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Cargué mi última maleta en el Lamborghini amarillo de Iván y secando mi sudor no existente, cerré la puerta del baúl

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Cargué mi última maleta en el Lamborghini amarillo de Iván y secando mi sudor no existente, cerré la puerta del baúl.

-¿Puedo saber por qué no cargas tu carro?-Iván se acercó a mí viéndome divertido.

-Pues no pienso arruinar mi Lambo de oro por tus pinches vacaciones inventadas.-Respondí recargándome viéndolo divertida.-¿Y si mejor nos vamos directamente para el otro lado?-Hice un puchero al imaginar lo que sería la convivencia con Iván, mis hermanos y sus parejas, Ovidio y Alfredo solos, por seis días en lo que nos preparábamos para el rescate de Don Joaquín y además nos refugiamos de exponernos a cualquier tipo de peligro con el Ejército y la mirada del mundo entero siguiendo nuestros pasos.

-Si quieres no vayas y nos encontramos allá, pero deberás soportar la atención de tus padres sobre ti y una explicación sobre la tendencia del bes...-Rodé los ojos y con un silbido hice que Nina se acercara.

-Hazme el favor y cómelo.-Susurré tomándola por el cuello.-Iván.-Me alejé de él cuando presionó sus dedos sobre los hematomas que tenía en mi cuello y conforme las horas pasaban, y más me los masajeaba, más grandes, violeta y notorios se hacían.-Eres un brusco, Iván.-Sin mantenerle la mirada, jugué con la felina utilizándola de escapatoria. Realmente no me molestaban las marcas que dejaba en mí, pero al momento de tener que cubrirlos con maquillaje o buscar algún accesorio con qué cubrirlos, realmente los odiaba.

-¿Qué te sucedió allí?

-¿Y todavía lo preguntas?-Por instinto mis ojos fueron hacia el cuello desarreglado de su camisa, mi boca se abrió por la sorpresa y no pude evitar sentirme avergonzada al ver lo que ayer había estado escondiendo, y con razón, esa marca ya pasaba a ser un moretón más que otra cosa.

-Mírame a mí, parece que me atacó Nina. Y eso que no te muestro mi espalda rasguñada.

-¿Fui yo el brusco al que no le importó nada?-Él negó.-Pues entonces no te quejes, cabrón.-Me di la vuelta con la esperanza de ir a revisar cuánto más faltaba para poder partir, pero Iván me tomó por la cintura y me apegó a su carro en un lugar que el Lambo mío de oro, nos cubriera.-Yo no me quejo.-Susurró rozando nuestros labios.-Aunque podríamos estar a mano ¿No crees? Puedo hacerte otros, no hay problema.

-Iván déjame que no estoy de humor.-Ladeé mi cabeza intentando no tener contacto visual, ya que había comprobado que si lo hacía, caería como una tonta sin medir las consecuencias, entregándome a él en todo sentido de una forma sumisa que no me agradaba por el momento.

Con su dedo en mi mentón me hizo verlo, ignorando mi mala cara, juntó nuestros cuerpos provocándome y se acercó lentamente hasta presionar sus labio sobre los míos, sólo ese simple contacto antes de besar mi frente y alejarse un poco.

-Iré a visitar a mi abuela en lo que los demás se adelantan y analizan el perímetro, quiere verte y agradecerte por lo que hiciste. ¿Podrías acompañarme?-Miré como la camisa se tensaba en su espalda cuando hacía movimientos acomodando sus puños y fajando su arma.

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora