57. En carne y hueso

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Nos encontrábamos esperando a Declan justo en el limite de la ciudad. Habían pasado como veinte minutos y no teníamos ni señales de él, lo cual me impacientaba un poco. Cuando quiere puede ser muy lento la verdad.

—¿Leonor está en tu antigua casa? —preguntó Cristal.

—Sí, está con otros cazadores vigilando a Nick. 

—¿Te incomoda hablar con ella?

—Debo hacerlo como sea. —Me encogí de hombros—. Necesitamos su ayuda y si para eso tengo dejar mi orgullo de lado, lo haré. 

—Como has crecido —dijo fingiendo sorpresa.

Reí y le di un leve golpe en el brazo derecho a lo cual me miró divertida. El sonido de una fuerte bocina me hizo dar un salto, así que volteé de inmediato para ver de qué se trataba.

Un auto negro se detuvo frente a nosotros y la ventana del conductor bajó lentamente hasta que Declan, usando unos lentes de sol negros, apoyó el brazo allí. Bajó un poco sus lentes para mirarnos un poco y sonreír.

—Hola, bellas y bellos humanos—dijo bromeando.

—¿Por qué rayos estás usando lentes de sol si ya casi oscurece? —preguntó Cristal negando con la cabeza.

—Suban al auto —dijo no tomando en cuenta la pregunta—. Debemos irnos.

A regañadientes, Cristal se subió en la parte de atrás junto a Eric y Kenneth, mientras que yo me senté en el asiento de copiloto. Miré todo a mi alrededor y reí silenciosamente. En el espejo retrovisor colgaba una cadena plateada que combinaba con las fundas de los asientos, lo cual se me hacía algo muy extravagante para Declan. 

—¿La dirección? —dijo él.

—Ten —le pasé mi celular para que pudiera ver la ruta hasta mi casa.

La verdad no era muy lejos y el viaje se hizo bastante corto, excepto para Cristal porque se la pasó reclamando todo el camino. Se veía bastante enojada y Declan solo la molestaba cada vez más, lo cual le divertía. Hasta se pusieron a discutir cuál canción era mejor y por qué. Claramente Eric, Kenneth y yo solo escuchábamos la divertida discusión que tuvieron porque era mejor no entrometerse.

Entramos a la casa para buscar a Leonor y a quien primero vi fue a mi hermano. Me acerqué sonriente hasta él y le di un abrazo.

—¿Cómo te sientes? —pregunté.

—Como un prisionero. Me alegra que al menos tú pudieras escaparte —dijo riendo.

Nick saludó a los demás y yo solo sonreí a algunos cazadores que habían ahí, pero me miraron serios y voltearon. Claramente solo eran guardias y no tenían relación alguna con mi hermano, así que tampoco me esforzaría en hablarles.

—Camille —dijo Leonor bajando las escaleras.

Su brillante cabello se movió de un lado a otro, haciéndola lucir llena de vida y entusiasmo. Volteé a mirar a Cristal, quien solo miró a mi hermana totalmente sorprendida por el notable cambió de look.

—Hola —dije—.  ¿Podemos hablar a solas?

Ella asintió con el ceño fruncido y nos fuimos lejos de todos los demás, específicamente a la cocina. Leonor se apoyó contra uno de las encimeras y se cruzó de brazos, mientras me miraba.

—Necesito tu ayuda, pero si no puedes brindármela, te pido que no le cuentes a nadie lo que te pediré.

—Está bien —dijo.

Los Caídos #3 - Ángeles caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora