en que supimos de su existencia y no puso ni su nariz por nuestras propiedad.
Vicente hizo un gesto de duda.
-Aunque luego de que la defendiera a ella hoy, ya no estoy tan seguro que esté sólo por Iván.
-Ese es un asunto que papá deberá conversar a mi modo, conmigo luego.
Vicente dudó por unos segundos en los que se mantuvo en completo silencio, pareciendo pensar y debatir mi propuesta. Luego de dejar a Priscila en su casa porque se sentía mal y no estaba en condiciones de acompañarnos a la cascada, me había encargado de convencer a mi hermano para que me ayudara a deshacerme de Katia antes de que alguna de las dos acabáramos mal. Porque podía no soportarla, pero no quería ensuciarme ni hacerle un mal mayor como el que su presencia y provocaciones me estaban provocando pensar últimamente.
-Está bien pues, te voy a ayudar con la única condición de que me respondas dos preguntas-Asentí emocionada.-No, mejor tres.
-Lo que quieras con tal de que me ayudes a quitar el estorbo.
-¿Este rencor tiene algo que ver con Iván? ¿Por qué si es Katia y su relación lo que te molesta, no lo intentas correr a él también?
Por unos momentos indefinidos, observé el camino por el que el carro lideraba a los otros seis en los que venían los demás.
