Los recuerdos se desvanecen, los sueños se van mientras tu cuerpo flota y tu alma se hunde en la profundidad de las aguas.
Por un tiempo, insulso a la vida, llega a ti el pensamiento de que quizá, y solo quizá las decisiones que tomas en tu vida estén equivocadas, que quizá y solo quizá, el camino por el que estás transitando es el equivocado, pero te aferras a ignorar esa voz en tu conciencia, te aferras a ver solo lo que hay de frente y solo aquello que te hace sentir bien.
Desesperados.
Es así como ellos, y tu, y yo, y todo ser en el universo se siente. Desesperados y desamparados a la inclemencia del cruel destino. Ellos eran iguales, eran como cada persona que ha vivido, que vive y vivirá, aferrándose el uno al otro en una fantasía que les hacía sentir bien, que les ayudaba a ignorar, a olvidar aunque fuera por algunas horas, por unos momentos, el martirio que vivían en la realidad. Ellos eran aquello que todos buscamos, el paraíso, un edén, donde no hay culpas ni miedos, donde no hay sueños muertos ni ilusiones estériles, eran oportunidades, novedad, eran sin duda alguna; ilusos.
Su cuerpo se volvió pesado, las aguas sobre él le mecían, le acunaban como los brazos suaves de una madre cargando a su infante solo que más fríos, frívolos y carente de amor. La luz se extinguía en el fondo incapaz de llegar a sus parpados cerrados, incapaz de mostrarle el camino hacía la superficie, la salvación; se dejo llevar, arrastrar su laxo ser hacia un lado y luego al otro, sintiendo las caricias de la marea que le acariciaban el cuerpo, sobre su piel, bailando su cabello mientras el aire se escapaba lentamente en burbujas que flotaban hacia arriba, hacia la superficie donde se abrirían paso para volverse una con el aire mientras él solo observaba estas subir, frágiles, enigmáticas, como una invisible relevancia para él pero que no podía definir.
Y finalmente, salió.
El agua se rompió con su cuerpo dejándolo emerger de las profundidades donde había estado, con el fresco y nuevo aire llenando sus pulmones expandiéndolos, revitalizandolos; abrió sus ojos a la vida, al día, al sol y el calor, a Yoongi.
—¡Hey!¿Enserio no vas a entrar? ¡El agua esta estupenda!— gritó Jimin extasiado, la diversión, la alegría como hacia mucho no sentía le llenaba y en su rostro mojado, destilando agua, una sonrisa se abrió paso con facilidad. Sus dientes se mostraban, sus mejillas sonrojadas por el tiempo sin aire bajo las aguas y sus ojos, esos brillaban sin igual.—¡Vamos! ¡No seas aburrido!—gritó de nuevo al más joven que estaba sentado en el suelo arenoso de la orilla.
—No. Realmente no se nadar.—le respondió sonriendo. Estaba con un libro en sus manos, uno que Jimin le había prestado y que le había parecido atraparte desde la primera pagina.—Y tu... ¿Que no vas a comer?—preguntó a Jimin cuando le vió comenzar a salir del lago.
—Si. Creo que ya me dio hambre.—respondió con una simple sonrisa mientras tomaba una toalla para secar su cabello color naranja fantasía. El día era estupendo, con el sol en su punto más alto, una brisa fresca pero no fría y el olor salado de las aguas del lago rondando por el aire enriqueciendo sus sentidos.
Jimin amaba nadar.
Sus padres le habían llevado desde niño al lago en los días calurosos de verano, por lo menos hasta antes de la muerte de su hermano. Solían ir a ese lugar escondido el cual su papa conocía desde adolescente donde solía jugar con sus amigos y se la pasaban todo el día nadando, riendo, jugando con la pelota mientras su mamá descansaba sentada en una larga toalla en el suelo, tomando jugo y comiendo fruta picada que preparaba junto al almuerzo y las botanas. Los mejores recuerdos habían nacido ahí, lleno de risas, alegría e inocencia y que se había impregnado en cada espacio de ese lugar. Con el tiempo había dejado de ir pues era doloroso y triste volver solo, pero ahora no lo estaba; Yoongi sonrió bajando su libro cuando el se dejo caer en la manta que había en el suelo; él ya no estaba solo en ese lugar y las risas y los buenos momentos volvían en forma de tributo y no castigo.
—¿Hyung?—
—¿Si?—preguntó curioso ante el tono serio que repentinamente había tomado el menor.
—¿Que quisieras ser de grande?— La pregunta le tomo de sorpresa pero rápidamente sonrió.
—Quiero ser feliz.—respondió y el moreno volteo a verle sorprendido.
—¿Feliz?—
—Si.—Su mirada fue entonces atraída a las aguas resplandecientes del lago, calmadas que cantaban una ligera canción con la marea.—Quiero hacer algo que me haga feliz. Quiero vivir cosas acompañado de personas que me hagan feliz. Quiero ser capaz de volar por los cielos sin miedo ni culpa y poder extender mis alas tan alto que la tierra desaparezca y este rodeado solo de nubes. Creo que así se sentiría la verdadera felicidad. Un sentimiento que te llena y te expande.— Hubo un silencio tras sus palabras, uno lleno de sorpresa y admiración que venía de la mirada sincera del menor.— Y también quiero tocar a otros y ayudarlos a volar.—dijo esta vez mirando a los ojos a Yoongi.
Entonces, por un momento quizá la mirada del menor se opacó, como con la sombra de un recuerdo viejo arraigado en su ser y que evoco en él un sentimiento de desolación, la mirada perdida de un condenado que mira a través de los barrotes al lejano firmamento, el cielo azul con las aves cantando y danzando a sus anchas mientras se pudre en una esquina húmeda y mohosa desprovista de calor y luz.
—¿Y tu, Yoongi? ¿Que quieres ser de grande?—la voz de Jimin sonó suave, indulgente; consciente de la carga oscura que en silencio apresaba a su amigo, a su confidente.
—...Libre.—
El susurro en respuesta fue lo último que dijeron del tema antes de fingir que no existía obstáculo alguno, antes de pretender y creer que podían superarlo todo y que eran lo suficientemente fuertes.
Antes, mucho antes de que el veneno esclavizara la mente de Yoongi.
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The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN]
FanfictionJimin murió en un accidente donde se ahogo en un lago. Solo tenía 20 años de edad. Muchos dijeron que estaba en la flor de su juventud, una vida joven desperdiciada. Pero, ¿fue realmente un accidente? Se dice que se ha visto a un chico de cabello...