Finales de septiembre
Respiro despacio y con calma. Enfrente de mi tengo a dos chicos. Uno es rubio y bastante alto, y el otro moreno de mediana estatura. No tienen más de 15 años y a pesar de eso son demasiado chulos y enterados para su edad. Ni siquiera se miran. Tengo mucha paciencia pero estoy a punto de perderla. Si pudiera les daba dos ostias a cada uno para que espabilaran.
- Chicos, la finalidad de esto es que os digáis las cualidades que os gusta del otro –les digo mientras ellos miran para otro lado.
- ¿Y si no me gusta nada de él? –dice el rubio mirándome con chulería
- Algo habrá –contesto con calma
- No, nada de nada –dice también el moreno
- ¿Sabéis? No conseguís nada con esta actitud, al contrario, cuanto menos participéis en la terapia, más días vendréis...
- Bueno guapa –me dice el rubio mirándome como sólo un niñato puede mirar a una chica mayor- a mi no me importa seguir viniendo a verte, sé que tú también lo deseas...
- Perdona, ¿estas intentando ligar conmigo? –le digo mientras me acerco más a él intimidándolo- te lo digo porque a tu entrenador le encantará saber que en vez de estar haciendo terapia estás acosando a tu psicóloga
- No...no...yo... -contesta mientras me mira nervioso
- Bien, vamos a hacer una cosa Zipi y Zape, me duele la cabeza ya de no escucharos y de vuestras excusas. Llevamos así 2 semanas. Así que para el lunes, vais a traer una lista de 10 cosas que os gusta de vuestro compañero, y 10 que odiáis
- ¿10? –dicen los dos a la vez
- Si...10, y si no lo hacéis, yo misma iré a decirle al míster lo colaboradores que sois, por no deciros otra cosa... hala andando que me quiero ir a mi casa
Los dos chicos salen por la puerta y yo me siento en la mesa fastidiada. Llevo 20 días de prácticas aquí, creyéndome que estaría de observadora, pero no, Antonio, mi supervisor y jefe del equipo de psicólogos del Real Madrid, (bueno, sólo está él, la verdad) me puso ya con casos. Al principio me agobié pensando que era demasiado pronto y que solo soy una novata, pero no me ha ido mal del todo. Tengo pocos casos. La mayoría son de chicos que están agobiados por los estudios, por sus padres y por la presión de jugar en el Real Madrid. Llevo casos de las categorías inferiores, mucho más fácil. Bueno, excepto estos dos petardos que no quieren dar su brazo a torcer. Los investigué y eran amigos desde que entraron con 9 años al Madrid, pero este año ha pasado algo entre ellos que se pelean un día sí y un día también. Pero bueno, al final averiguaré lo que es, aunque voy teniendo ideas.
Apago el ordenador y cojo mis cosas para irme. Es verdad que me duele la cabeza. Y creo que me estoy resfriando. María ha cogido la gripe en la guardería, y me da que me la ha pegado. He quedado esta noche con Marcos para ir a cenar, pero no me apetece. Son ya las 19.00 de la tarde y lo que quiere es irme a mi casa y acostarme.
Llego andando hasta el aparcamiento, y varios de los empleados me saludan. Me encanta este sitio. Me he adaptado perfectamente y el trato de todo el mundo conmigo es increíble. Abro el coche y me meto en el. Me toco la frente y la noto caliente, creo que tengo fiebre. Arranco y me voy. Cuando llegue a casa tengo que llamar a Marcos, no estoy para ir a ningún sitio, y me da mucha pena, porque llevamos muchos días sin vernos porque él ha tenido partido entre semana. Tengo muchas ganas de verlo, pero no me encuentro nada bien.
__________________________Más tarde
Estoy escuchando sonar mi móvil desde hace un rato, pero no recuerdo ni donde lo he puesto. En cuanto he llegado me he metido en la cama, vestida y todo. No me encuentro nada bien. Decido levantarme y buscarlo, tanto sonar debe ser importante. Salgo de la cama arrastrándome y veo mi bolso tirado en el suelo. Lo abro y lo cojo. Es Marcos. Ay, dios Marcos. No lo he llamado.
- Hola Marcos
- ¡Maya! ¿Qué pasa? Llevo llamándote 1 hora y no me contestas. Estoy aquí abajo en tu puerta, ¿dónde estás? –me pregunta Marcos preocupado
- Estoy aquí en mi casa...lo siento...es que no me encuentro bien
- ¿Qué te pasa?
- Creo que tengo la gripe. María la ha cogido en la guardería y creo que me la ha pegado. Lo siento, me vine antes de las prácticas y he llegado y me he acostado
- Tranquila, anda ábreme, que subo
- Nooo, Marcos, podría pegártela y el domingo tienes partido
- Maya preciosa, este fin de semana no viajo con el equipo. Esta mañana me dieron un golpe en el entrenamiento y por precaución me quedo aquí
- ¿Te duele mucho Marcos?
- No, estoy bien, de verdad, pero venga ábreme que quiero ver cómo estás
- Marcos –le digo protestando
- Maya, o abres o echo la puerta abajo
- Vale
Salgo de mi cuarto como puedo y voy hasta la puerta. Le abro por el portero y lo espero en el recibidor. Me miro en el espejo y tengo una cara de muerto que lo flipas. Realmente me siento fatal. Marcos toca a la puerta y le abro. Mala y todo lo veo muy guapo.
- Preciosa, perdona que te diga pero estás fatal –me dice mientras entra
- Lo sé. Creo que tengo fiebre y me estoy resfriando
- Anda, ven, ¿dónde tienes el termómetro?
- En ese cajón –le digo señalándole uno de los cajones de la cómoda. Marcos lo abre y busca el termómetro. Es digital. Me lo pone en la oreja y en 3 segundos dice la temperatura.
- Maya, tienes más de 38 de fiebre, cariño
- No me extraña, me encuentro fatal
- ¿Qué te estás tomando? –me pregunta mientras yo lo único que quiero es volver a la cama
- Nada...es que sólo tengo paracetamol y no soy capaz de ir a la farmacia
- ¿Y Rubén?
- Se ha ido a su pueblo. No viene hasta el martes
- ¿Y pensabas quedarte sola todos estos días? A ti se te va la olla
- No me grites, que estoy malita...-le digo poniendo mi peor voz de pena. Me acerco a él para abrazarlo, pero me lo pienso porque no quiero pegarle lo que tenga
- Ay, perdona preciosa. Mira, vamos a hacer una cosa, mientras tú te quitas esa ropa, voy a ir a la farmacia y voy a comprarte medicinas, luego iré a mi casa a por mis cosas
- ¿Te vas a quedar conmigo? –le digo con un hilillo de voz
- Pues claro, no voy a dejarte sola
- Gracias Marcos - ay dios, que bueno es. Como me alegro de que no me deje sola
- Anda, que voy a ir al sitio que te gusta de comida preparada y te voy a traer una sopa
- ¿De fideítos?
- De fideítos -Marcos se acerca y deposita un beso en mi ardiente frente. Sus labios se sienten bien y me alivian bastante- ahora vengo. Dame las llaves anda. Y cámbiate y acuéstate, que puede que yo tarde.
Voy hasta mi cuarto y saco las llaves de mi bolso. Se las doy y él se va. Hago lo que me dice. Me quito la ropa y me pongo el pijama. Dejo las cosas en la silla, y me meto en la cama. Marcos es maravilloso. Intento esperar a que vuelva pero el sueño y la fiebre me vencen y me quedo dormida.
Sueño con Marcos que es mi príncipe azul y que viene en un caballo a rescatarme de un dragón verde que quiere comerme.
Pero en vez de espada tiene un balón de fútbol, y cuando mata al dragón de un balonazo me desnuda y me toma allí mismo en el bosque. Joder, hasta mala y todo sigo deseándolo.
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No puedo ocultar que te quiero (Cross 2)
RomanceMarcos Llorente vuelve a Madrid después de 2 años en el Arsenal. Desde que tuvo un fuerte desengaño amoroso, no ha vuelto a creer en el amor. Hasta que la castaña de ojos verdes se cruza en su camino y sin darse cuenta empieza a caminar descalzo po...