18. Prometí No Hacer Nada En El Sofá

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Le prometí a Claudia no hacer nada en su sofá, pero voy a faltar a mi promesa

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Le prometí a Claudia no hacer nada en su sofá, pero voy a faltar a mi promesa. Tengo a Marcos sentado a mi lado. Estoy temblando de los pies a la cabeza. Estamos viendo una película, creo que es de miedo. No tengo ni idea porque no le estoy prestando atención.
Tengo mi cabeza puesta en su pecho. Él me rodea con sus hombros y con su mano está acariciandome las caderas. Me tiene ardiendo de deseo. Sus caricias son muy lentas y su calor me está traspasando la ropa.

Lo miro y él sigue pendiente de la película. Me muerdo los labios al mismo tiempo que su mano se mueve más arriba llegando hasta el borde de mi camiseta. Roza mi piel desnuda mientras miles de escalofríos atraviesan mi piel. Traza círculos con sus dedos en mi barriga rozando el borde de mi pantalón.

- Marcos, por favor - le digo mientras lo miro

- ¿Qué quieres abejita?

- Que me beses, quiero que me beses

- Oh, preciosa, a mi no tienes que rogarme por un beso

Baja su cabeza hasta mi y posa sus labios en los míos. Marcos los mueve despacio, me saborea, su lengua chupando mi boca mientras su mano sigue acariciando mi estómago. Me muevo para estar más cerca de él. Marcos se separa y deja mis labios para besarme la mejilla y el cuello. Me hace cosquillas con su boca.
Con una de mis manos le he levantado su jersey y empiezo a acarciar su estómago. Noto como su piel se pone de gallina mientras vuelve a besarme otra vez. Esto es un tormento. Estoy muy excitada. Nuestras manos no pueden estar quietas.
Marcos me está tocando el sujetador, sube su mano y me acaricia el pecho. Yo jadeo en sus labios y lo beso más profundo. Sus dedos aprietan mi pezon y yo creo que me muero. Su toque es delicado y tierno.

Marcos deja de besarme y me mira, me mira con los ojos encendidos de deseo. Con mucho cuidado me tumba en el sofá y me sube la camiseta. Empieza a darme besos por el estómago. Su lengua acariciando mi piel mientras le agarro el pelo y le acaricio. Poco a poco va subiendo hasta mis pechos y aparta el encaje del sujetador y se mete un pezon en su boca. Yo jadeo de la sorpresa. Sus labios dejan húmedos besos en mi pecho. Primero en uno, luego en otro. Su lengua jugando con mis pezones. Los lame, los besa ansioso. Y yo ya estoy mojada por él.
Marcos deja mis pechos y vuelve a dejar un camino de besos por mi estómago hasta llegar a mi pantalón.

- Maya - me dice mirándome con la voz ronca - tengo que probarte o me voy a volver loco, ¿me dejas por favor?

Joder. Quiere besarme ahí abajo... Joder. Su cara es de deseo puro. Por mi. Trago saliva y asiento. Marcos baja poco a poco mi pantalón. Me mira embelesado. Acerca sus labios a mi poco a poco. Le da un besito a mi clitoris y yo gimo.
Solo ha sido un beso.
Marcos empieza a lamer mi clitoris poco a poco. Estoy tan mojada que su lengua resbala muchísimo. Abre mis pliegues y me acaricia de arriba a abajo. Y yo creo que me muero, pero ya. Sus lamidas son rápidas y precisas. Mi clitoris está muy hinchado y quiero correrme ya, lo necesito, no puedo más. Marcos me besa cada vez más rápido mientras yo jadeo. Su lengua está haciendo locuras en mi clitoris. Noto que me corro y escalofríos me recorren el cuerpo mientras pronuncio su nombre. Él no deja de besarme hasta que termino.
Marcos levanta su cabeza y me mira sonriente.

- ¿Estás bien? - me pregunta. Yo sólo puedo asentir. Estoy sin palabras, ha sido increíble, maravilloso, estoy que me muero

- Marcos, me ha gustado mucho que me besaras –le digo mientras me acerco a él y lo besó profundamente. Él pone sus manos en mi cintura y me atrae a él. Nuestros cuerpos están muy pegados. Puedo sentir su enorme erección en mi vientre.

Empujo a Marcos suavemente hasta dejarlo tumbado en el sofá. Él se muerde los labios y me deja hacer. Yo mando, creo que le ha quedado claro.

Se acuesta y yo me pongo encima de él. Sé que no vamos a tener sexo completo. Lo sé. Pero quiero disfrutarlo, quiero perderme en su cuerpo y en sus caricias. Le subo el jersey y me acerco a su estómago. Las fotos de internet mienten. Marcos está todavía más bueno sin ropa. Sus abdominales se marcan claramente. Me relamo los labios y bajo mi boca para besar su abdomen. Son pequeños besos que recorren toda su piel. Voy lamiendo con su lengua cada centímetro de su piel mientras lo escucho jadear. Llevo mi mano al cinturón de su pantalón y se lo desabrocho, al igual que sus botones. Me ayuda a bajarse el pantalón y puedo notar su erección a través de sus boxes. Le acaricio y Marcos suspira. Lo miro y puedo ver en sus ojos su mirada llena de deseo. Y es hacia mí. Estoy feliz de provocarle esto. De que este así por mí. Me hace sentir poderosa.

Le voy bajando poco a poco el bóxer y su pene asoma curioso. Me relamo los labios. Lo cojo con mi mano y empiezo a acariciarle muy suavemente. Veo a Marcos morderse los labios y contenerse. Si está como estaba yo hace un ratito tiene que estar pasándolo mal. Muevo mi mano arriba y abajo, primero despacio y luego cada vez más rápido. Marcos gime mi nombre, me encanta que lo haga.

- Maya, dios, ¿qué me estás haciendo abejita?

Me miro y me rio. No pienso parar hasta que se corra. Bajo y subo mi mano abarcando toda su longitud con caricias fuertes. Sé que le gusta por la cara que está poniendo. Una gota de líquido corona su punta, y sé que está a punto de correrse, sobre todo porque lo veo cada vez más tenso. Sigo moviendo mi mano, cada vez más empapada de él, y entonces lo noto, veo que va a correrse y bajo mi boca para besarlo. Marcos jadea y grita mi nombre mientras mi lengua lo recorre de arriba abajo y él se corre en mi boca. Cuando termina, me mira jadeante. Es la primera vez que hago esto. Jamás nadie había terminado en mi boca. Aunque mi experiencia sexual se reduce a tres chicos, siendo el tercero Marcos, y los otros dos, dos desastres.

Marcos me coge de la cara y me da un largo beso de esos que él da que te quita la respiración.

- Eres increíble Maya –me dice mientras me abraza poniendo su cabeza entre mis pechos

- Y tú eres maravilloso Marcos Llorente

Permanecemos así un rato hasta que nos levantamos. Cogidos de la mano vamos a ver a María, la cual, duerme como un angelito. Marcos me acompaña hasta la habitación de matrimonio donde duerme Lucas. Me apoya en la puerta y me da un beso. Nuestras lenguas rozándose desesperadas. Nos separamos y él me acaricia la mejilla. Me encanta mirarlo a los ojos, me pierdo en ellos de unas maneras.

- Buenas noches preciosa mía

- Buenas noches Marcos

- Que duermas bien, y si necesitas algo estoy aquí al lado

- Vale. Hasta mañana

Marcos vuelve a besarme y me acompaña hasta la cama. Miramos a Lucas que duerme. Él arropa al niño y se queda mirándolo con una gran sonrisa en la cara. Me mira y vuelve a besarme. Sale del cuarto mientras yo lo miro. Me dejo caer en la cama y me rozo los labios.

Dios, como se entere Claudia lo que he hecho en el sofá, me mata. Pero bueno, moriré feliz. 

No puedo ocultar que te quiero (Cross 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora