Scream

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El exterior de la cabaña estaba desatendido, era como si los siglos hubieran pasado sobre ella pisoteando lo que alguna vez fue una hermosa construcción, ahora los restos deshechos de un hogar se habían vuelto solo la imagen casi típica de una escena de terror, la comparación ciertamente no estaba lejos pensó Jungkook mirando la madera podrida que hacía ver las paredes aún más oscuras de lo que eran, vio también como la hierva y la naturaleza comenzaba a adueñarse de la estructura; los tres escalones y el portico mostraban ya largas y finas hebras de hierva atravesando desde el suelo hasta nacer sobre la madrea podrida y débil como si ese fuera en realidad la tierra que les alimentaba, tal vez lo era, tal vez al igual que una tumba, esa madera era parte del bosque, de un cementerio que era reclamado por este.

A pesar de la oscuridad, de la cruel noche, Jungkook sentía su vista más clara que nunca, todo brillaba con una nitidez tan intensa que no podía estar seguro si realmente era de noche o no, ni el frio parecía importarle más, sus temblores no eran a causa de las temperaturas pero si por aquella revolución que sentía en su pecho aturdir sus sentidos. El universo se veía distorsionado, aquel lugar donde los destinos de tantos fueron atados y deformados estaba justo frente a sus ojos, y aunque no lo podía jurar, lo sentía, ese lugar era el que tanto dolor aguardaba, podía sentirlo en su piel y el como esta se erizaba casi ansiosa por entrar y a la vez aterrada por lo que le esperaba.

El silencio de repente ya no era el típico del bosque, era solo un vacío eterno; ya nada más importaba, nada que pudiera llamar su atención más que aquella puerta que crujió al abrirse en un rechinido estridente que pareció rasgar sus intestinos. Lentamente pero decidido comenzó a avanzar a la cabaña del infierno. Era como si nada de lo que había tenido que atravesar antes hubiera existido, su cuerpo ya no sentía cansancio, su mente estaba despierta, su corazón no solo dolía sino sangraba en silencio.

El deseo y morbo de entrar era casi obsesivo, enfermizo al punto de revolver sus tripas y causarle nauseas. Jimin tenia razón. ¿Por que no podía simplemente detenerse? ¿Por que se empeñaba tanto en lastimarse a si mismo y a otros solo por algo tan banal como la verdad, como la venganza? Se sentía enfermo de si mismo y cuando piso el primer escalón la imagen de su persona pareció distorsionarse más.

No eres diferente.

Todos somos monstruos.

Egoísta.

Mentirosos.

Sádico.

No somos diferentes, masoquistas.

—No.—susurró sintiéndose mareado y sosteniéndose del viejo barandal de madera que aún tenía algunos vestigios de la pintura blanca que alguna vez le cubrió. Una vez en tiempos mejores.—No eres tú.No eres tú.— se repitió cuando escucho una risilla desde el interior del bosque.—Cállate.—gruño mirando la oscuridad del bosque, los ojos le observaban aún.

Tomó aire en sus pulmones, un aire viciado y lleno de pestilencia a pesar de estar al aire libre, el olor le causaba más nauseas y aún no entraba al interior, recordaba ese olor, el mismo que respiró cuando entro al baño en su casa y encontró a su madre. El olor a muerte.

Aún así nada le detuvo, había tantas cosas que sentía que le gritaban diera vuelta atrás, es una trampa, pensaba su subconsciente pero aun así siguió, continuo subiendo los escalones sintiéndose en la piel de Yoongi, no había ruidos aterradores ni gritos desgarradores pero podía sentir el dolor y la tristeza mezclándose con el odio que se arraigaba en las paredes de la casa. Cuando su mano se puso sobre la madera y empujo para abrirse paso por completo era como entrar a una nueva dimensión.

El lugar estaba destrozado, completamente abandonado pero parecía que el mismo lugar tenía vida propia, demonios le habitaron, demonios nacieron ahí, demonios, ángeles y humanos.

The Lake || Kookmin [ADAPTACIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora