Jimin

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La primera vez que le vio algo en su pecho había saltado, en aquel momento creyó que eso era solo miedo, uno arraigado a su alma como segunda piel. En ese momento en que sus ojos se cruzaron supo que ellos estaban conectados, algo que trascendía de alguna manera a cualquier barrera que la muerte había puesto en él. Cuando sus ojos se conectaron supo en ese instante que él no podía huir más de esos ojos.

Cada noche cuando volvía a aquel lago después de su primer encuentro algo era definitivamente diferente, por todo el tiempo que había permanecido en ese lugar, atado, él jamas se había sentido tan... libre. No una libertad completa, no, era solo una ilusión o quizá si pudiera describirlo, seria mas como si por mucho tiempo hubiera permanecido bajo el agua y por fin desde que se vieron, por fin había salido a la superficie.

Pero todo había sido solo una bocanada de aire, tan efímera e insuficiente, que de nuevo se sentía con necesidad de aire. De sus ojos.

Las dudas comenzaron a llenarle, era un laberinto que creía haber resuelto hacia mucho pero de nuevo se sentía perdido, le miraba a lo lejos, algo gritaba en el fondo del lago, en el fondo de su alma. Más sin embargo el agua entraba asfixiando, ahogando aquella voz, aquellos gritos, se volvían solo tormentos incomprensibles.

Y de la nada la oportunidad se dio.

Le vio. Esta vez de cerca, esta vez algo no solo grito en el fondo, explotó. Quizá fue eso lo que le hizo acercarse cuando nunca antes lo había echo con un vivo, sabia que estaba prohibido pero lo hizo, porque lo necesitaba. Necesitaba respuestas a esa nueva voz en su cabeza.

La primera vez que se encontraron fue en un remolino, algo que no podía comprender pero que a la vez parecía lógico. Tres voces en su interior, una lloraba, una susurraba y una gritaba. ¿Quien era él? ¿Cual de los tres era él? Nunca antes se lo había preguntado, nunca dudo, creyó que sabía que era lo que su existencia significaba, pero cuando escucho su voz, su nombre, en ese momento supo que había algo mal en él.

Las lineas de lo real y lo ilusorio, lo que sabía y lo que desconocía se comenzaron a volver cada vez mas claras, unas divisiones que en el pasado ignoraba.

"Jeon Jungkook"

Ese fue el nombre que le dio aquella noche y aunque sabía, de alguna manera su cuerpo le gritaba que eran iguales, que eran uno mismo, o tal vez dos mitades de un todo, aquella voz ahogada parecía gritar que no, que eran diferentes, que él era una mitad, sí, pero no de ese demonio encarnado que le condenó.

Una batalla en su interior se desato, quería matarlo, desaparecerlo de la faz de la tierra, quería hacerle pagar, descargar la ira que guardaba, sellar su destino y tomar venganza. Pero todos esos sentimientos se sentían tan incorrectos, casi como si no fueran suyos, como si fueran ajenos. Por ello lucho, ilógico pero ¿que era lógico para él? Ya estaba muerto y la muerte no tiene lógica.

Se aferro a lo único que Jeon Jungkook le dio desde el primer momento que lo vio. Se aferro a las trizas del ser humano que alguna vez fue.

Día tras día, mientras mas pasaban juntos, mientras mas le conocía, mientras mas hablaban, algo sucedía en su interior. Era como si cada pieza comenzara a encajar y el puzzle era él mismo. Estaba siendo reconstruido pero a la vez esa voz oscura en su cabeza gritaba en frenesí, luchaba por alejarse de Jungkook, de destruirlo pero luego entendería que esa voz solo temía a lo que el vivo causaba en su interior.

La oscuridad y el desasosiego al que hacia tiempo se resigno a existir ya no era mas lo que creyó. La esperanza sin que se percatase comenzó a colarse en su interior, no era el ser libre lo que comenzaba a desear, tampoco el que Jungkook se atara a él hasta la eternidad. No, lo que esa esperanza hizo nacer en su alma fue una idea.

The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora