78. Muerte

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Oliver

Esta noche, como la mayoría de las otras, intentaría dormir bien y no pensar en las criaturas extrañas que veo en la oscuridad de mi habitación. No me dan miedo, lo cual es extraño, sino que me causan curiosidad por saber qué les sucede. Generalmente son sombras distorsionadas que me apuntan a un solo lugar, el cual es la ventana. Mientras sean espíritus, no hay que temer porque no pueden dañarme.

Esto me ha pasado desde que soy un niño, pero mi hermano siempre me convenció de no tener miedo porque probablemente eran nuestros antepasados que querían comunicarse. Sé qué, al ser hijo de una banshee, podemos ser más propensos a ver este tipo de cosas, pero nada más que eso porque las mujeres son las que son banshees y no los hombres. Los hombres podemos heredar ciertos rasgos de ellas, pero nada más que eso.

Me moví de un lado a otro en la cama, pero cualquier posición que adquiría me molestaba mucho. De pronto, desperté de golpe, me froté los ojos y miré todo a mi alrededor. Claramente no estaba en mi habitación y probablemente me desmayé cuando crucé el portal. Lo último que recuerdo fue haber visto la palabra ''muerte'' antes de cruzar el portal y luego fue todo oscuridad.

Estaba sentado en el suelo de una gran habitación pintada totalmente de negro. No tenía ni una sola gota de color, lo cual me deprimió un poco. En el centro del lugar había una cama con un respaldo enorme y colchas esponjosas, todo de color negro también. Al lado derecho había una enorme ventana, pero no pude ver que había afuera porque alguien se puso frente a mi.

Una figura alta con una capa larga y con capucha me miraba desde arriba. Su piel era pálida, mucho más que la de los vampiros, pero la piel de sus ojos era negra al igual que el contorno de su cara.

Mi atención se dirigió a sus largos y finos dedos de la mano derecha porque sujetaba firmemente un cetro de color plateado con un pelota de cristal blanco en la parte de arriba, la cual estaba sujeta por unos ganchos negros.

—Te dije que me dejaras en paz —dije sereno.

Con criaturas así, lo peor que puedes hacer es sentir miedo porque eso les gusta.

—Te acuerdas de mi —musitó.

A pesar de que su tono de voz fue imperceptible, para mi fue como si invadiera mi mente por completo. Pude escucharlo y eso es porque es su habilidad, no necesita mucho para comunicarse.

—Claro que me acuerdo de ti. Me has perseguido toda la vida a través de mis sueños—expliqué—. ¿Por qué no te recordaría? ¿Es esto un sueño?

—Porque la última vez que te visité, eras un niño y no, no es un sueño. 

—¿Dónde estamos? 

—En mi dimensión —respondió—. Aproveché que estabas vulnerable mientras viajabas a la otra supuesta dimensión y te traje aquí.

—¿Para qué? —pregunté—. No debería estar acá, no pertenezco a este lugar porque estoy vivo.

—Olvidaste lo que te comenté en ese entonces.

—Tú me hiciste olvidar, no creas que no me di cuenta.

—Eres listo. Más de lo que estoy dispuesto a admitir —dijo con una sonrisa siniestra—. Mi momento ha llegado y te he escogido a ti para que tomes mi lugar.

—¿Por qué tomaría tu lugar? — pregunté asqueado—. No quiero ser como tú.

—Porque tienes las capacidades, Oliver. Nadie más que tú puede hacerlo. Además, eres capaz de permanecer en tu plano terrenal y aun así venir aquí porque eres hijo de una banshee.

Los Caídos #3 - Ángeles caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora