64. Una visita desde el infierno

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Maya ha pasado una mala noche

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Maya ha pasado una mala noche. No ha dormido muy bien. No ha parado de moverse y de quejarse dolorida. Yo no he pegado ojo en toda la noche, pendiente de ella por si necesitaba algo. Tengo que agradecerle al míster que me haya dado el día libre, lo necesitaba. Pienso corresponderle en los entrenamientos y jugando.

Maya ya ha empezado a comer algo. Esta mañana le trajeron el desayuno y por lo menos tomó leche y galletas. Ahora estamos en la habitación Claudia, Rubén y yo. El pobre cuando le llamé para decirle lo que le había pasado a su amiga casi le da un ataque. De hecho, se lo está contando a Maya, a su manera.

- De verdad Maya, esta no es manera –le dice mientras Claudia y ella no paran de reír- ¿tú te crees que se puede conocer a media plantilla del Madrid en la sala de espera de un hospital?

- Oye, lo siento por ti, entiéndeme a mi –le dice Maya haciéndose la ofendida

- Ya, ya...pero hay que ver, vaya situación. Imagínate yo llorando, en chándal, porque salí corriendo cuando Marcos me llamó, y ahí delante de mí Benzema, Isco, Casemiro...todo un festival solo para mis ojos –Maya no para de reír y tiene que sujetarse las costillas regañando a su amigo

- Si, si –le digo yo- pero anda, que llorabas más todavía cada vez que alguien se acercaba a preguntarte...sobre todo cierto portero rubio...

- ¿Qué portero? –pregunta Claudia- ¿Lunin?

- Uy, si, ¡que mono! –contesta Rubén- estaba yo ahí en la pared llorando por ti como una magdalena en cuaresma...cuando me veo un pedazo de rubio que me pregunta "¿tú estar bien?" y yo lo miro y digo "no, abrázame, please"

Empezamos los tres a reír con las ocurrencias de Rubén. Está bien escuchar reír a Maya, necesitaba a su amigo. Es muy bueno verla feliz. Que se olvide de todo esto.
De pronto, la puerta se abre y un hombre de mediana edad, moreno y algo obeso entra por la puerta. Miro a Maya y su cara ha cambiado. Se ha puesto blanca. Detrás de él entra una mujer entrada en años, demasiado maquillada para mi gusto.

- ¡Maya!¡Maya! ¡Hija mía! –dice el hombre acercándose a ella y abrazándola mientras veo a mi novia ponerse rígida- ¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto?

- ¡Maya! Ay que susto hija, ¿Por qué no nos has llamado? Enterarnos así por medio de tu tía...¡que disgusto! –dice la señora rubia, que según estoy entendiendo es la mujer de su padre

- Bueno, estaba inconsciente –contesta Maya bastante seria- no he tenido tiempo...

- Tranquila, que ya estoy yo aquí –dice su padre

- ¡Que bien! –contesta ella con ironía

- Hola, soy Alfredo, el padre de Maya –dice dándome la vuelta- ¿vosotros sois?

- Soy Marcos, su novio - le digo estrechando su mano

- Ah, no sabía que mi hija tenía novio

- Entre otras cosas –contesta Maya muy enfadada

No puedo ocultar que te quiero (Cross 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora