Esa noche mi padre me despertó y me arrastro hasta una vieja cabaña, no muy lejos del lago, a un par de kilómetros dentro del bosque. Le preguntaba que si que era lo que hacía, que hacíamos ahí, pero él no respondía. Guardaba su enferma sorpresa en secreto y el sentimiento de que lo que vería sería malo solo empeoraba a cada segundo.
Aún puedo recordar esa noche con claridad, mis pesadillas solo se centran en esa noche, en el frio que hacía, la luz de la luna menguante que se colaba por entre el follaje de los arboles que se mecía con una ligera brisa de invierno, los sonidos del bosque crujiendo por todos lados, las ranas y los grillos comenzando a despertar, las hojas ulular, el susurro del viento y el zumbido de los mosquitos en mis oídos, todos aquellos sonidos creaban una sinfonía que me sumergía en la ansiedad. Los arboles se cernían sobre mi acorralándome sin escapatoria, recuerdo aun el camino exacto hasta ese lugar, esa vieja y roída cabaña en medio de la nada, y recuerdo que cuando llegamos mi padre me dijo que entrara... que él esperaría afuera hasta que decidiera salir.
Recuerdo el primer grito que escuche... fue justo cuando pise el primer escalón y sentí que mi alma dejaba mi cuerpo. Había sido un grito como jamás había escuchado antes, uno que nunca experimente a pesar del miedo que mi padre y su locura me causaba, jamás había sonado mi voz de esa manera, y ese grito, ajeno a mi, me dijo que lo que fuera que habían hecho para causarlo, era mil veces peor que lo que yo había sufrido antes.
Mire hacia atrás asustado, intentando encontrar respuestas en la mirada de mi padre, pero él solo sonreía satisfecho, sonreía con calma y victoria, y con su mano me insto a seguir mi camino al interior. El miedo que sentí hacia mi padre esa noche, aún hoy no puedo olvidar esa expresion, ese gesto con su mano, tan sencillo, tan... normal. Pero nada era normal cuando me di la vuelta nuevamente hacia la casa, nada era sencillo y el terror a mi padre fue lo único que me impulso hacia el interior.
Comencé entonces a entrar a la vieja casa, todas las tablas bajo mi crujían con un horrible sonido que no puedo olvidar, tan presente como el sonido de un relámpago, como las olas del mar, un sonido que no importa que haga permanece en mis oídos cuando hay silencio. El crujido era casi chirriante, hacía erizar mi piel, me hacía desear dar vuelta atrás pero un monstruo estaba en aquella dirección y temí, por ello a pesar de que cada largo y lento rechinido se colaba a lo profundo de mi tímpano haciéndome sentir que podría hasta sangrar, aun así... seguí.
Fue cerca de la puerta cuando el segundo grito me paralizó. Di un brinco asustado, fue tan inesperado, tan lastimero y doloroso, que quise llorar, no solo por mi y el estado de locura en el que me sentía, sino por aquella persona. Rogaba no fuera él... rogaba... no pensar que era él. Con cada grito que le siguió a mi camino en el interior solo me hacia luchar contra mi mismo, golpeando fuertemente las ideas de su rostro, su nombre o cualquier rasgo suyo que se asociaban a ese momento, a ese lugar y sobre todo... a esos gritos.
Los gritos continuaron y mientras me acercaba a la fuente se fueron mezclando con sollozos y llantos, a veces quedo, a veces en ruegos desgarradores... fue... fue lo peor que he escuchado en mi vida. A cada paso yo solo quería dar vuelta atrás, huir, no quería seguir caminando pero algo en mi me gritaba que siguiera, que ahí abajo estaba él, que por más que quisiera negarlo ahí estaba él. Y a pesar de que tenia miedo, seguí... no se cuantas mentiras me dije en ese momento, no se que fue lo que me dio fuerzas, no se porque no fui mas cobarde y corrí en dirección contraria, porque me mentía a mi mismo una y otra vez, con voces en el fondo de mi mente y mi razonamiento completamente muerto... creí que podía soportarlo, que podría ayudarlo, cada uno de esos pensamientos eran solo mentiras, porque admito que en el fondo... creí que sería mi última oportunidad de verlo. Aun así, sin importar que me aferraba a una falsa esperanza y una falsa fuerza, para cuando llegó el momento de la verdad mi mente estaba en blanco.
ESTÁS LEYENDO
The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN]
Fiksi PenggemarJimin murió en un accidente donde se ahogo en un lago. Solo tenía 20 años de edad. Muchos dijeron que estaba en la flor de su juventud, una vida joven desperdiciada. Pero, ¿fue realmente un accidente? Se dice que se ha visto a un chico de cabello...