Teniendo la boca de la pistola apuntandole directamente su corazón pareció dar mil vuelcos en uno, detenerse por una fracción y entonces explotar ensordecedor a palpitar contra su pecho. Lo primero que miró fue el ojo negro del cañón que estaba tan fijo en su persona que parecía casi una estatua hecha sólo para él. Le apuntaba como la punta de una flecha sobre su pecho listo para atravesar su corazón con un inmisericordioso movimiento cruel y fugaz. Sus músculos se tensaron como cables de acero reforzado mientras apegaba con fuerza el cuerpo de Yoongi, respiraba más pesado, más rápido, más ansioso, y su cuerpo escocía en ansias de salir corriendo lejos del oscuro cañón pero entonces levantó un poco sus ojos y los fijó en los dos oscuros orbes de quien sostenía el arma frente a él, esos ojos que lo hacían llenarse de odio, que hacían que sus entrañas se revolvieran y que sintiera que por sus poros saldría bilis de amargura y rabia haciendo inevitablemente su cuerpo temblar de ira contenida, contenida solo por la necesidad de proteger a Yoongi y el miedo a morir.
Tanto era su odio que no había mar más profundo y vasto o un cielo más extenso y tormentoso que lo que se retorcía en su interior.
No quería pensar; no, no podía siquiera pensar en el hecho que podría ser ese su último momento, que seria él quien le arrebatara su aliento, porque era incapaz de sentir algo más que el deseo de la venganza pronto a ser saboreado en sus labios y degustado por su lengua. No quería ni pensaría que ese era el fin, porque incluso muerto volvería a arrastrarse hasta esta casa, hasta ese hombre y lo destriparía si fuera necesario.
—Duckyoung.— escupió entre dientes sintiendo la tensión del cuerpo de Yoongi.
—Finalmente estas aquí... Finalmente has hecho tu movimiento ¿no?— Un tono de conocimiento rondo en la voz del hombre quien no vacilaba con el arma hacia él.—Llego la hora ¿No es así? Jeon.—
Hubo un momento de silencio venenoso rondado desde el fondo de sus gargantas hasta envenenar cada pared, silencioso como el avance de una serpiente pero igual de mortal.
—Eso parece...— respondió con dificultad pues sentía miles de emociones hirviendo a llama alta en sus venas. La anticipación crecía en un rugido y sus dedos apretaron el mango del cuchillo en su mano.—He estado esperando esto durante mucho tiempo... demasiado tiempo.—
—Si. Demasiado.—dijo Duckyoung mirándolo viciosamente.— Pero antes... suéltalo.—gruñó mirando a su hijo escondido entre sus brazos mientras este tembló ante la voz de su padre.
—No.—
—Suéltalo. Ahora.—Ordenó con furia dando un paso más acercando el arma un poco más hacia él.—Él es mío. MI. HIJO.—
—No.—repitió inflexible.
—Maldita basura. Quita tus asquerosas manos de mi hijo para poder volarte los cesos de una puta vez.— La locura en su voz, la desesperación y la ira de ver como Jungkook apegaba más a Yoongi a su cuerpo le estaba haciendo perder el control. Oh, esa expresión en su rostro, pura impotencia, pura frustración, odio y debilidad.
—Patetico.—Susurró Jungkook comenzando a reír.— Eres tan patético Duckyoung. Mírate. Patético e inútil.— comenzó a decir en lo que había comenzado como una risa y que se transformó en una carcajada sin control que hacía vibrar su cuerpo y el del chico al que sostenía.— No eres nada sin Yoongi. Nada.— finalmente Jungkook lo veía con claridad. El porque de la obsesión del hombre, de su enferma necesidad. Solo era un patético miedo a ser abandonado otra vez.
—¡CÁLLATE!—Gritó irradiando furia.
—P-papá...— escuchó la voz de Yoongi hablar en un quejido.
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The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN]
FanfictionJimin murió en un accidente donde se ahogo en un lago. Solo tenía 20 años de edad. Muchos dijeron que estaba en la flor de su juventud, una vida joven desperdiciada. Pero, ¿fue realmente un accidente? Se dice que se ha visto a un chico de cabello...