The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN]

Night

Crujía bajo sus pies las hojas secas y ramas caídas de los árboles que lo rodeaban. El frío de la noche le calaba hasta lo mas profundo de su alma y las ramas aun unidas a los gruesos troncos le rasgaban la piel inclementes, más aún así no disminuyo la velocidad de sus piernas. Siguió corriendo a pesar del dolor de sus débiles músculos, siguió corriendo a pesar de estar descalzo, y siguió corriendo a pesar de ser una las noches más frías que había sentido en su no muy larga vida.

Un crujido ajeno sonó a su espalda y el sonido lo llenó de terror. Intentó moverse más rápido pero en la oscuridad era difícil de ver por donde iba. Estaba desorientado y casi sin aire en los pulmones, apenas y podía ver, su rostro y piel le dolían, tenía frío y miedo, y apenas tenía fuerzas para caminar pero el miedo era la única motivación y su motor para moverse y no aminorar el paso. Otro ruido más y quiso salir volando a donde fuera lejos de ese maldito lugar.

La tierra húmeda bajo sus pies no ayudaba en su huida y sin previo aviso cayó al suelo sintiendo un terrible dolor traspasarle el pie izquierdo.
Quiso gritar de dolor pero no quería que aquello supiera donde se encontraba. Con el dolor recorriendo su pie hasta su pierna y con otro dolor en su garganta por contener el llanto se arrastró hasta llegar a unos arbustos cercas de algún árbol. En la quietud de la noche apenas y podía ver pero su escasa y pobre visión fue suficiente para reconocer el objeto afilado en la planta de su pie.

Una roca, una maldita roca con una extraña forma triangular y un borde sumamente filoso se encontraba incrustada en su pie. Sollozó impotente, no podía creer la mala suerte que tenía, de todos los momentos en los que pudo sucederle eso, tenía que ser en el menos oportuno.

Respiró un par de veces intentando calmarse. Se quitó la sudadera que traía puesta y la hizo un poco bolita.
La metió en su boca y mordió. Respiró un par de veces mas y jaló la piedra intentándo sacarla. La soltó un segundo después, el dolor era demasiado intenso y lágrimas salieron de sus ojos.

Nuevamente tomo la piedra y sin dudar tiro de ella en un movimiento brusco pero rápido. La piedra salió y la arrojó lejos chocando contra algún otro arbusto haciendo mucho ruido. Se quedo quieto en silencio con tanto miedo que lo escuchaba en sus sienes palpitando.

Un crujido a lo lejos, pasos rápidos. No pensó más y salió disparado sin dirección pero desde un principio nunca tuvo a donde correr, solo corría.

El frío azotó más fuerte su cuerpo que ahora solo tenía un fino suéter, había dejado atrás su sudadera y lo peor era que ya ni siquiera corría, solo podía cojear lo más rápido que su pierna y el dolor se lo permitían. Sintió un ligero alivio cuando salió del bosque y vió las aguas del lago frente a él.

No supo que había pasado cuando de un segundo a otro estaba tirado en el suelo.

Se giró y vió frente a él una pequeña mariposa de color azul rey revoloteando en el mismo lugar. Sintió un miedo que nunca antes había experimentando y comenzó a arrastrarse de espaldas en la tierra.

No despegaba su mirada de aquella terrible mariposa que se movía poco a poco hacía él.

Quería gritar pero el miedo le robo la voz, ayuda, rogaba por ayuda. Que alguien apareciera y le salvará pero no había nadie ahí. No había como escapar, no había como huir o pelear.

Sintió en sus manos las aguas frías y volteo por inercia.

No era lógico pero pudo ver su reflejo en las aguas y no entendió lo que sucedió.

Ese de ahí no era él.

Ese en el reflejo era Jimin.

Se levantó sudando y apenas podía respirar. Un sueño, todo había sido un sueño.

Pero se había sentido tan real, el miedo, el frío, el dolor incluso. Tan real que era como si lo hubiera vivido en carne propia.

7:35 pm.

Debía estar loco. Total y absolutamente loco, pues no creía lo que estaba a punto de hacer.
Aun así, al final no tenía más opción.

Desde el momento en que se cruzó con el no tuvo más opción.