56. Creo que tengo gripe

2.7K 131 6
                                    

Finales de septiembre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Finales de septiembre

Respiro despacio y con calma. Enfrente de mi tengo a dos chicos. Uno es rubio y bastante alto, y el otro moreno de mediana estatura. No tienen más de 15 años y a pesar de eso son demasiado chulos y enterados para su edad. Ni siquiera se miran. Tengo mucha paciencia pero estoy a punto de perderla. Si pudiera les daba dos ostias a cada uno para que espabilaran.

- Chicos, la finalidad de esto es que os digáis las cualidades que os gusta del otro –les digo mientras ellos miran para otro lado.

- ¿Y si no me gusta nada de él? –dice el rubio mirándome con chulería

- Algo habrá –contesto con calma

- No, nada de nada –dice también el moreno

- ¿Sabéis? No conseguís nada con esta actitud, al contrario, cuanto menos participéis en la terapia, más días vendréis...

- Bueno guapa –me dice el rubio mirándome como sólo un niñato puede mirar a una chica mayor- a mi no me importa seguir viniendo a verte, sé que tú también lo deseas...

- Perdona, ¿estas intentando ligar conmigo? –le digo mientras me acerco más a él intimidándolo- te lo digo porque a tu entrenador le encantará saber que en vez de estar haciendo terapia estás acosando a tu psicóloga

- No...no...yo... -contesta mientras me mira nervioso

- Bien, vamos a hacer una cosa Zipi y Zape, me duele la cabeza ya de no escucharos y de vuestras excusas. Llevamos así 2 semanas. Así que para el lunes, vais a traer una lista de 10 cosas que os gusta de vuestro compañero, y 10 que odiáis

- ¿10? –dicen los dos a la vez

- Si...10, y si no lo hacéis, yo misma iré a decirle al míster lo colaboradores que sois, por no deciros otra cosa... hala andando que me quiero ir a mi casa

Los dos chicos salen por la puerta y yo me siento en la mesa fastidiada. Llevo 20 días de prácticas aquí, creyéndome que estaría de observadora, pero no, Antonio, mi supervisor y jefe del equipo de psicólogos del Real Madrid, (bueno, sólo está él, la verdad) me puso ya con casos. Al principio me agobié pensando que era demasiado pronto y que solo soy una novata, pero no me ha ido mal del todo. Tengo pocos casos. La mayoría son de chicos que están agobiados por los estudios, por sus padres y por la presión de jugar en el Real Madrid. Llevo casos de las categorías inferiores, mucho más fácil. Bueno, excepto estos dos petardos que no quieren dar su brazo a torcer. Los investigué y eran amigos desde que entraron con 9 años al Madrid, pero este año ha pasado algo entre ellos que se pelean un día sí y un día también. Pero bueno, al final averiguaré lo que es, aunque voy teniendo ideas.

Apago el ordenador y cojo mis cosas para irme. Es verdad que me duele la cabeza. Y creo que me estoy resfriando. María ha cogido la gripe en la guardería, y me da que me la ha pegado. He quedado esta noche con Marcos para ir a cenar, pero no me apetece. Son ya las 19.00 de la tarde y lo que quiere es irme a mi casa y acostarme.

Llego andando hasta el aparcamiento, y varios de los empleados me saludan. Me encanta este sitio. Me he adaptado perfectamente y el trato de todo el mundo conmigo es increíble. Abro el coche y me meto en el. Me toco la frente y la noto caliente, creo que tengo fiebre. Arranco y me voy. Cuando llegue a casa tengo que llamar a Marcos, no estoy para ir a ningún sitio, y me da mucha pena, porque llevamos muchos días sin vernos porque él ha tenido partido entre semana. Tengo muchas ganas de verlo, pero no me encuentro nada bien.
__________________________

Más tarde

Estoy escuchando sonar mi móvil desde hace un rato, pero no recuerdo ni donde lo he puesto. En cuanto he llegado me he metido en la cama, vestida y todo. No me encuentro nada bien. Decido levantarme y buscarlo, tanto sonar debe ser importante. Salgo de la cama arrastrándome y veo mi bolso tirado en el suelo. Lo abro y lo cojo. Es Marcos. Ay, dios Marcos. No lo he llamado.

