Dormir, en tu cama, contigo

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- ¿Hacer qué? - Jennie intentó que su voz saliera normal.

- Me da vergüenza si sientes mi... mi eso - Soltó con frustración.

- Pero, Lis - La castaña se escondió en el cuello de ésta para poder suspirar como en verdad quería cuando olfateó el aroma de ella, el mismo que desprendía su chaqueta. - Yo.... -

- Me da vergüenza - La interrumpió con los ojos fuertemente cerrados. - Yo... -

- Lisa - La cortó mirándola. - Piensas mucho las cosas - Tomó su rostro entre su manos y se acercó para dejar un corto beso, Lisa no dijo nada, más que su pecho se podía ver como subía y bajaba. - No me importa, ¿si? No me importa. Yo te quiero - De nuevo dejó un beso en sus labios y le sonrió al menos haciendo que se tranquilizara un poco. - De hecho - Le susurró muy bajo un tanto nerviosa. - Quiero sentirlo -

Lisa mordió su labio inferior con fuerza, creyendo que hasta con las propias palabras de Jennie su miembro cobrara aún más fuerza.

- Jennie - Se quejó echando su cabeza hacia atrás.

La castaña aquello solo lo tomó como una respuesta afirmativa. Y se acercó para dejar un beso en el pequeño lunar que tenía en su delicado cuello, abrió la boca queriendo saborear la piel de Lisa, sintió como a ésta misma se le erizó la piel cuando pasó sus manos por sus brazos.

- Jennie - La volvió a nombrar.

Y cuando obtuvo la atención de la castaña sobre sus labios se abalanzó para besarlos, todo en ella se descontroló cuando Jennie se movió hacia enfrente haciéndola soltar un jadeo dentro de su boca, la castaña no se quedó atrás cuando el miembro de Lisa rozó su centro. Más en cambio siguió besándola y enredado sus manos en el sedoso cabello de Lisa, quien sin soportarlo, sus fuertes manos se posaron en sus caderas y las acercó a su entrepierna, en sus oídos retumbaban los jadeos que lograba sacarle a la castaña cada vez que movía sus caderas y sus fuertes manos la tomaban con fuerza.

- Lis, yo.... - Se separó de sus labios para poder suspirar tranquila. - Deberíamos irnos, yo quiero... quiero estar contigo - No tenía por qué mentirle, pues la deseaba, y no pensaba reprimir sus palabras ni pensamientos hacia ella.

- Pero yo.... y mi... mi... - Lisa volteaba a su entrepierna y después para verla, se sonrojó cuando escuchó la suave risita de Jennie.

- Te quiero, te quiero así, no importa, entiéndelo, por favor - Restregó su rostro contra su mejilla con los ojos cerrados mientras dejaba besos en su pómulo. Lisa sonrió aunque Jennie eso no podía verlo. Pero la paz que las dos sentían armonizaba sus corazones haciéndolos sentir nerviosos, pero lindo.

No le había interesada pensar en otra cosa que no fuera la castaña, se mantenían en una especie de burbuja en la cual solo se besaban con cariño, y en momentos hambrientas, ya no tenían que negar nada y separarse queriendo borrar todo, ahora querían guardar cada instante en su mente y cuerpo mientras se tocaban y besaban. Lisa; quería memorizar cada parte de la castaña, aprenderse sus labios y saber tocarlos. Acariciar su hermoso cuerpo por encima del vestido marcando su cintura hasta sus curvas y pasar por sus suaves piernas, quería aprenderse la textura de su piel para así sus yemas guardar el toque. Su corazón ya sabía cómo ser, pues siempre lograba acelerarse únicamente cuando estaba con ella de una manera diferente, que hacía temblar todo el cuerpo de Lisa.

Siquiera les importaba tener ropa de por medio, o poco espacio para poder apreciarse.

Lisa estaba apunto de explotar, sino desnudaba a Jennie de una vez por todas y la hacía suya tanto como quería, su miembro dolería aún más de lo que ya dolía. Jennie no paraba de jadearle en el oído cada vez que Lisa intencionalmente alzaba las caderas para que rozara con su centro.

Caímos en la tentación // Jenlisa ¡GP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora