En tus brazos

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- Yo.... - Jennie no sabía qué decir por el momento. - A mí no me importa estar aquí, me siento bien contigo, Lisa -

- ¿En serio? - Le sonrió tímidamente mientras terminaba de comer. Jennie le asintió más tranquila, pero aún en sus ojos se podían ver un tono rojizo debido al llanto anterior. - ¿Te.... te gustó lo que te preparé? -

- Sí, Lisa. Eres muy linda, dijiste que tú padre te enseñó a cocinar así, ¿verdad? - Cada día la llenaba de curiosidades.

- Pues.... - Se movió incómoda. - Yo no sé conocer muy bien, no sabía.... papá me ha enseñado, a él le gusta cocinar demasiado - Jennie asintió poniéndole atención. - ¿Te gustó el vino? - Señaló su copa donde al parecer no había tomado mucho.

- Sí, veo que te gusta mucho, Lisa - Jennie cerró los ojos con cuidado por unos segundos, después, se quedó perdida viendo con atención cómo la chica que estaba enfrente de ella entreabría los labios para beber, tenía que aceptar que sus labios gruesos le hacían relamerse los suyos mismos.

- ¿Estás bien? - Preguntó Lisa cuando la vio no dejar de verla. - ¿Te sientes mal? -

- Yo.... lo siento, sí, estoy bien. Solo que.... - Contrólate. Se regañó. - ¿Qué labial usas? - Soltó observando sus labios.

- Yo.... este... - Lisa se sonrojó. Tal vez siquiera era tan buena como para actuar que era femenina. ¿Acaso se ve que no utilizo pinta labios? - ¿Por qué quieres saberlo? -

- Yo... solo.... - Se volvió a regañar ante no pensar las cosas antes de decirlas. - Olvídalo, Lisa - Soltó una risita nerviosa. - No sé qué me pasa, creo mejor debería irme a descansar a mi casa - Se levantó del comedor.

- No - Lisa se levantó cuando la vio hacerlo. Después se sonrojó ante la sonrisa traviesa de Jennie. - Es decir... - Carraspeó. - No es bueno que te vayas, no.... no quiero que estés sola y más si estás triste - Admitió. - Tu novio llega hasta en la noche, ¿no? - La vio asentir sonriente al saber que Lisa sí le prestaba atención en todo lo que decía. - Tae también - Encogió los hombros. - Y no es bueno que estés sola -

- Lisa, yo.... - Qué más le gustaría estar cerca de ella por muchas horas y compartir su tiempo. Pero no le gustaba estar confundida por lo que sentía. - No quiero aburrirte ni molestarte con mi presencia -

- No lo haces, quédate - Se lo pidió con cariño.

- Está bien - Se convenció.

- Podemos hacer lo que quieras - Sugirió con una sonrisa que tranquilizaba a Jennie.

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

Todo menos eso hubiera preferido.

- L-Lo siento - Lloriqueó pegada a su pecho.

A Lisa no le gustaba ver a la castaña llorar, la hacía poner triste sin saber por qué, no sabía cómo ayudarla y eso la hacía sentir pésimo.

- No importa, Jen. No importa - Le susurró, tan solo sus brazos eran los que ayudaban para abrazarla y sentir como sus lagrimas mojaban su chaqueta negra. - Tú..... tú puedes llorar lo que quieras -

- Pero es que me da pena - Confesó separándose de ella sonrosada, Lisa le sonrió y se atrevió a acariciar su mejilla con sus yemas de los dedos sintiendo la piel de la castaña suave y delicada, tanto así que sintió unas inmensas ganas de besar ese lugar que estaba acariciando. - ¿No...... no te aburro? -

- Claro que no - Estuvo tan cerca de atreverse a besar ese lugar pero después se arrepintió de haber pensando aquello y haber sentido el impulso. - No me aburres para nada, tú cuéntame lo que sea.... - Esperó.

Caímos en la tentación // Jenlisa ¡GP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora