Blas
Camille había desaparecido y el demonio también, dejándonos a todos en un silencio inhumano. Aún no podía procesar que se había rendido ante el demonio por mi, siendo que le costó tanto tomar la decisión de confiar en nosotros y contarnos.
El pecho me dolía mucho por todo el humo o poder del demonio que había entrado a mi cuerpo. Sentía como si en algún momento hubo algo que me presionaba el pecho, dejándome sin aire, lo cual se detuvo cuando Camille tomó mi lugar.
Una parte de mi estaba tranquilo porque sabía que estaba viva, pero la otra temía por lo que fuera capaz de hacer y en que no pudiéramos encontrar una forma de salvarla. Ni siquiera tuve cara para voltear y mirar a todos los demás allí, especialmente a mis amigos y a Clemente. No podía mirarlos y no sentir que me juzgarían con la mirada por haber llevado a Camille a hacer lo que hizo.
—Blas —dijo Daniel tomándome por los hombros—, mírame, soy yo. Soy Daniel.
—¿Por qué lo hizo? ¿Por qué? —pregunté nervioso—. No debió.
—Tranquilo, ella estará bien —dijo él.
Me abrazó estrechamente para que me sintiera mejor, pero no lo estaría. Jamás lo estaría. Cuando se separó, me miró comprensivo y no pude entender cómo podía estar tranquilo. Su novia había prácticamente tomado mi lugar para salvarme y él no decía nada.
No sé en qué momento llegaron los directores y Alejandro, ni tampoco cuándo Declan y sus hermanos se habían reunido. Lo único que podía ver una y otra vez era cuando Camille se puso frente a mi y me protegió.
Los directores nos llevaron a la academia a todos para que estuviéramos juntos, incluso a Makarius. Me causó conflicto y sorpresa porque siendo demonio no puede entrar al recinto; sin embargo, no pregunté absolutamente nada y seguí sumido en mis pensamientos.
Todos nos reunimos en el comedor de alguna de las academias, incluyendo a Declan y sus hermanos, los directores y nosotros. Fui directo a sentarme a una de las mesas del fondo porque a pesar de estar ahí con todos ellos, necesitaba estar solo un momento.
Escuché que esperarían a Davina porque ella quería saber exactamente qué pasó con Camille, así que agradecí que hasta que ella no llegara, no hablaríamos del asunto. Sin embargo, Sofia Hunter tuvo la brillante idea de hacer un portal hasta la frontera, así que en menos de veinte minutos, Davina estuvo con nosotros en el comedor.
En vez de explicar lo que había pasado, Cristal decidió mostrarle porque era más rápido y la verdad nadie iba a querer contar con lujo de detalle cuando mi amiga se fue.
—Hay una historia que no les conté porque prometí a alguien importante para mi no hacerlo —dijo ella cuando todos estuvieron sentados.
Levanté la vista y la miré, imaginando qué clase de historia contaría. Con todo lo que había pasado, dudo que algo más me sorprenda por hoy.
—¿Se trata de Camille? —preguntó Clemente.
—En parte, pero también de Blas —respondió.
Todas las miradas se dirigieron a mi porque estaban totalmente confundidos, pero ni siquiera sabía por qué algún secreto de Davina tendría que ver conmigo si jamás en la vida la había visto hasta que vino con Camille.
—¿Qué tengo que ver yo con tu historia? —pregunté—. Por favor, ya no quiero ser más culpable de otros delitos.
—Por lo que Cristal me mostró recién con su poder, Blas también está propenso a la oscuridad, más que todos los demás —dijo ella—. La verdad es que Blas y Camille son propensos a la luz y a la oscuridad por una historia algo antigua.
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Los Caídos #3 - Ángeles caídos
FantasyEl mundo de la raza de los Caídos se viene abajo por la muerte de una importante miembro. Sus amigos y familiares están devastados por los recientes acontecimientos y la comunidad entera lamenta su muerte. Luego del trágico hecho, la verdad de toda...