The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN]

Dangerous

Por un momento no pudo decir nada más. El miedo que sentía recorrer su espalda le había dejado sin habla y una filosa mirada le penetraba la nuca.

Los sonidos de fondo consistían en un conjunto de insectos arrastrándose, mosquitos volando cercas de sus oídos, las hojas de los árboles y su propia respiración, porque el sonido de su corazón golpear sus oídos era un sonido interno y solo audible para él. O por lo menos eso esperaba.

La lógica y la razón decían que estaba solo en ese lugar, pero todo su cuerpo y juraba que incluso su alma le gritaban que no era así, y sus gritos opacaban los susurros de su mente.

—No me iré...— se animó a decir después de que sus sentidos se inundaran del bosque, incluso su piel notaba la temperatura fresca y húmeda, una sensación sofocante.—No importa que no me iré...— él era un cantante , las palabras fluían en su lengua como él agua de un río y aún así ¿Porqué no hallaba que decir?

Un golpe en la corteza de un árbol le hizo voltearse nervioso y su pie resbalo por el filo. Todo se volvió lento en su mente sintiendo su cuerpo comenzar a caer.

Pero no cayó. Porque de alguna manera logró equilibrarse con su otro pie, esta bien, estaba salvo. Pero eso no quitaba el micro infarto que se llevó al sentir que caería por esa empinada que solo podía tener el nombre de barranco.

Calmó su pulso, respiro profuso y se volteó hacia donde creía él ruido había venido.

—Jimin... Jiminie — insistió. — No te odio.— fue lo único que se le ocurrió.— Jamás lo haré... Por favor... Ven.— su voz sonaba justo como había odiado siempre, débil. No quería rogar, por su orgullo no quería doblegarse, pero el fantasma había hecho un desastre de proporciones inimaginables en el interior de Jungkook, no importa si tenia que rogar si con eso Jimin aparecía.

Pero no fue Jimin.

La sombra entre los árboles, una aún más oscura que la oscuridad salió despacio entre los troncos.

—Vaya... Vaya.— Jungkook se paralizó en su propio lugar. —¿Pero que tenemos aquí?—esa voz fría y burlesca le provocaron náuseas al pelirrojo . —Un vivo.— El veneno en esa sola palabra hizo reaccionar a Jungkook. Estaba en peligro, en un verdadero y terrible peligro.

La sombra se dejó ver y en ese momento el aire se escapó de su cuerpo completamente.

Un hombre de uno 28 años, vestido de traje negro y zapatos de charol salió de entre los árboles para ser iluminado por la luz blanca de la luna.

Rostro pálido, ojos negros, cabello enmarañado, tierra y hojas pegados a su cuerpo. Pero el verdadero miedo era esa perfecta línea negra putrefacta en su cuello. Quiso vomitar de solo ver como la carne estaba abierta y llena de lodo y suciedad. La camisa blanca estaba manchada de sangre seca y la corbata mal puesta colgaba sobre ella.

Por instinto quiso retroceder pero su pie recordó el filo a centímetros escasos cuando no sintió más tierra donde apoyarse.

—¿Qué trae a un vivo por aquí?— Preguntó el hombre casi con educación.Jungkook no respondió pero sintió el aire más pesado y sofocante. —Vivo, ¿Te comió la lengua el ratón?—el espectro siguió su andar hacia el  de manera lenta disfrutando del temblor que causaba en Jungkook.— Que mal... Hace tiempo que no hablo con nadie... Que este vivo claro.— A unos tres metros se detuvo y ladeó su cabeza haciendo que el corte profundo se abriera dejando salir una sangre negra coagulada por ella y manchara su ropa nuevamente. La corbata comenzó a gotear el líquido sobre los zapatos y cada gota sonaba en los oídos de Jungkook.—Solo puedo hablar con ellos... — Hizo un movimiento de su cabeza hacia el bosque y entonces Jungkook se planteo brincar por el barranco de una vez— Pero no son muy comunicativos... Ya llevan mucho tiempo aquí y han olvidado como hablar.— Sus ojos negros que brillaban peligrosos no dejaban de mirar al pelirrojo mientras que otros seres igual o más aterradores salían de la profunda oscuridad del bosque. — Solo recuerdan una cosa...— todos tenían la misma mirada afilada, incluso esa niña en el vestido rosa con volados blancos y cabello lacio negro lo miraba igual. — Recuerdan el odio a los vivos.