Los Caídos #3 - Ángeles caídos

55. Mentirosa profesional

—Pero no puedo contactar a Leonor —dije.

—Hay una manera de salir de la academia sin que nos vean —mencionó Cristal—. Kenneth me contó de un hechizo que te hace invisible ante los demás. Podemos pedirle a él y a Eric que nos ayuden, pero para que vengan acá deben entrar con alguien de la alianza. Necesitamos alguien de confianza, alguien de quien no sospechen

—Conozco a la persona perfecta —dije sonriendo—. Una mentirosa profesional. 

—¿Tu madre? —preguntó Blas.

—Exactamente.

Finalmente todos volvimos a nuestras academias a continuar con nuestro día, mientras fingíamos que nada había pasado. Había quedado de avisarles a los chicos cuando pudiera hablar con Julietta, pero para eso debíamos esperar porque ella estaba ocupada con Sabrina en las celdas. 

Estuve en su habitación como media hora esperándola y me entretuve mirando sus cosas como la ropa, accesorios, zapatos, fotos, entre otros. Cuando llegó, se quitó el abrigo y la bufanda y las tiró dentro del armario.

—Perdón por la demora —dijo sonriendo.

—Me entretuve mirando tus cosas.

—¡Excelente! —exclamó divertida—. ¿Para qué me necesitabas?

—Algo muy importante está pasando, pero necesito que confíes en mi.

—Te lo prometo —dijo—. Sentémosnos para estar más cómodas.

Le conté de nuestro plan, incluso de la nueva marca y todo lo que habíamos hablado con los chicos, ya que me dieron el consentimiento de hacerlo.

—¿Una marca nueva? —dijo asustada—. Camille, eso es lo que temí desde que naciste.

—Pero la marca la creó Cristal, no yo. No debes tener miedo —dije triste—. Tu problema es que te asusta tu propia naturaleza, pero debes aceptarla porque es parte de ti. Huir no sirve de nada.

Suspiró profundamente y tomó mi mano entre las suyas.

—Gracias por contarme y confiarme algo tan importante.

—Eres la única en quién confío aquí, además de Javier. Pero sé que él se vería en la obligación de contarle a los directores y eso no puede pasar.

—En eso nos parecemos —dijo sonriendo—. Solía ocultarle todo a papá por ser director y hacía lo que se me daba la regalada gana, lo primero que se cruzara por mi cabeza. Era muy impulsiva.

—Espero que el día que tenga hijos, no sean como nosotras.

—Si llegan a serlo, sabrás como detectar sus mentiras.

—Eso espero a no ser que sean como Daniel—dije riendo, pero me tapé la boca con las manos inmediatamente.

—¿Daniel? —preguntó ella con una media sonrisa, pero con el ceño fruncido.

—No, no quise decir eso. Ni siquiera se por qué lo dije —dije nerviosa—. Haz como que nunca lo escuchaste, ¿si?  

El estomago se me revolvió de los nervios y sentí un calor familiar en el pecho. Me puse de pie rápidamente y comencé a caminar de un lado a otro. No sabía si me mataba más el hecho de que Julietta supiera que había algo entre él y yo o que si quiera imaginara algún día tener hijos con él. Llevamos juntos, ¿cuanto? ¿un par de semanas? Además, no quiero tener hijos. Solo los traería a sufrir a este mundo tal como me pasó a mi.

—Realmente digo cosas sin pensar y lo odio —dije—. No tengo filtro.

—Eso pasa porque eres directa. Piensa como si tus sentimientos estuvieran ligados a como los expresas. Es algo complicado porque hay personas que son muy sensibles, así que debes tener cuidado y trabajar en ello.