Madness

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Pocas veces recordaba haberse encerrado en su habitación, sentado en la cama y con las rodillas en su pecho, escondiendo su rostro. Pocas veces había sentido tal desesperanza que solo quería acallar el sonido que venía de afuera. Y aquellas escasas veces lo único que deseaba era total y absoluto silencio. Sí, pocas veces se había sentido tan acorralado pero siempre hubo alguien que llego a rescatarlo, que lo seguía hasta su lugar seguro, tocando suavemente con los nudillos, mirándole con eterno e infinito amor y compasión.
Pocas veces llego a amar tanto a su madre como cuando se sentaba frente a él en su cama y acariciaba su cabello negro con suma delicadeza y cuidado, haciéndolo sentir amado y seguro.

A salvo.

Se hundió un poco más y sintió esa angustiante melancolía y nostalgia llenarlo. Como la extrañaba.
Más que a nada. Más que a nadie. Su madre, quien no solo le dio la vida sino hizo de esta un momento menos doloroso. Extrañaba sus besos, sus abrazos, sus palabras de aliento y el cariño infinito que nunca dudó en mostrarle cuando era niño.

Pero más que su madre, tristemente también pensó, extrañaba su inocencia. Su felicidad.

Y extrañaba, por sobre todas las cosas. Más que nada en la vida.

Su ignorancia.

Porque era una tortura, haber escuchado lo que nunca se atrevió a soñar pero que siempre deseo, tenerlo tan cercas y sentirse tan... amado, por la persona que más admiro por tanto tiempo y saber que esa persona era un monstruo. Un ser despreciable y repugnante que había acabado con la vida de quien más amaba.

¡Lo odiaba! ¡Odiaba la realidad!

El aire desapareció de nuevo a su alrededor y apretó con fuerza su cabeza, gritando en su mente "¡Silencio! ¡Aléjate! ¡SILENCIO!" hasta que el ruido de los gritos en su subconsciente eran lo suficientemente fuertes para ahogar cualquier pensamiento.

Gritos incomprensibles convertidos en ruido blanco en su cerebro y entonces de nuevo se sentía vacío.
Adormecido.

Su interior estaba desprovisto de cualquier emoción, sentimiento o sensación. Frío como el hielo, árido como el desierto, así se sentía en su pecho. Y en sus ojos la nada se reflejaba, ni siquiera el brillo de las luces externas parecían ser capaces de alumbrar un destello en sus orbes, porque la oscuridad se lo tragaba todo, hasta el fondo más abismal jamás antes explorado donde el ruido y la luz mueren sin siquiera tocar el fondo.

—¿Jungkook?—escuchó que le llamaban después de que unos ligeros toques sonaran en su puerta. Él deliberadamente había intentado ignorarlos.—Necesitamos hablar.—dijo Jin sin atreverse a entrar al cuarto, donde se sentía poco bienvenido.—Esto... esto está mal. Se nos está saliendo de las manos.—

—¿Qué cosa?—dijo monótonamente sin dirigirle la mirada.

—...¿Todo?—dijo inseguro. ¿Qué estaba pasando por la mente de Jungkook? —Todo.—repitió más determinado, mas asustado negando con la cabeza para no dejarse intimidar por la situación.—Tu. Yihun aquí. Esto... esto es muy mal. No puede continuar así.—dijo mirándole preocupado hasta la muerte.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?... Es mi hermano.—respondió aun adormecido.—Somos familia.—siguió diciendo perturbando aún más a su primo.—Tenemos la misma sangre.—susurro y cuando finalmente se atrevió a verlo...—Tu también.—

Seokjin retrocedió dos pasos como si hubiera recibido una bofetada.

Abrió la boca para intentar decir algo pero un nudo en su garganta le impidió usar su voz. Sus ojos se llenaron de golpe con lágrimas que no sabía aun tenia y sin atreverse a enfrentarse a aquel ser inhumano sentado en el cuarto de Jungkook, dio media vuelta y se fue antes de que la primera lágrima cayera por su mejilla.

Jungkook sintió como si su rostro saliera por debajo del agua por un segundo doloroso en el que sintió el aire llenar sus pulmones y la culpa llenaba enmohecida el aire que logro respirar. El sabor de la realidad y la amarga sensación de sus palabras le aterraron. Cerró los ojos con fuerza y se apretó aún más las rodillas al pecho, encajando con fuerza sus dedos en sus débiles piernas. El dolor remanecente en su cuerpo hizo llorar a sus músculos y se dejó llevar por la cálida y lacerante sensación que pulsaba en su cuerpo.

Tenía que hacer algo, le decía una voz en su cabeza. Debía hacer algo. Algo. Algo...

¿Pero qué? 

El solo pensar, el estar despierto era intolerable. El solo ver, sentir o querer era insoportable. El respirar... el vivir era imposible.

Una fuerza aun mayor que la gravedad parecio ejercer sobre él un poder agobiante, arrastrándolo por entre las cobijas de su cama. El colchón se hundió en un agujero sin fin y las mantas de tela se enredaron en sus brazos y piernas impidiéndole moverse para intentar salir. Como si cayera en medio de una piscina tapada sintió como se enredaban las cobijas en su cuerpo apretándolo con la fuerza de una boa constructora hasta privarle de cualquier libertad. Intento gritar pero al abrir su boca la tela se metió a la fuerza en ella, obstruyendo por completo su garganta. Sus ojos se sentían como si fueran a explotar, el miedo y la parálisis le hicieron recordar un par de manos frías que se enredaban alrededor de su cuello.

Cayó de golpe en el piso de su cuarto. Sudando y sin poder parar el temblor de su cuerpo luchaba contra una tos seca que raspaba su garganta en un intento por recuperar el aire que había perdido.

Tomó(aun temblando) sus zapatos y salió tan rápido como pudo de su casa, sin importarle los gritos preocupados de Jin a sus espaldas.

Corrió tan rápido como pudo. Corrió, inevitablemente en una sola dirección, pero para cuando quiso reaccionar, el agua ya llegaba hasta sus rodillas.

Giró desorientado, mirando a su alrededor en busca de algo que no estaba ahí. Lo sabía, podía sentirlo, siempre pudo sentirlo cerca, pero ahora solo había un vacío irremediable en todo el lugar. El agua comenzó a moverse un poco más impetuosamente pero no era suficiente, lo sabía. Era solo su imaginación. No era él. No eran sus manos, sus brazos, no eran sus labios.

Gritó desesperado. O creyó hacerlo. Era él quien gritaba en su reflejo pero de sus labios no salía ruido alguno.

Estaba perdiendo la cabeza.

Estaba perdiendo la cabeza

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The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora