Chapter 50

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Aquella guardia era de Remus esta vez y realmente se sintió incomodo ante la mirada de Andromeda Tonks cuando le vio parado frente a la cama de Nymphadora.

- Mamá, por mas que veas a Remus así, no lo harás desaparecer - intentó bromear la metamorfomago aunque sonó mas como un quejido.

- Oh Nymphadora, no hables cariño. Debes descansar - soltó Andromeda mientras le acariciaba la frente - Edward dile algo.

- Si, Dora, debes descansar. Haz caso a tu madre - le dijo bajo la mirada de reproche de su esposa.

- No entiendo, señor Lupin por qué debe estar aquí  - siseo molesta Andromeda. Remus respiró profundo y se dio cuenta que aquella expresión molesta era una que conocía bien. Una herencia de los Black que también le había tocado a Sirius y Lyra.

- Llameme Remus, señora Tonks. Son ordenes de Dumbledore - respondió con calma.

- Dumbledore esto, Dumbledore lo otro. No veo que esté arriesgando su propio cuello. En cambio el de mi única hija...

- Si me hubieras dado hermanos, no estarías lamentandote de casi perder a tu única hija - Remus no pudo evitar reir ante el comentario de Nymphadora quien pareció aliviada de que al menos alguien no tenía apariencia de estar en un funeral.

- No es gracioso Nymphadora Druella - regañó Andromeda - Te lo juro, estoy a nada de encerrarte con magia en la casa.

- Dromeda, averguenzas a Dora - señaló su esposo - ¿Que va a decir su amigo?

- ¡¿Amigo?! Señor Lupin, si se hace llamar amigo de mi hija le pido que interceda entonces para que deje ese absurdo grupo de suicidas. Lo mismo para usted. Mi primo ya es una causa perdida, prefiere arriesgar su cuello, pero usted no tiene por qué hacerlo, tampoco tu Nymphadora - terció - Sirius quiere dejar a la pobre Lyra sin su padre también, deberías decirle que ese es mi mensaje para él. ¿Que será de la niña si el muere?

- Andromeda, calmate querida - pidió Ted Tonks - Vamos, ya debemos regresar a casa.

Si las miradas asesinaran, Remus estaba seguro que Andromeda Tonks habría mandado a su esposo a otro plano. Sin embargo, ella solo quedó callada y dio un beso en la frente a su hija quien suspiró sin replicar nada. Ted sin embargo, fue mas efusivo y besó ambas mejillas dandole una de las sonrisas mas sinceras que Remus pudo ver en alguna vez en alguien.

La mujer se fue solo dandole una mirada reprobatoria a Remus, mientras que Ted tenía en su rostro una expresión apenada.

- Lo siento mucho Remus, Dromeda es un poco...

- Si, ya lo se Ted. El temperamento Black. Creo que estoy acostumbrado un poco. Sirius es casi igual y bueno Lyra por otro lado...

- La pequeñita Black - sonrió de manera bonachona - Dromeda me ha hablado de ella. Dice que se parece a Walburga. ¿Es cierto?

- ¡Edward Tonks! - se escuchó un grito cerca.

- El deber llama - dijo con el rostro rojo de verguenza - Nos vemos señor Lupin. Por favor, cuida a Dora por nosotros. Se hace la fuerte, pero... ya sabe.

Remus no dijo nada, aunque sonrió y asintió en un gesto que tranquilizó a Ted quien aceleró su paso.

- Debes disculpar a mi alocada familia Remus - dijo en voz suave Nymphadora.

- Deberías descansar Dora - Remus se acercó y se sentó en la silla donde antes estaba Andromeda.

- ¿Dora? ¿Que hay de Tonks? - sonrió para luego soltar un quejido.

- Dora es mas corto que Nymphadora y tus padres te han llamado así, sinceramente no se me había ocurrido - admitió tranquilamente.

Remus se quedó observando a la mujer convaleciente y de pronto el recuerdo de lo escrito en los diarios de Annabelle inundó su mente. No veía realmente como caería enamorado de ella. Era linda, muy guapa y de eso no había duda. Su torpeza de vez en cuando le hacía reir. Habían creado una especie de lazo amistoso en el cual se llevaban realmente bien. Pero aún la memoria de Dorcas estaba clavada en su corazón.

Los Merodeadores - Reescribiendo el FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora