Al llegar al cementerio, decidimos dispersarnos en cuatro grupos para que algunos distrajeran a los demonios de ser así, mientras otros buscaban a Nick en alguna parte de este tenebroso lugar. Cada uno de los grupos entraría por cuatro partes distintas del lugar para no causar tanto ruido.
El primer grupo se conformaba por Adam, Makarius, Kenneth y Davina quienes entrarían por el lado oeste. El segundo grupo entraría por el sur quienes eran Daniel, Jasmine, Mia y Oliver. El tercer grupo era donde estaba yo junto con Eric, Tristán y Clemente y entraríamos por el norte. Finalmente, el último grupo de Declan, Will, Cristal y Blas entrarían por el este.
Creo que cada grupo había quedado bien variado y con participantes con habilidades diferentes, lo cual era mejor porque, por ejemplo, no tenía sentido si poníamos a todos los ángeles caídos en grupo.
El cementerio era uno de los lugares más grandes de toda la ciudad y, por lo mismo, estaba casi a las afueras de ella. A pesar de estar en un área verde, los arboles eran escasos por acá y con suerte había pasto.
El sol ya se había ocultado y el cielo estaba tornándose oscuro, algunos focos de luz se prendieron por ser automáticos, lo cual nos permitía ver un poco mejor por donde andábamos. Debido a que en el lado norte no hay entrada, tendríamos que saltar las enorme reja de hierro negro que recorría el perimetro lugar. Una posibilidad era hacer un portal, pero debíamos ser cuidadosos y no llamar la atención.
—¿Cómo se supone que vamos a pasar al otro lado? —preguntó Eric, quien miraba atento las imponentes barras de hierro frente a nosotros.
—Saltando —respondió Tristán.
—Imposible poder saltar. —Eric apuntó la reja—. Es demasiado alto.
—Observa y aprende, brujo —dijo flechas locas con una sonrisa.
Retrocedió una distancia considerable para tomar el impulso suficiente y corrió rápido como nunca antes vi. Estaba acostumbrada a ver a los vampiros ir de un lado a otro con su velocidad, pero aquello era casi instantáneo. En cambio, ver a un hombre lobo correr está a otro nivel, sin mencionar las desarrolladas habilidades que tienen y a eso añadirle las habilidades que Tristán ya tenía por ser nefilim.
De un solo impulso, saltó tan alto que sobrepasó la enorme reja y cayó de cuclillas al otro lado.
—Los lobos son unos presumidos y a eso debemos sumarle tu arrogancia de nefilim —dijo Eric—. No puedo saltar, moriré en el intento.
—Claro que puedes, ven —dije.
Me acerqué a la reja para luego juntar mis manos e inclinarme hacia abajo.
—Sube tu pie en mis manos y te ayudaré a impulsarte —dije sonriente.
—Voy a morir.
Eric tragó duro y su cara se puso aún más pálida de lo que ya era. Sin quejarse en absoluto, accedió a recibir mi ayuda y puso su pie sobre mis manos. Aferró las manos a los barrotes fuertemente y yo lo impulse a la vez que él saltó hacia arriba.
Cuando estuvo en la parte más alta de la reja, se quedó ahí sentado, pasó las piernas para el otro lado y miró espantado el suelo.
—Pídanme hacer toda la magia negra que quieran, pero jamás cosas como estas —dijo—. Kenneth siempre fue el atlético, no yo.
—Salta, te atraparé —dijo Tristán.
Aburrido de estar allí, Eric saltó de una vez y sorprendenmente cayó de pie, Tristán ni siquiera tuvo que ayudarlo.
—¡Te dije! —exclamé.
Clemente me ayudó a subir a mi, ya que él era lo suficientemente habilidoso para cruzar solo al igual que Tristán. Una vez arriba, me tiré de un solo salto y caí con una rodilla en el suelo, haciendo que riera de lo torpe que fui.
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Los Caídos #3 - Ángeles caídos
FantasyEl mundo de la raza de los Caídos se viene abajo por la muerte de una importante miembro. Sus amigos y familiares están devastados por los recientes acontecimientos y la comunidad entera lamenta su muerte. Luego del trágico hecho, la verdad de toda...