Cena en familia

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La noche antes de navidad, ciertamente le había causado un gran regocijo a Orion ver que Lyra había aparecido junto con Sirius en Grimmauld Place. Mas aún, cuando la joven pelinegra le dedicó una sonrisa alegre y corrió hacia sus brazos con emoción mientras le abrazaba con fuerza.

Antes de mirarle, vio el rostro alarmado y confundido de Sirius, sabía que estaba pasando por su cabeza. Aunque el mayor de sus hijos había sacado el temperamento de su esposa, Sirius detestaba cualquier clase de rechazo, al igual que él.

- Estas mas alta, Lyra - dijo mientras le miraba con una ceja enarcada - Merlín al menos te ha otorgado todas las características de nuestra familia.

- ¿Incluye el grandísimo deseo de comer galletas?- le tentó con una media sonrisa que terminó contagiandole el animo - He extrañado tus cartas.

- Yo las tuyas - Lyra sonrió sorprendida y Sirius le miró con perspicacia - pero se de muy buena fuente que el Ministerio vigila todo en Hogwarts. Espero seas lo suficientemente sensata como para no meterte en problemas y mucho menos juntarte con los Potter, al igual que tu padre.

- Oh, bueno. Lamento decepcionarte abuelo, pero he heredado la sensatez de papá, así que... ya ves.

Sirius sonrió orgulloso y miró fijamente a Orion que suspiró.

- No me decepcionas en lo absoluto, pero terminarás preocupandome mas de lo debido.

- ¿Que haces tu aquí? - preguntó Walburga recién apareciendo en la sala.

- Señora Black...yo...

- No, no. No hablo contigo Lyra - le calló para sorpresa de esta y de Orion - Hablo de ese traidor.

- ¡Por Circe! Es mi padre y viene a acompañarme. De cualquier manera no me dejaría venir sola - soltó Lyra intentando llenarse de paciencia.

- Pues tu eres bien recibida aquí, dale gracias Orion por ello. Pero tu padre, solo mancilla nuestro buen nombre al pisar esta casa - soltó con desdén.

- Como si quisiera estar aquí - habló Sirius cruzado de brazos - si quisiera estar en un lugar aterrador me iría a trabajar al infierno.

Orion sonrió divertido al ver que Lyra y Walburga voltearon sus ojos al mismo tiempo ante las palabras de Sirius.

- Bueno, como desees. ¿Que te ha traido por aquí niña?

- El abuelo Orion ha dicho que puedo venir a visitarlos. Seguramente me quede una noche, pero no creo que sea hoy. Aunque, he venido a traerles un regalo de navidad. Se que es mañana pero...

- Despacio niña. Hablas tan rapido que apenas he entendido - su mirada pasó de Lyra a Sirius - ¿Tu le dejarás quedarse una noche?

- Eso está en discusión - siseó hacia Lyra para luego volverse hacia Walburga - Lyra me ha expresado su deseo de pasar la noche en la casa del terror, supongo que quiere vivir la experiencia de estar en un nido de víboras.

- ¡Sirius! - saltó la muchacha - ¿Puedes ser mas cordial?

Ver a Sirius luchar consigo mismo para mantenerse en una pieza era algo digno de ver para Orion. Lyra ejercía tal influencia sobre él, que era capaz de hacerle recapacitar sus propias palabras.

- Disculpen mi veneno, pero supongo que haber vivido entre serpientes me lo ha dejado.

- Eso sonó a una disculpa muy mal hecha, papá - dijo Lyra cabeceando - pero es lo mejor que podremos obtener. ¡Bien! Regalos.

Lyra quien llevaba un pequeño bolso, metió su mano y Orion notó que tenía un hechizo de extensión pues hundió aún mas su brazo. Sacó primero un pequeño paquete envuelto delicadamente en un papel oscuro con un lazo rojo.

Los Merodeadores - Reescribiendo el FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora