Seguí buscando la puerta en el doble suelo sin importarme que estaba rompiendo mis uñas, el dolor en mis manos, la suciedad que estaba tocando y el sonido de las balas que habían comenzado a llover nada más me tiré bruscamente de rodillas a la hierba del establo.
-¡Iván!
-¿Me sostienes en la caída?-Extrañada miré hacia el ventanal que tenía el techo, y efectivamente, él me veía desde allí con una sonrisa despreocupada, ajeno a toda la situación que se vivía fuera de la caballeriza.
-No seas pendejo y vámonos.-Mientras ingresaba al túnel, él saltó y tras ayudarme a bajar por el estrecho espacio, lo hizo él, cerrando la puerta detrás y quedando a completas oscuras.-Avísale a papá lo que sucedió y prepáralo para la noticia de la bastarda.
-Claro que sí, patrona... Te olvidas que yo estoy desde que nací en esto, mi amor.-Mi estornudo lo interrumpió a la vez que una arcada se me manifestaba cuando sentí como me enredaba entre las telas de araña que tenían estos antiguos pasadizos.-Déjame ir adelante a mí, por cualquier cosa.-Como pudimos intercambiamos de posición y volvimos a gatear, no sin antes sentir como tomaba mi rostro entre sus manos y buscaba mi boca con la suya para darme un buen beso.
Respiré con tranquilidad y me preparé mentalmente para las lastimaduras que me quedarían por gatear los veinte minutos que había de estrecho pasillo hasta que se uniera con los otros cinco que llevaban a diferentes direcciones extendiéndose a kilómetros de distancia de aquí y que eran mucho más amplios.
(...)
Alrededor de tres horas habíamos tardado en llegar al final del túnel relativamente corto, donde ya nos esperaba el helicóptero que nuestra familia había enviado para que nos llevara a un lugar que tanto Iván como yo desconocíamos.
Lo poco que había ingerido en el almuerzo, y ya siendo de noche, lo había devuelto nada más salir del túnel, sintiéndome extremadamente cansada, hambrienta, sedienta y un poco cegada por haber estado tanto tiempo a oscuras.
Utilicé el cuerpo de Iván acurrucándome en él para poder dormir el tiempo que el vuelo duraba, algo que tras asegurarme de que se él se encontrara bien, acabé por hacer.
-Amor, princesa.-Gruñí por lo bajo separándome de Iván.-Llegamos Diosita.
-¿A dónde?
-Realmente no lo sé.-Susurró y sorbió su nariz, fruncí mi ceño y fregué mis ojos cuando creí notar que sus ojos estaban rojos y el tono en su voz era más frío que de costumbre.-Bajemos.-A la misma vez, se soltó de mi, abrió la puerta y bajó dejándome sola y más confundida que antes con su actitud. Rápidamente llegó a mí la idea de que se había enfadado por lo sucedido con Katia, aunque yo tampoco me lo creía aún. Lo más probable, si es que Katia no era alguna especie de espécimen extraño resucitador, era que para estos momentos ella ya no estuviera con vida, no con todos esos balazos que habían impactado en su cuerpo rechoncho por mí culpa.
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A Veces | Iván Guzmán| TERMINADA
Fiksi Penggemar-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...