End

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Tal vez Dios era cruel, pensó JungKook. Tal vez los humanos eran demasiado frágiles.

Tal vez... solo tal vez, las cosas pasaban por una razón.

Frente a él por primera vez veía el verdadero ser detrás de la fachada. La cara tras la máscara. El monstro tras el engaño. Fue también la primera vez que conoció a su verdadero hermano.

Yihun le miraba como si el mundo estuviera llegando a su fin, Jungkook podía empatizar con eso porque era exactamente como se sentía él, la única diferencia es que tuvo tiempo para asimilarlo como un enfermo terminal a quien le dieron seis meses. Yihun por otro lado, moriría demasiado pronto, demasiado súbito.

Desde que había descubierto la verdad, quizá incluso desde que conoció a JiMin había pensado de una u otra forma ese momento; imaginando como sería, que haría, que diría, que respuesta le daría su hermano pero no creyó haber imaginado verlo así de desolado como lo hacía. A veces lo imaginaba convirtiéndose en una bestia iracunda, en otras lo veía reírse como si hubiera descubierto su plan malvado, pero cada vez que lo imagino, cada noche en la que el sueño se le escapó por pensar en ese preciso momento, él se convenció de que una vez la verdad estuviera frente a ellos al descubierto, la verdadera naturaleza monstruosa de Yihun sería evidente, una vez destapada aquella cloaca de mentiras, engaños y abusos finalmente podría ver y convencerse de que era un monstruo. Yihun era un monstruo.

Así debía ser.

Debía gritar y tirar golpes, debería insultarlo y reírse de su ingenuidad, burlarse de cómo no pudo darse cuenta antes de quien era.

Eso era lo que JungKook necesitaba ver para creer finalmente que su hermano no tenía redención.

JungKook lo odiaba, lo aborrecía con todo su ser y repudiaba lo que era y en lo que se había convertido. Y aun así...

El pánico, el miedo, la desesperanza y la angustia con la que Yihun lo miraba, como si buscara desesperadamente como arreglar aquello; el verlo así dolía.

El tener que decirse a sí mismo que aquello solo era un engaño fácil de creer, en el cual se podría volver a dormir y no tener que enfrentar la realidad no fue sencillo. Dolía como miles de agujas atravesando su corazón, como navajas abriéndose paso por entre su carne hasta el hueso y haciéndole sangrar la esperanza como el veneno de una serpiente, supurando pus y con un olor pútrido que se grabaría en su memoria como fuego vivo sobre la piel.

—¿C-cómo?— la voz de Yihun le hizo volver a la realidad, una donde la pena y el dolor iban de la mano. Su hermano le miraba fijamente, desesperado, inquieto.

—¿Acaso importa?— susurro afligido. Eso mismo se preguntaba él.

—Eso no es...— por un momento vio el intento de mentirle, de negarlo todo, sin embargo los brazos de Yihun cayeron a sus costados sin fuerza.— ... No.— Las emociones, desvaneciéndose como la niebla al viento dejaron a su paso un árido campo de frio hielo debajo de los parpados de Yihun.—¿Crees que soy un monstruo?— preguntó con voz trémula, a pesar de que JungKook se lo había repetido tantas veces ya. Sin embargo, JungKook supo que esta vez la pregunta tenía un peso que no había tenido antes, una sensación de inevitabilidad.

—¿Que otra razón podría haber? Sino es porque hay algo muy mal dentro de ti.—respondió lentamente.

—No, Jungkook. No lo entiendes.—dijo dando un paso hacia él. Jungkook sabía que debía dar un paso atrás pero dolía separarse ante ese tono de aflicción, el sabor a verdadera afección, amor que tan desesperadamente buscaba incluso en la muerte.

—¿Que tengo que entender?—se forzó a decir mientras veía como su hermano, su única familia se acercaba a él.— ¿Que hay para entender? Yihun, mataste a alguien.— sus ojos atrapados en los de su hermano no vacilaron al decir aquello, la simplemente certeza que comenzaba a tener peso en una mente que se negaba a aceptarlo. No había donde más esconderse, no había a donde correr y esconder su corazón de la verdad. Era tiempo de aceptarlo y parar de correr. No podía seguir fingiendo que solo había odio en su corazón y tampoco podía pretender que lo podía amar. A veces las personas debían aceptar la verdad inequívoca de que aquellos que más añoraban podían ser monstruos.

The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora