Paranoia

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Había sido un dia largo, un día intenso y lleno de movimiento, no había descansado en ningún momento pero había cierta satisfacción en el dolor de sus músculos al relajarse finalmente en aquella confortable silla de cuero. Dejo la pluma negra de edición especial que le había sido otorgada en el pasado con su nombre grabado y la dejó en aquel pequeño porta pluma de plata que venia a juego. Cerro sus ojos un segundo y dejo que el peso de su cuerpo tenso descansará como tanto le habia rogado.

Con una de sus manos quito sus lentes  cuadrados de armazón negro, y se tallo el tabique nasal buscando calmar su vista ya agotada.

En la pared múltiples cuadros decoraban la vista de la oficina que le pertenecía en la universidad; él con sus múltiples certificados, diplomas y reconocimientos era una verdadera eminencia en su área de estudio y esto era mostrado con dignidad y orgullo en cada cuadro perfectamente alineado con respecto a los demás. Esa pulcritud y orden solo era la mínima,  la mas ínfima expresión de su carácter obsesivo y controlador; pero para él no era mas que un orgullo, era perfección y estabilidad, era algo normal.

Un orden que no debía ser perturbado.

Para las personas que rodeaban y conocían a Min Duckyoung solo había una palabra para describirlo; duro. El hombre ya con poco mas de cincuenta años era sin dudarlo un hombre duro, de personalidad seria que igual se podrían llamar fría era alguien imponente para muchos y para otros tantos, intimidante; era alguien que no llevaba bien el perder aunque esto no era algo comun en su vida gracias al talento, intelecto y virtudes con los que habia sido bendecido desde nacimiento creando de él alguien inflexible e inclemente quien no aceptaría jamás el ser desafiado.

Como defecto si se podría decir, era el que tendía a no saber tomar las cosas con ligereza y relajarse cuando se era posible. No, para él su compromiso llegaba al punto que no existían cosas como bromas u ocio, cada segundo debía contar, cada minuto se podia mejorar, cada día se podia progresar y había educado a su unico hijo bajo esta doctrina.

Si, para muchos Min Duckyoung era alguien surrealista; demasiado perfecto, demasiado exitoso, demasiado brillante y sobretodo, un padre ejemplar.

Incluso a su avanzada edad que si bien no era más que su quinta década, Duckyoung distaba mucho (como siempre había sucedido) de sus iguales en edad. Aun a sus cincuenta y cinco años poseía un cuerpo intimidante y fuerte que ejercitaba y mantenía saludable comiendo sanamente, yendo a correr cada día en las mañanas, y tomando las vitaminas que su cuerpo ya no podía producir. Ante cualquiera que le viera y le conociera, Min Duckyoung no era más que la prueba digna del trabajo arduo y la constancia, un hombre mayor que nada envidiaba a la juventud.

Pero esta perfecta imagen idealizada que había creado, que incluso se podia decir era real se había visto eclipsada esos últimos meses. Insomnio, ansiedad y recuerdos eran parte de lo que aquejaba la perfecta vida que había construido con sus propias manos.

Unas manos manchadas de sangre del fruto de su lucha.

El sueño quiso colarse por entre sus párpados pero el recuerdo de los exámenes de sus estudiantes le hizo abrirlos y colocar sus lentes en su lugar para continuar leyendo cada respuesta minuciosamente, en busca de cualquier pequeño detalle erróneo. El tiempo de nuevo voló en su oficina con su mente sumida en su trabajo cuando la puerta fue ligeramente golpeada.

Dejo sus papeles en el escritorio y con su profunda voz inflexible anunció que pasara a quien había llegado a verle. No era raro el ser visitado en esas fechas de finales en las cuales siempre había alguien rogando por puntos extras o en todo caso un poco de piedad a su duro corazón. La puerta sin embargo no dejo pasar a uno de sus estudiantes, tampoco a alguno de sus compañeros pero si a un conocido.

The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora