No me dejes atras [Inosuke x Oc]

Capitulo 62- Por Fin

-Kaburamaru, es hora, ve a donde te dije, por favor- Dije susurrando.

La serpiente se fue por donde vino.

Esto me preocupaba, el plan que desarrollamos hace tres años por fin llegaría a su fin, sólo espero que no haya fallas, estaba muy muy nerviosa.

Nakime siempre hacía cambios en la casa, así que no conozco el margen de error, pero sin duda, me encargaría de que fuera muy corto.

Lo ideal era esperar a que fuera verano, pero gracias al idiota de Nakime, no aguanto ni una pizca el calor del sol, por eso tuvo que ser en invierno. Pero no importa, tengo todo calculado.

Una vez al mes, Nakime nos reunía a todos los demonios en la sala común de la guarida, éramos unos 100 demonios los que conformabamos lo último que quedaba de esta sucia especie.

Amaba beber y presumir que gracias a mi "su mujer" y a todos los que salían a la superficie, todo esto era posible, Nakime presumía tener comprada la organización de cazadores de demonios y que nada y nadie podría con el.

-Umi, voy a pedirte un favor- Dije caminando a la sala común.

-¿Qué ocurre? - Preguntó ella.

-Quiero que te quedes cerca de mi en todo momento, no me gusta la forma en la que los demonios más grandes te miran, me sentiré más segura si te quedas a mí lado- Dije.

Obvio era mentira, no quería que saliera perjudicada.

Después de hablar y beber a montones, Nakime tenía la horrible costumbre de ofrecer un "banquete" siempre guardaba los peores criminales que atraoabamos en el mes y los ofrecía como si de un sacrificio se tratase, era un espectáculo horrible.

Y justo a la hora de ese banquete, todo pasaría, no quería que Umi saliera perjudicada, ella es prioridad para mí.

-Aiko-Sama, ¿Por qué trajo su katana? - Preguntó Umi.

-Pará asustar a quién se pase de listo- Dije sonriendo.

-Ya veo- Dijo Umi regresando la sonrisa.

Llegamos a la sala común y todos estaban hambrientos y con sed de alcohol, Nakime nos dejaba a todos sin comer por días para que tuviéramos más hambre ese día del mes, así que todos gritaban y suplicaban que trajeran la comida.

Que asco.

Una vez que todos estábamos adentro, Nakime tocó su instrumento y cerró las puertas, era hora de su espectáculo.

-Bienvenidos, hijos míos, ¿Tienes hambre? - Preguntó Nakime.

Todos comenzaron a gritar y golpear cosas como idiotas.

-Los hombres son unos bárbaros, no saben comportarse- Dijo Umi susurrando.

-Lo sé- Dije guiñando el ojo.