- Hola Marcos

- ¡Maya! ¿Qué pasa? Llevo llamándote 1 hora y no me contestas. Estoy aquí abajo en tu puerta, ¿dónde estás? –me pregunta Marcos preocupado

- Estoy aquí en mi casa...lo siento...es que no me encuentro bien

- ¿Qué te pasa?

- Creo que tengo la gripe. María la ha cogido en la guardería y creo que me la ha pegado. Lo siento, me vine antes de las prácticas y he llegado y me he acostado

- Tranquila, anda ábreme, que subo

- Nooo, Marcos, podría pegártela y el domingo tienes partido

- Maya preciosa, este fin de semana no viajo con el equipo. Esta mañana me dieron un golpe en el entrenamiento y por precaución me quedo aquí

- ¿Te duele mucho Marcos?

- No, estoy bien, de verdad, pero venga ábreme que quiero ver cómo estás

- Marcos –le digo protestando

- Maya, o abres o echo la puerta abajo

- Vale

Salgo de mi cuarto como puedo y voy hasta la puerta. Le abro por el portero y lo espero en el recibidor. Me miro en el espejo y tengo una cara de muerto que lo flipas. Realmente me siento fatal. Marcos toca a la puerta y le abro. Mala y todo lo veo muy guapo.

- Preciosa, perdona que te diga pero estás fatal –me dice mientras entra

- Lo sé. Creo que tengo fiebre y me estoy resfriando

- Anda, ven, ¿dónde tienes el termómetro?

- En ese cajón –le digo señalándole uno de los cajones de la cómoda. Marcos lo abre y busca el termómetro. Es digital. Me lo pone en la oreja y en 3 segundos dice la temperatura.

- Maya, tienes más de 38 de fiebre, cariño

- No me extraña, me encuentro fatal

- ¿Qué te estás tomando? –me pregunta mientras yo lo único que quiero es volver a la cama

- Nada...es que sólo tengo paracetamol y no soy capaz de ir a la farmacia

- ¿Y Rubén?

- Se ha ido a su pueblo. No viene hasta el martes

- ¿Y pensabas quedarte sola todos estos días? A ti se te va la olla

- No me grites, que estoy malita...-le digo poniendo mi peor voz de pena. Me acerco a él para abrazarlo, pero me lo pienso porque no quiero pegarle lo que tenga

- Ay, perdona preciosa. Mira, vamos a hacer una cosa, mientras tú te quitas esa ropa, voy a ir a la farmacia y voy a comprarte medicinas, luego iré a mi casa a por mis cosas

- ¿Te vas a quedar conmigo? –le digo con un hilillo de voz

- Pues claro, no voy a dejarte sola

- Gracias Marcos - ay dios, que bueno es. Como me alegro de que no me deje sola

- Anda, que voy a ir al sitio que te gusta de comida preparada y te voy a traer una sopa

- ¿De fideítos?

- De fideítos -Marcos se acerca y deposita un beso en mi ardiente frente. Sus labios se sienten bien y me alivian bastante- ahora vengo. Dame las llaves anda. Y cámbiate y acuéstate, que puede que yo tarde.

Voy hasta mi cuarto y saco las llaves de mi bolso. Se las doy y él se va. Hago lo que me dice. Me quito la ropa y me pongo el pijama. Dejo las cosas en la silla, y me meto en la cama. Marcos es maravilloso. Intento esperar a que vuelva pero el sueño y la fiebre me vencen y me quedo dormida.

Sueño con Marcos que es mi príncipe azul y que viene en un caballo a rescatarme de un dragón verde que quiere comerme.

Pero en vez de espada tiene un balón de fútbol, y cuando mata al dragón de un balonazo me desnuda y me toma allí mismo en el bosque. Joder, hasta mala y todo sigo deseándolo. 

No puedo ocultar que te quiero (Cross 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora