Cuando abrió sus ojos la luz escasa de la casa y la esporadica luz blanca de la tormenta fue lo único que miró. A su alrededor solo paredes y frente a él una puerta cerrada.
Como si las puertas del infierno se hubieran abierto frente a sus ojos, lo que veía parecía más una alusión, un segundo antes podía sentirlo, el agua en sus pulmones, la falta de agua y el dolor en todo su cuerpo gritando por oxigeno y luego no habia nada. Solo aire fresco y humedo, lleno de el olor a lluvia, tierra y madera mojada.
La tormenta estaba por llegar.
Pero él aún no podía creer lo que había pasado y menos lo que estaba sucediendo. ¿En que momento salió del sótano? El claramente recordaba haberse quedado atrapado contra la puerta mientras el agua lo hundía y ahora, ahora estaba del otro lado. A su izquierda estaba la cocina, a su derecha un pasillo que daba a la sala.
—¿Q-que?— salió de sus labios morados. Aún estaban helados hasta casi sentirlos hipotérmicos, pero su cuerpo estaba seco.
Un golpe.
Aquello llamó su atención como el ruido de un predador en las cercanías, como venado asustado giro su rostro hacia su espalda, el ruido había sido duro, como si algo cayera en algún lado, como si alguien cayera en algún lugar.
Quería pensar en Namjoon, quería pero un segundo golpe y un grito le evitaron siquiera concentrarse en si mismo. Era un manicomio, luces estrambóticas, frio inclemente, risas, llantos, gritos de dolor, y lo mas aterrador; el silencio.
Había a intervalos, un frívolo silencio sepulcral en el cual sentía su alma ser juzgada en las puertas del infierno. ¿Qué era ese sentir, si el más miedo puro calado en sus huesos? Se levanto temblando, de pánico o frío, no sabía. Sentía que pronto su cuerpo se rendiría a la tortura psicológica, pero se obligó a seguir, a mover un pie después del otro para que enfrentara aquella pesadilla aterradora. Su mente, todo su ser se intentaba recordar el porque estaba ahi. Era por Jungkook, era por Yoongi y no pararía hasta encontrarlos, no pararía hasta salir de ahi todos juntos.
Los ruidos se hacían fuertes como si vinieran de las paredes, luego era como si vinieran de metros a la distancia. La casa no era grande, se podría decir que era mas grande de lo normal, más que su casa, pero la estructura de la construcción la hacia parecer un lugar reducido, la sala de estar y el recibidor por donde Jungkook habría entrado estaban separadas por una pared, todo ahí estaba separado, enclaustrado. Era imposible ver con claridad las habitaciones, los pasillos y los muebles, todo era como un laberinto y aunque no habían muchos lugares donde esconderse, a donde correr, aun así...
¿Por que no encontraba a nadie?—Jungkook...— llamó en un susurro sin vida, las palabras apenas salían de su boca como el último aliento despedido de un cadaver. Así se sentía, como un cadaver andante, no sabía como lo sabía pero estaba seguro, así era sentirse muerto, como si una gran oscuridad infinita succionara hacia la tundra su energía vital, drenándolo hasta dejar solo un cuerpo muerto, pútrido moverse por la tierra de los muertos, llorando por perdón, rogando por descanso.—Por favor... Jungkook.—rogo asfixiado del miedo, sentía que en cualquier momento rompería a llorar pero su cuerpo era incapaz de llorar. Su cuerpo putrefacto.
—¿Que haces aquí?—escuchó decir a una fría voz a su espalda, y giró de golpe al sentir la más herida mirada en su espalda.
—T-tu..— tartamudeo asustado al verlo.
—Te pregunté¿Qué haces aquí?— la frivolidad de la voz más los ojos afilados le perturbaron.
—Jung...—
—Jungkook no esta aquí por el momento.—le interrumpió aquel ser.—No deberías estar aquí Seokjin. No debiste entrar aquí.—
—¿J-Ji...min?—exhalo sin aliento, incrédulo, en pánico.
