Los Merodeadores - Reescribiendo el Futuro

Chapter 4

La mansión Caster, estaba protegida por un hechizo que le hacía parecer sucia y deteriorada por fuera, abandonada, hasta que pasaba uno de los primeros hechizos. La impresión de Sirius era magnifica, aquella casa era artística, con hermosos ornamentos quizás tan antiguos que le otorgaban ese toque clásico, de otra época. La entrada estaba protegida por unos cuantos hombres ataviados con túnicas color marrón y una enorme letra M bordada en dorado del lado izquierdo.

- Ya luego hablaré con ustedes- soltó severamente Gideon antes de que pasaran por el umbral de la puerta.

Una persona había salido corriendo hacia ellos, Lyra, había abierto los brazos y envuelto fuertemente en ellos a Alan que ahora la tenía abrazada hacia él.

- ¿Estás bien? ¿Cómo está tu herida? ¿No te duele nada?

- Estoy bien Ly – contestó ante la inquietud de ella.

Dos chicos caminaron hacia él y también lo abrazaron fuertemente, haciendo que él soltara un quejido bajo, pero aun así les sonreía.

- Gracias – dijo Lyra hacia Sirius, éste estaba sorprendido de que le hubiese hablado.

- Lyra – habló Gideon esta vez - ¿Cómo se te ocurrió?

- Les pedí a los aurores que fueran con Alan, yo... - ella le miró con un poco de molestia – me dijeron que no podían enviar a nadie, porque la alerta que habían dado no se extendía a una persona en particular. Tampoco podía decirles de esto – ella le mostró un dije color carmesí - ¿Qué podía hacer?

- Papá no...

- Ustedes dos no se van a meter en esto – apuntó Gideon con un siseo molesto hacia ambos muchachos – Lo que podías hacer Lyra era buscar una manera de contactarme.

- ¡Es mi mejor amigo! ¿Qué pensabas que iba a hacer? ¿Esperar que muriera? – soltó furiosa con el rostro rojo – Tu mucho mas que nadie debería entenderme. Además, no quiero ir a otro funeral.

Aquello había dejado callado a Gideon durante unos largos segundos. Sirius entendía por que lo decía, Annabelle ya no estaba.

- ¡Nos petrificaste! – soltó el muchacho mas alto, de cabello negro recogido en una coleta - ¿Qué carajos?

- Si los veían se podrían meter en problemas, además, no quiero cargar con mas en mi conciencia, suficiente con tener que soportar todo el drama de Thackery para que también ustedes terminen en el hospital Warrens.

- Tu y yo hablaremos luego Lyra – soltó Gideon con aspecto serio - ¿Dónde están los demás?

- Están en el gran salón, mi padre ha llegado – dijo el chico de cabello largo – Todos están ahí. Tus invitados están con Moira.

- ¿Quién ha llamado a Duncan? – le preguntó.

- Dijo que mi abuela había insistido en que viniera, supongo que lo vio en una de sus visiones o algo así – admitió como si nada.

- Sebastian – el otro muchacho levantó la cabeza al llamado de Gideon – pide a Tally que acomode la habitación de Alan.

El muchacho asintió mientas Gideon los dejaba a todos ahí, no sin antes lanzar una mirada de advertencia a Sirius, que decidió permanecer un rato mas allí.

- Disculpe, ¿nos conocemos? – preguntó el chico mas alto hacia Sirius.

- Ha venido con Gideon – salvó Alan – Me ayudó a ocultarme de la demente de Helena.