Capítulo 44 (Bella como un Ángel y cruel como un diablo)

470 61 19
                                    

VENUS

Entre sueño, escuchaba la voz lejana de alguien familiar hablar, pero nunca lograba enfocarme por completo en sus palabras. Poco a poco, minutos después, logré conectar con la vida real, despertándome de un largo sueño, que ya ni al caso. La voz distintiva de Aiden rellenó todo el espacio. Supe de inmediato que estaba cerca, pero lo que no sabía era por qué.

-Cuando tu mujer deje de acestar golpes porque sí y porque no, entonces, no me veré en la necesidad de levantarle la voz -dijo con tranquilidad, llevándose la taza de café a los labios.

Solo escuché murmullos que llegaban hacia mí de la otra persona en linea.

Aiden parecía aburrido ante lo que la otra persona le estaba comunicando.

-Así como tú la proteges, así protegeré a los míos.

-Antes pensaba que eras estúpido, pero no, es que sí lo eres -esta vez, sí pude escuchar lo que hablaba la otra persona, y me di cuenta que era Logan, si mal no definí.

Parpadeé, curiosa. Miré al hombre sentado frente a mí, como si tuviera todo el tiempo del mundo y se lo tomara con calma hasta los reproches. Esta no era una charla amistosa.

Logan siguió la conversación con el mismo tono de voz controlado, por lo tanto, no es que pudiera adivinar bien lo que expresaba.

-Bueno, no sé si lo es o no, lo averiguaré luego, mientras tanto, que tu chica se aleje, no quiero problemas. Ya sabes que no tolero esas actitudes -provó del café y luego fruncio el ceño, abruptamente molesto -No metas a Venus en esto que no tiene nada que ver -parecía querer soltar un improperio.

Al decir mi nombre, me miró y supo que estaba despierta.

-Atrévete. ¿Quieres jugar en un tablero de poder? -soltó, con diversión.

Aiden se le estaba burlando en sus narices.

Me levanté, teniendo la sensación extraña y persistente de estar fuera de lugar.

-Suerte con eso -ironizó y cerró la llamada.

Bostecé.

Él miró su reloj y me repasó rápidamente.

-Sigues durmiendo sin ropa -confirmó.

Me miré el braziel negro como si ya no lo supiera.

-Y tú sigues peleándote con Logan -ladeé el rostro.

Intentó relajar sus hombros y haciendo un leve movimiento de cuello para desestresarse.

-¿Acaso alguna vez nos entendimos?

Hice un gesto desenfadado con la mano.

-Ustedes se aman, pero no lo admiten -se tenían cierto amor-odio, eso estaba claro para mí. Se conocían desde hace muchos años, y pasaron cosas juntos, eso nadie se los quita.

-¿Qué haces en mi recámara, Aiden? -pregunté por fin, queriendo salir de dudas.

Sus ojos café me transmitieron cierta inquietud y a la vez, tranquilidad, una serie de emociones contradictorias.

-Tu mamá no quería que te dejara sola.

Casi me le rio.

-Ya. Entonces, ¿volvemos a los tiempos en que me tiras de la segunda planta y me fracturo el pie, así que tienes que cuidarme? -le recordé con la ceja alzada.

Rodó los ojos y decidió ignorarme bebiendo café.

Parecía en su zona de confort sentado en aquel sillón. Como un rey en su trono.

Entre caos y reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora