Nevermind

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Caminó por el estrecho camino de pavimento, a su alrededor un hermoso pasto verde brillaba con intensidad ya que la primavera había llegado. Los árboles frondosos que había repartidos por el campo verde se mecían con sus hojas haciendo sombra para que alguien descansara tranquilamente, pero nadie lo hacia.

No, porque sin importar lo hermoso del cielo, el cálido sol, el viento fresco o el olor a naturaleza nadie ahí se veía feliz o tranquilo.

Desde que entró a ese lugar un sentimiento de desolación y tristeza inundo su pecho y no solo el de él, todos aquellos que había visto al pasar se veían igual o más abatidos que el.

Sacudió ligeramente su cabeza para concentrarse en su tarea. Siguió caminando por el camino entre el pasto y las piedras rectangulares.

Nunca le gustaron los cementerios. Su padre y ahora su madre estaban en uno.

Definitivamente no le gustaban. Reforzó el pensamiento cuando escuchó el llanto de una niña a su lado. La miró por un segundo, la pequeña de cabellera larga y rubia lloraba sobre la piedra. No debía tener mas de 12 años. Su corazón se estrujó.

¿Así se había visto el cuando su padre murió?

Alejó los recuerdos y siguió caminando buscando una lápida en específico, no había necesidad de decir a quien pertenecía.

Taehyung había dicho que estaba en el sector B15, la tercera lapida a la derecha.

Dió una vuelta y cuando divisó lo que buscaba paro en seco.

No supo porque, solo se detuvo y miro a la persona que estaba parada frente a la lápida de Jimin.

Un chico miraba la lápida con la vista perdida. Vestía pantalones negros y botas del mismo color, una camiseta blanca abajo de una camisa azul claro parecida a la mezclilla, traía en su espalda una mochila y su cabeza era cubierta por un gorro negro aunque aun se lograba ver su cabello castaño oscuro. Pero nada de eso llamó la atención de Jungkook.

Lo que Jungkook no dejaba de ver era el rostro del chico... Era hermoso. Rasgos finos y delicados, a la vez que tenía facciones maduras pero a la vez infantiles perfectamente en equilibrio, aquel equilibrio solo logrado por la juventud y la inocencia. Sin embargo su expresión era una mezcla de frialdad, indiferencia y dolor. No supo la razón de porque no se acercó más y se quedo ahí parado como una de las estatuas del cementerio sin apartar sus ojos del chico.

No parecía ser mayor.. . quizá 19 o 20 años pero no más. Se veía... frágil y desolado, como si se fuera a derrumbar en pedazos aunque pareciera fuerte como un roble.

Quiso acercarse, saber quien era cual fue su relación con Jimin pero apenas y dio un paso cuando una voz lo detuvo.

—¡Yoongi!— la voz de un hombre resonó en sus oídos como si hubiera hablado detrás de su nuca. Sintió su cuerpo temblar sin razón y su corazón saltó nervioso. Se volteó para ver al hombre y algo en su estómago se revolvió.

Miró al chico, y parecía que no sólo él tuvo miedo porque el joven miró casi con terror al hombre, una expresión que solo duro una milésima de segundo pero que Jungkook alcanzo a ver con claridad como si fuera cámara lenta. El chico comenzó a caminar hacia el tipo aquel con el rostro cabizbajo. Jungkook miró como
Yoongi no volvió la mirada a la tumba en ningún momento.

Le siguió con la mirada hasta que el chico llego al lado del tipo. Era un hombre alto y se veía fornido sin ser exagerado, pero era obvio que no era ningún debilucho. Su rostro le dió más miedo que su voz, no era feo u horrendo, era... ¿atractivo? Un atractivo maduro pero detrás de los lentes de marco negro Jungkook podía ver una mirada vacía y fría. Podía atreverse a decir que incluso parecía cruel.

The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora