No voy a mentir y decir que pasar este tiempo con Daniel fue divertido porque no lo fue en absoluto. La tensión entre nosotros se podía cortar con una tijera y que Clemente lo notara, no fue para nada agradable. Tampoco el hecho de que Davina estuviera allí porque no veía a Daniel desde la noche en que yo me fui de 1835 y eso significaba que tenían miles de asuntos por resolver entre ellos, ya que habían sido muy cercanos después de todo.
Con Declan fue un poco diferente porque Daniel entendía el porqué de la manipulación, pero aun así pude notar las miradas nada amigables que se dedicaban ambos. Al parecer era yo el eslabón que los mantenía unidos porque de no ser así, estarían discutiendo y gritándose cosas.
—La verdad no sé mucho acerca de los cazadores —dijo Declan —, ya que es un grupo prácticamente nuevo.
—¿Con nuevo te refieres a cientos de años? —pregunté.
—Sí — dijo él.
—Yo tampoco sé mucho, la verdad, porque he pasado mi vida entera en esta ciudad —dijo Davina mirándome triste.
—No sé qué hacer —dije con voz tranquila.
La desesperación e histeria de antes se habían ido para dar paso al desgano y pesimismo.
—Encontraremos a tu hermano — Clemente se acercó a mi—. Lo que sea que el demonio quiera, se lo daremos.
—Exacto, no se puede jugar así con la vida de una persona, así que haremos lo que esté en nuestras manos. —Mi amiga me sonrió un poco para darme apoyo.
—Gracias —dije sonriendo—. Los chicos están buscando más información para poder llegar a alguna conclusión o crear un plan para rescatar a Nick.
—¿Quieres que te acompañemos? —preguntó Declan.
Sabía que Clemente vendría conmigo sí o sí, pero no estaba segura de si a Davina y a Declan les agradaba la idea.
—Sería genial, pero solo si ustedes quieren y se sienten cómodos —dije.
—Los amigos están en las buenas y en las malas —. Declan sonrió un poco.
Eso me hizo pensar en Cristal y en lo mucho que agradecía la ayuda que me estaba brindando a pesar de la discusión que tuvimos. Sabía diferenciar entre una pelea y el valor de la amistad que es apoyarse a pesar de cualquier circunstancia.
Miré de reojo a Daniel, pero ni siquiera se percató porque estaba con la mirada fija en algún punto del suelo, mientras sus manos descansaban en los bolsillos de su pantalón. Me preguntaba que tanto estaría pensando, pero no podía preguntarle en frente de todos.
Saqué el celular para preguntarles a los chicos dónde nos podíamos encontrar, ya que la academia no era una opción. Pensamos en diversos lugares, pero finalmente quedamos de juntarnos en la casa del lago de los padres de Eric y Kenneth porque nunca nadie iba allí, así que podríamos hablar con total libertad.
—Jamás he visto la casa del lago de los Walker, así que no puedo hacer un portal hasta allá —. Hice una mueca de decepción.
—Podemos ir en mi auto —dijo Davina y todos asentimos, ya que eso era mucho mejor que caminar.
Ella nos pidió que esperáramos fuera del bar donde se encontraba la casa de Declan, mientras ella iba por el auto. La verdad, pensé que se demoraría más, pero no. Estuvo de vuelta en menos de cinco minutos y tocó la bocina un par de veces.
Declan se subió inmediatamente de copiloto, mientras que en la parte de atrás nos sentamos Daniel, Clemente y yo. Obviamente la que iba en medio era yo, ya que al parecer esos dos se detestaban y no entendía por qué. Quizás había una historia que no me habían contado, pero en estos momentos no me apetecía escucharlo en absoluto.
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Los Caídos #3 - Ángeles caídos
FantasyEl mundo de la raza de los Caídos se viene abajo por la muerte de una importante miembro. Sus amigos y familiares están devastados por los recientes acontecimientos y la comunidad entera lamenta su muerte. Luego del trágico hecho, la verdad de toda...