- Bien, bajaré y.... y hablaré con ella, solo por MÍ hija, solo por ella lo hago - Recalcó. - Porque si por mí fuera..... ya hubiera mandado a la mierda a Lisa -
- No puedes, la amas - Le recordó su madre.
- Pero podría soportarlo - Encogió los hombros, queriendo decir con el gesto que ese punto no merecía discusión. - Pero, okey, okey. Iré con ella ahora - No sin antes echar un vistazo al espejo, quería mostrar su belleza ante Lisa, y que ésta la mirara, a pesar de no arreglarse como antes lo hacía, y ahora utilizar ropa cómoda, esperaba que Lisa en ella aún viera esa frescura de mujer y le gustase.
Se arregló un mechón de cabello que caía en su frente, se peinó su pelo en una coleta alta, y se acomodó su sudadera que parecía quedarle de más grande.
Suspiró, no sin antes voltear para ver a su hija pequeña dormir en su cuna que se encontraba a unos metros de su cama.
La castaña nunca creyó que un ser tan pequeño le robaría el corazón inmediatamente, no quería compararlo, así le había pasado con Lisa, al instante que la miró y cruzó palabra con ella a su corazón le dio una sensación extraña que con nadie había sentido. Pero su bebé, su hija, con ella era diferente, pues ya la amaba aún cuando estaba en su vientre y ésta le daba pequeñas pataditas, pero al nacer, no creyó que tanta luz llegaría a su vida, siempre que la tenía en sus brazos y acariciaba su poco castaño cabello su corazón latía, era una sensación cálida, que la hacía sonreír sin razón, y más cuando a ella la miraba, pues tampoco podía evitar sonreír cuando observaba el parentesco entre Lisa, dos personas hermosas en su vida, pero que con una ahora tenía que arreglar cuentas.
- Me sorprendes, ¿qué haces aquí? - Se mostró tranquila ante ella cuando la vio en su casa, y decidió sentarse en el mismo sofá donde ella se encontraba, un tanto alejada, pues tenerla cerca la debilitaba.
- Quiero verla - Era su misma intención de hace dos días, la cual Jennie había negado. Quien pareció pensar, quería hacer sufrir a Lisa, pero tampoco tanto, pues su bebé era quien no tenía la culpa de nada. - Yo.... yo quiero que me dejes verla - Repitió.
- No lo sé, Lisa - A veces la situación le parecía un tanto divertida, a veces molesta, y también con tristeza, pero al menos se sentía bien con qué Lisa se hubiera retractado. - ¿No crees que es un poco tarde para eso? - En realidad no, ni ella lo pensaba así, pues donde sí jamás la hubiera perdonado es con muchos años que dejara pasar y siguiera de necia, pero aún era a tiempo. Quiso sonreír cuando Lisa se movió nerviosa.
- ¿Qué quieres? - Su voz se quebró, pero continuó. - ¿Qué quieres que haga para que me perdones? -
- No me tienes que pedir perdón a mí, Lisa - Giró los ojos. - Le tienes que pedir perdón a tu hija -
- Pero.... - Se rascó el cuello, pareció pensarlo. - P-Pero ella no habla - Le hizo saber, y Jennie se contuvo las ganas de reír.
- A mí no me molesta tanto ¿sabes? Yo estoy consciente de lo que te hice y es por eso que ni siquiera merecía que me perdonaras, pero.... pero con ella, pues no, hiciste muy mal. Yo saco la cara por ella, y no, no te perdono - Soltó una pequeña risita cuando vio su rostro desfigurado, y lo disimuló con un carraspeo.
- No puedes hacerme eso, ni siquiera me dejas verla, y si sigues haciendo eso yo podría.... podría... ¿como se dice eso? - Murmuró pensando. - Decirle a mi abogado - Soltó, y Jennie rió.
- ¿Así que eso harías? Si yo soy su madre - Lisa asintió nerviosa, y Jennie la miró con profundidad.
- Mmm no, la verdad no - Confesó apenada por sus palabras. - Tú.... tú me diste una hija - Quiso sonreír cuando Jennie se movió nerviosa, sabía que le había trasmitido tanto amor con solo una mirada. Lisa parecía ser que veía lo más brillante. - Y yo agradezco mucho eso - Aceptó.
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Caímos en la tentación // Jenlisa ¡GP!
FanfictionAunque estés con él siempre serás mía, porque llevas mi nombre tatuado en tu piel y en el corazón, porque él no sabrá tocarte como yo lo hacía, porque él no te amara como yo, y si no eres mía.... entonces tampoco lo serás de nadie más. Jennie jamás...