73. Evacuación

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Daniel y yo estábamos sentados en mi cama en total silencio. Ninguno había dicho nada desde que subimos para poder hablar a solas y eso me estaba poniendo nerviosa. No sabía si estaba enojado, triste, decepcionado o todo lo anterior. No saberlo me desesperaba porque no estaba segura de poder soportar verlo así. 

—¿De verdad te irías sin despedirte? —preguntó finalmente.

—Era lo mejor.

—¿Lo mejor para quién? 

—Para ti. Las despedidas nunca son buenas.

—Pero al menos hubiese sabido. Saber es mejor que no saber aunque duela.

—Sé que me hubieses detenido y esa no era una opción.

—Se supone que hay confianza entre nosotros. 

—Era algo de vida o muerte.

—¿Cómo te sentirías si la situación fuera al revés? 

Suspiré y me sentí arrepentida.

—Muy mal —dije—. Hubiese pensado que algo estaba mal conmigo.

—Ahí tienes mi respuesta a cómo me sentí. Sabes que te apoyo en todo, pero esto fue una locura. Dejarte caer en el lado oscuro solo trae sufrimiento y es muy difícil salir de allí aunque quieras —dijo—. He estado ahí. Créeme cuando te lo digo.

—Me arrepiento y lo siento mucho, ¿si?

—No tienes que disculparte conmigo, sino contigo porque te estabas traicionando a ti misma.

Pasó un brazo por mis hombros y apoyó la cabeza contra la mía. No entendía como incluso en una situación así pudiera estar tranquilo y darme la calma que yo necesitaba. 

De pronto las alarmas comenzaron a sonar como locas y mi celular vibró una y otra vez en mi bolsillo. Revisé inmediatamente y me sorprendí que alarmaran tanto para hacer una reunión inmediata en la academia central.

—Hay reunión de urgencia —dije frunciendo el ceño—. Vamos.

Daniel y yo bajamos al primer piso y todos estaban saliendo en dirección a la academia central, así que nos fuimos junto a la corriente de nefilim. Al entrar a la academia, todo fue más intenso y bullicioso de lo que imaginé. La gente hablaba y gritaba de lo que estaba pasando, pero yo no entendía absolutamente nada. Lo único que esperaba era que no echaran a Daniel por no ser miembro.

Subimos a las gradas cuando vimos a los chicos y nos acomodamos una más abajo porque ya estaba llenó donde ellos estaban. Las personas siguieron entrando y tomando lugar en el resto del lugar hasta que entró la Guardia Caída y los directores seguidos por Declan. 

Ulises Night subió al podio y miró todo el lugar a su alrededor. Poco a poco las voces fueron disminuyendo hasta que todo quedó en silencio para que él pudiera hablar. Me pareció impresionante porque eso significaba que tenía presencia y sabía cómo manejar multitudes.

—Hemos recibido un mensaje del demonio, diciendo que atacará la ciudad, pero no a los humanos—dijo en el micrófono—. Amenazó con atacar a todo nefilim que viera y no podemos arriesgar la vida de todos ustedes. A medida de protección y cuidado, los directores junto a la Guardia hemos decidido cerrar las academias de Alana hasta nuevo aviso.

Las voces se elevaron nuevamente y el temor recorrió cada esquina de aquel enorme salón. 

—Silencio, por favor —dijo Ulises—. Se les pide acatar la orden sin objeciones. A cada uno se le asignara una ciudad diferente y los niños serán los primeros en abandonar el recinto. 

Los Caídos #3 - Ángeles caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora