Maya está disfrutando como una niña. Se le nota. Nunca la había visto disfrutar tanto. Su móvil está plagado de miles de fotos. Todas, del parque de Harry Potter. En el Callejón Diagon, en el despacho de Dumbledore, en el Comedor... Y bueno no digo ya comprar, porque no me dan los brazos para tanta bolsa. Lleva regalos para todo el mundo. Pijamas, gominolas, varitas... de todo. Nos hemos dejado llevar por la emoción y hemos comprado un pijama de recién nacido de Gryffindor muy bonito para el bebe. También nos hemos pasado por el sombrero seleccionador y Maya ha salido de Gryffindor y yo de Slytherin, según ella porque soy la versión buenorra de Draco Malfoy. Ahora estamos comiendo en uno de los restaurantes que hay aquí, ella con sus peluches. Me encanta verla tan feliz.
- ¿No crees que has comprado demasiadas cosas? - le pregunto mientras como de mi ensalada
- ¿Tú crees? - contesta con la boca llena de patatas
- Si, te has gastado la dote de nuestro hijo - le digo riéndome
- ¡Que gracioso! Es que había tantas cosas y porque me he contenido
- ¡Pues menos mal!
Su móvil suena en ese momento. Maya lo coge de su bolso y sonríe.
- Es Mario - me dice- hola guapo, feliz navidad
Y se enfrascan en una conversación contándose su vida de estos últimos días. Cuando Maya tuvo el accidente, estaba en París grabando una película y vino corriendo para estar con nosotros. Oscar lo pasó también muy mal y no se me va a olvidar nunca como lloraba.
- ¡No me digas! - le dice Maya - pues espera que te paso a Marcos que yo no tengo ni puta idea de donde estamos
- ¿Qué pasa? – le pregunto a Maya mientras me pasa el teléfono
- Que Mario, Óscar y unos amigos están aquí en Londres –me contesta- habla tú con ellos que yo no sé donde están
- ¿Mario? –pregunto mientras cojo el teléfono de Maya
- Marcos, ¡que tal! –me saluda Mario al otro lado del teléfono
- Pues bien...que dice Maya, ¿Qué estáis en Londres?
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No puedo ocultar que te quiero (Cross 2)
RomanceMarcos Llorente vuelve a Madrid después de 2 años en el Arsenal. Desde que tuvo un fuerte desengaño amoroso, no ha vuelto a creer en el amor. Hasta que la castaña de ojos verdes se cruza en su camino y sin darse cuenta empieza a caminar descalzo po...