Vergüenza

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- ¿Qué es lo que necesitas, Lalisa? - Jennie caminó intentando no inmutarse por la presencia de Lisa.

- Yo venía a.... - De repente los nervios comenzaron a recorrerle todo el cuerpo, cuando vio a la castaña tan segura caminar, se veía tan enojada, y Lisa lo sabía. - Ayer fui a tu casa - Soltó. - Yo fui.... y... -

- No estaba - La interrumpió.

- Qué bueno - Sonrió Lisa festejando.

- ¿Qué bueno? - Jennie se cruzó de brazos. - ¿Por qué bueno? -

- Porque yo creí que no me querías abrir - Confesó apenada. - Te estuve esperando -

- ¿Me estuviste esperando? - Jennie no sabía qué contestar, más que sólo con preguntas. Sintió un estremecimiento en el cuerpo al imaginársela esperándola, sintió lindo, pero no sabía por qué hacía Lisa aquello cuando después de todo la había rechazado. - Pero ¿entonces? -

- Pero entonces venía a decirte lo siento - Se movió nerviosa. - Yo lo siento -

- ¿Lo sientes? - Preguntó susurrando.

- Lo siento - Afirmó Lisa.

- ¿Qué es lo que sientes? - Para Jennie era un tanto divertido verla tan nerviosa, sentía cosquillas por todo el cuerpo al saber que ésta había venido hasta su empresa para pedirle disculpas.

- Lo del o-otro día, lo que hice, que te dije que te fueras muy mal, es que yo... no sé - Realmente no sabía, qué pretexto podía poner a la castaña en vez de decirle la verdad.

- Esta bien, no importa - Fingió su mejor sonrisa. - ¿Quieres sentarte? - Señaló la silla frente a su escritorio.

- Yo solo venía a decirte eso - Confesó sus intenciones.

- Ah - La castaña llevó un mechón de su cabello tras su oreja un poco incómoda. - No quieres quedarte - Mordió sus labios.

- No, sí. Yo quiero quedarme... pero no sé si tú quieras - Dijo avergonzada. - Debes estar ocupada - Ante el negar de Jennie con su cabeza, caminó nerviosa y se sentó. Pero Jennie no decía nada, tan solo la miraba profundamente. - Pero... pero no me has dicho si me perdonas. ¿Me perdonas? - La miró nerviosa.

- Esta bien, Lisa - Se contuvo las ganas de sonreír. - Te perdono, está bien. Aunque yo debería pedir una disculpa en realidad, no debí besarte ni hacer aquello. Yo fui quien tuvo la culpa - Hizo una mueca, aquello había sido como un recordatorio; Lisa en verdad no quería nada que tuviera que ver con ella.

- No, es que yo.... - No sabía cómo las cosas se habían vuelto tan incomodas, ahora sentía que no podía expresarse como necesitaba con ella, porque Jennie no la entendería. - Bueno, perdón. Yo... me dio miedo -

- ¿Qué te dio miedo? - Jennie no entendía.

- Olvídalo - Lisa frunció el ceño. - Mejor debería de irme ya - Se levantó de golpe. - Así... así no puedo.... -

- Disculpe, señorita Jennie - Irene entró de golpe haciendo asustar a Lisa. - Pero su padre quiere verla, me dijo que necesita ser rápido -

- Esta bien, gracias - La castaña carraspeó. Otra vez su padre molestando y presionándola. Se levantó y exhaló cuando Irene se fue.

- ¿Estás bien? - Lisa se acercó a ella lentamente.

- Estoy bien, Lisa. Pero... pero mejor después nos vemos - Se volteó a verla, y vio un destello de tristeza en sus ojos. Quiso abrazarla, porque sabía que se estaba portando grosera con ella, porque era cortante, porque eso hacía a Lisa sentir incómoda. Pero Jennie eso es lo que quería, el gesto que viniera hasta su empresa para pedir disculpas la hizo sentir bien, pero el hecho que Lisa no dijera nada, más que una disculpa. Le hacía saber que realmente ésta no la quería en su vida.

Caímos en la tentación // Jenlisa ¡GP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora