Shock

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Caminaban en silencio y podía notar con claridad los músculos rígidos bajo su suéter de rayas blancas y aquel disimulado aire de molestia e irritación ondeando a su alrededor era demasiado evidente a la vista de cualquiera. No se atrevió a decir nada después de que aquella niña desapareció y escuchar la voz de Jimin soltando una maldición contenida y frustrada le hizo mantener la boca cerrada todo el camino de salida.

De alguna manera sabía que debía sentirse mal por causarle problemas a Jimin, y sobretodo debería sentirse asustado por el simple hecho de casi morir a manos de una horda de fantasmas enloquecidos pero por mas que supiera como debería sentirse, la mano de Jimin sobre la suya, su fría piel en contacto de la propia y el ver su espalda caminar frente a él era suficiente para que todo hubiera válido la pena.

Sí, era estúpido. Lo sabía, ¿Quién en su sano juicio iría a mitad de la noche a las profundidades del bosque, uno que sabía era peligroso y se arriesgaría a... A Dios sabrá que cosas con tal de ver a un fantasma? La respuesta no importaba, porque al final resultó; Jimin estaba ahí, y aunque no sabía por cuanto tiempo sería así, estaba dispuesto a aprovechar esa oportunidad que había forzado.

Solo esperaba no estar sonriendo como idiota mientras salían de entre los árboles a la pequeña orilla rocosa del lago.

Una vez fuera de los árboles viejos y fornidos del bosque, Jimin no disminuyó el paso. Sin embargo aunque no era un debilucho, admitía que su delgado cuerpo no estaba muy en forma, solo resistió cinco minutos más al ritmo que Jimin le arrastraba cuando tuvo que obligar al espectro a detenerse y dejarlo tomar aire y quizá esperar a que el ardor en sus piernas cesase. Debería escuchar a Jin y hacer algo mas que estar sentado frente a su equipo de producción.

—¡ERES UN IMBÉCIL!— gritó finalmente Jimin desatando toda su furia, pero no era furia. Jungkook lo supo porque no había locura en sus palabras o en sus ojos, eso de ahí que se reflejaba con intensidad en esos ojos marrones oscuro era frustración. Jimin desató su frustración contra él.— i¿Tienes idea de lo estúpido y peligroso que fue eso?!— su voz ya no era un grito, ahora era más una voz alzada en tono de regaño.— ¡¿En que estabas pensando?! j¿Siquiera pensabas?!— Jungkook medito esas preguntas. Si que estaba pensando y sabía en lo que pensaba pero, responderle probablemente no era la mejor idea y ya había tenido muchas malas ideas como para lo que restaba de su vida. Que a este paso no sería muy larga. — ¡No, claro que no!— Nunca había entendido las preguntas retóricas donde se respondían a sí mismos.

—Jimin...— Pero la mirada iracunda y reprobatoria del rubio lo calló.

—No Jungkook. Nada de Jimin y tu carita de perro atropellado. Eso no va a funcionar.— se preguntó si alguna vez había hecho una cara así. ¿Qué clase de expresión tenía ahora? —Te lo dije. Te advertí que era peligroso. ¿Por qué rayos viniste? ¿Por qué no me dejas en paz?—Preguntó intentando ocultar su dolor.

—Porque lo prometí. — Jungkook no podía aceptar aun que había sido por una razón egoísta.— Prometí que jamás te dejaría solo.—Que era él quien no podía estar solo sin Jimin.

El espectro se quedo callado, sorprendido por esas palabras y a la vez angustiado. Desvió su mirada del pelirrojo y sus ojos brillaron como si fuera a llorar, o como si fuera muy feliz, probablemente las dos eran correctas, si fuera posible Jimin se habría sonrojado, e incluso sin esa capacidad biológica natural de un ser vivo, Jungkook encontró esa expresión mortalmente adorable.

—De todas maneras...— dijo aclarándose la garganta nervioso por el silencio de Jimin.—¿Quién rayos era esa mocosa?— Preguntó recordando lo extraño de la anterior situación. Puesto que, aunque el hombre psicópata le había aterrado como pocas veces en su vida, la pequeña del vestido rosa le había dado la impresión de ser incluso peor, más cuerda quizá, más peligrosa, más cruel; un juego, esa fue la impresión que esa niña le dejo cuando Jimin hablo con ella.

The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora