-¡Jefa! Buenos días- Me hablaron.
Pero no contesté.
-Jefa, buen día, estoy a sus ordenes- Dijo alguien a mis espaldas, pero no contesté.
Seguí caminando por ese pasillo sin fin para llegar a hablar con ese idiota.
Después de unos cuando pasos, escuché las cuerdas, y aparecí frente a él.
-Buenos días mi amor, ¿Qué te trae a mi? - Preguntó Nakime riendo.
-No soy tu amor, y sabes muy bien por qué estoy aquí- Dije molesta.
-Soy un ser muy ocupado, refrescame la memoria- Dijo riendo dándome la espalda.
Es cosa de un pestañeo, me puse frente a él en posición de ataque.
-No me des la espalda cuando te hablo, sabes muy bien lo que pasó, tuve que matar a tres de nuestros hombres por que trajeron a gente inocente, Robas manzanas no es un crimen atroz, ¿Pero sabes que me dijeron antes de matarlos? - Dije muy molesta.
-¿Qué? - Preguntó serio.
-Me dijeron que tú les dijiste que todo crimen cuenta- Dije.
-¿Y no es así? -
-No, no es así, ese no fue el trato Nakime, no podemos matar a gente inocente- Dije cruzandome de brazos.
Nakime solo comenzó a reír a carcajadas, ese demonio me sacaba de quicio todo el tiempo.
-Amor mío, llevas tres años a mi lado y aún sigues igual de insolente, ¿Cómo es que aguantas el calor de estar enojada? - Dijo riendo.
-No soy tu amor, y sabes bien que puedo soportar el propio calor de mi cuerpo, no importa cuanta sangre me des- Dije seria.
-Algo tendrás que hacer al respecto, mientras tanto, te recuerdo que manda aquí, y si yo digo que cada crimen cuenta, cada crimen cuenta, ¿Entendiste? - Preguntó el.
Si fría mano tomó mis mejillas apretando las un poco, a él le gustaba ver mi rostro muy de cerca.
Quité su mano de mi cara y lo vi muy molesta.
-Esta bien, que cada crimen cuente, pero si nuestros hombres desobedecen mis órdenes, no dudaré en actuar, no nos vendría mal tener menos bocas que alimentar aquí- Dije caminando a la salida.
-No puedes darte el lujo de matar a mis hombres a diestra y siniestra, tenemos que tener personal por si los cazadores vienen en busca de nosotros, y lo sabes- Dijo Nakime molesto.
-Te di mi palabra, a cambio de mi, lo cazadores ya no nos molestaran más, ¿Por qué no puedes entender? - Grité molesta.
-Por qué no confío en ti, podrás ser una despiadada, fría, asesina y excelente líder aquí, pero tu corazón aún es blando, se que en cuanto tengas oportunidad, vas a traicionarnos y volver con los humanos- Dijo Nakime.
-Mientras yo siga siendo un demonio, no tengo por qué volver arriba, nadie me espera ahí- Dije dándole la espalda.
Hubo un silencio y después Nakime abrió una puerta para que yo pudiera pasar.
Caminé por el pasillo hasta mi habitación, los demonios que pasaban me miraban con mucho terror, otros simplemte me evitaban, había empeñado todo mi tiempo aquí para que me tuvieran miedo y no se metieran conmigo, y había funcionando muy bien.
Nakime me tomó como su mujer, por eso todos me llamaban Jefa y no discutían cuando yo me enojaba. Su respeto fue algo que me gané muy rápido. Pero Nakime tenía razo nen algo, mi corazón aún era muy blando.
Cuando llegué a este lugar hace tres años, accedí de inmediato que Nakime me reconociera como suya, tenía que hacer unas cosas rápido.
Mi primera orden como su jefa, fue pedirles de inmediato que cerrarán todos los "Luna creciente" que había en existencia, y liberarán a las mujeres.
Los demonios a cargo de lo bares fueron asesinados por mi, como muestras de que no debían meterse conmigo o desobedecerme.
Los humanos que encarcelamos, nos lo comíamos poco a poco, una de mis leyes era que mataríamos a los glotónes, la gula era un delito que yo no permitiría.
Les prohíbi matar o secuestrar a inocentes, mujeres o algún cazador de demonios, especialmente cazadores, cualquiera de rompiera esa ley, tendría una muerte peor que exposición al sol. De eso no había duda.
Después de un tiempo, entendí que si quería que esta gente confiara en mi, yo también tendría que confiar en ellos, así que arme mi equipo especial con demonios de confianza que salieran al exterior para cazar criminales, verdaderos criminales.
Asesinos, voladores, pederastas, jefes de la mafia, políticos y miembros de la realizá feudal que fueran corruptos. Por que si iba a matar y a ensuciarme las manos, me aseguraría de que valiera la pena.
Entré a mi habitación, y me puse a entrenar, desde hace tres años no desenvaino mi katana. Así que entrené mi propio cuerpo para matar con mi velocidad y mis uñas. A veces mis dientes, mis subordinados sicen que ver una pelea mía, es como ver a un gato pelear, no suena mal.
Pero esa Katana es el símbolo de mi promesa con las organización de cazadores de demonios, no la usaría en estas circunstancias.
Mis nuevos ataques eran muy efectivos, la desventaja era que son tan rápidos, que mi cuerpo se calienta muy rápido, y gracias al idiota de Nakime, ya no soporto tanto el calor, maldito imbecil.
Mi cuerpo no creció, pero por alguna razón mi cabello si lo hizo, ahora lo tenía casi a la cintura, y mis uñas y dientes se hicieron más puntiagudos. Ahora si parezco una piraña, justo como dijo Inozuke.
Inozuke... No hay un solo día que no piense en ti. Claro que siempre supe que estabas buscándome, todo el tiempo lo supe.
Estuve meses buscando una entrada para que la serpiente de Iguro-san me reportara todo afuera. Fui yo la que le dijo a la patrona que hiciera esa reunión de emergencia para que regresaras a casa, si no hubiera sido así, todavía estarías buscándome sin tener éxito alguno.
La serpiente no me dice nada más, no la he visto en meses. Todos los días me haces falta, esta soledad y desprecio hacia mi misma me hacen arrepentirme de no haberte dicho adiós, o por lo menos romperte el corazón antes de irme, así no hubieras pasado todo un año buscándome.
Inosuke, yo.. De verdad juro que...
Nunca quise irme.
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No me dejes atras [Inosuke x Oc]
FanfictionEn su segundo la vida como la conocías simplemente... Desapareció. Tuviste que dejar atrás a tu familia, amigos, tu trabajo e incluso a ti misma. En este viaje Aiko Kocho encontrará una persona que quiera regresarle las ganas de superarse a si misma...