—Felicidades. Adivinaste. Ahora... ¿Serías tan amable de partir?—su voz era diferente, y ver a su primo con esa expresión vacía y piel grisácea le perturbaba como nada.—No quiero lastimarte, él no sera feliz si te lastimo pero, lo hare si es necesario.—amenazo apareciendo frente a Jin en un parpadear.—Juro que lo hare, Seokjin.—
—¿Te iras?—preguntó y el miedo se volvió terror en sus entrañas. ¿Como podía sonar tan inocente? ¿Tan puro?
—N-no. N-no puedo.—apenas pudo responder, asustado de lo que sus palabras podrían causar pero aun si todo su cuerpo gritaba por salir de ahí, toda su alma se aferraba a quedarse.
—No me hagas esto. Por favor, no me hagas hacer algo que no quiero.—le escucho rogar pero su voz no tenía una pizca de suplica, solo tristeza, una inmensa y trágica tristeza.
—E-entonces no lo h-hagas.— pidió con un tono pasivo en su voz, casi como un favor.
—Pudimos ser amigos.—dijo entonces Jimin y el rostro de Jungkook se mostro humano, con una expresión de pena en sus ojos.—Pudimos ser buenos amigos. Namjoon era tu amigo, Hoseok era el mío, pudimos ser amigos.— repetía una y otra vez y Seokjin sintió que su corazón escocia como una puñalada fresca.—Pudimos pero no fue. No fue porque ellos me quitaron la oportunidad. Nos la quitaron Seokjin. Nos la quitaron hyung.—
Y lo inimaginable pasó.
Lágrimas caían, lagrimas en su rostro, Seokjin estaba llorando, temblaba y lloraba, Jimin... él... él se veía tan destrozado, no miró a Jungkook , a pesar de su apariencia no miraba a Jungkook. Era Jimin, su llanto era el llanto de Jimin.
—J-Jimin.—
—Tienen que pagar, hyung. Tienen que pagar lo que nos hicieron, lo que nos quitaron. El futuro, la vida, las posibilidades. ¡TODO! Todo me lo quitaron, me lo arrebataron y no puede quedarse así, no puede. Hyung. ¡NO PUEDEN!— Truenos en el cielo se desataron como el rugido de una bestia, desatando consigo un torrencial furioso que cayó sobre la casa, sobre cada pared externa siendo azotada con inclemencia como látigos lacerantes que castigaban el pecado de habitar el mal encarnado.
¿Pero quien era ese mal?
No lo supo, solo supo que cuando el grito desgarrador de Jimin punzo sus oídos como el agrio llanto de un horno en el holocausto. Miles de voces parecieron salir del interior de Jungkook y gritar al uníoslo con tortura y aflicción. Con una angustia tan cruda que la sintió como garras en su piel aferrándose y rasgándole hasta exponer su carne al aire.
El dolor en sus tímpanos fue demasiado, se tapo los oídos intentando obstruir el ruido pero era imposible, apenas podía soportar el dolor que le causaba, nauseas le llenaron el esófago amenazando con hacerle vomitar y cayo de rodillas impotente.
Sentía el calor salir lento de sus oídos, un calor liquido se que escurría entre sus palmas y aunque intentaba no cerrar los ojos, tercamente seguir mirando a Jimin con miedo de que este desapareciera llevándose a su primo con él, inevitablemente sus ojos se rindieron al incesante pitido agudo en su cerebro.Entonces se detuvo.
Un silencio que era más un largo silbido ahora que un chirrido desgarrador fue lo único que podia escuchar ahora en el pasillo solitario.
Sudando y cansado, aún en el suelo derrotado, Jin miro sus manos. Estaban rojas y húmedas. Dejo su espalda recargarse en la pared detrás de él y cerro fuertemente los ojos.
Lo entendió en ese momento.
Mientras mas se acercara, mientras mas interfiriera, menos Jimin se controlaría.
Avanzar era una muerte segura y quedarse era perder a su familia y amigos.
—Mierda.—sollozó. Sintiendo sus piernas temblar del miedo, incapaces de seguir.
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The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN]
FanfictionJimin murió en un accidente donde se ahogo en un lago. Solo tenía 20 años de edad. Muchos dijeron que estaba en la flor de su juventud, una vida joven desperdiciada. Pero, ¿fue realmente un accidente? Se dice que se ha visto a un chico de cabello...