El asalto

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Lisa se encontraba feliz, al menos había podido conservar el recuerdo que Jennie había dejado por un día más, Kai. Le hacía feliz y le sacaba sonrisas cuando jugaba con el perrito y éste corría por toda la casa emocionado, qué por cierto, la castaña lo había educado muy bien, y tanto así que en el tiempo que compartía con él había aprendido a llevar una convivencia sana con su gato, Luca.

Aunque fuera por un día más, ella era feliz. Tras ayer tener una sesión de plática larga con Rosé le había explicado que por la tarde se lo llevaría, no importaba. Tal vez había convivido demasiado con Kai, porque le recordaba a Jennie, y se aferraba a ello. Tenía que aceptar que la extrañaba demasiado, que era complicado no pensar en ella todo el día. Era como un recordatorio que su cerebro le pedía involuntariamente; "Pensar en Jennie"

Le gustaba, porque cuando la recordaba, a su mente venía la imagen de ella riéndose por cualquier cosa achinando sus ojos. Suspiraba como una chica adolescente enamorada de su amor platónico. Pero ese era el problema de Lisa, que no se daba cuenta que no solo le gustaba la castaña.

- A qué estás pensando en ella - Ya estaba acostumbrada a esas miradas perdidas que hacía.

- Lo siento, pero.... la verdad no lo siento - Lisa volteó a verla. - Jennie me gusta mucho, Jisoo -

- No me digas - Dijo con ironía incrustada en su voz. - ¿Entonces Rosé vino por el perro? -

- No le llames así, tiene nombre - Frunció el ceño. - Kai - Le recordó.

- Pues como sea - Sorbió un poco del vino tinto que se encontraba en su copa. - No me importa - Ante la cara de su amiga continuó. - ¿Cuando vendrá Rosé por él? - Su tono se pudo escuchar un poco molesto, Lisa no entendió.

- ¿Te molesta él? - Preguntó con enfado.

- No, Lisa, para nada - Decía la verdad. - Diablos - Maldijo de la nada.

- ¿Sabes qué? Creo.... creo que no te debí ofrecer vino, dame eso. Tal vez ya hasta estás borracha - Rodeó la isla, y le quitó de las manos la copa de entre sus manos.

- No seas boba - Jisoo se la arrebató. - Como me voy a emborrachar, solo no sé.... Últimamente has estado hablando mucho con Rosé, ¿no? - Eso era lo único que le interesaba saber.

- N-No - Lo que menos quería hacer era eso. - A veces me hace poner nerviosa - Confesó.

- Te hace poner nerviosa porque es bonita, ¿no? - Jisoo recargó sus codos en la isla atenta a las expresiones confundidas que su mejor amiga, casi hermana, hacía. - Y porque a ti te encantan las mujeres, claro. ¿Por qué conmigo no te pones nerviosa, Lisa? -

- Chu, ¿estás bien? No... no te entiendo - Se rascó el cuero cabelludo sin lograr entender. - Rosé y yo casi no hablamos, tú hablas más con..... - Se detuvo de repente, y sonrió pícaramente, entendiendo todo. - Estás celosa - Afirmó.

- ¡No! - Se coloró al instante y carraspeó incómoda. - Era solo una pregunta, Lisa. Yo nunca he celado a nadie, mucho menos celaría a mi amante - Soltó una risa sarcástica, y regresó a beber de golpe. Después de comer; Lisa y Jisoo siempre bebían vino mientras charlaban, era algo de costumbre.

- Bueno, aún así no te creo - Rió Lisa por su cara nerviosa.

El nerviosismo de Jisoo se pudo esfumar un poco cuando escucharon el timbre sonar de la casa. Y fue ella quien decidió ir para aliviar su sonrojes, Lisa sonrió y se fue a sentar en el sofá esperando, pero se arrepintió de no haber ido abrir ella, cuando la pelinegra regresó peleando.

- Pues vienes a visitarla, ¿qué espero? - Decía Jisoo.

- También a ti te visito, Jisoo - Le sonrió Rosé.

Caímos en la tentación // Jenlisa ¡GP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora