VENUS
Me imaginé que Nicolas estaba encerrado, sin nadie con quien hablar, con hambre, casi muriéndose, como lo había estado yo, pero cuando veo que Aiden se parquea frente a un hospital lo miro con ironía.
—¿Y un hotel cinco estrellas, no estaba disponible, ¿también? —formulé con mal genio.
Extendió su mano para acariciarme la mejilla con los nudillos suavemente, estudiándome a detalle el rostro.
—Lo querías vivo, ¿no es así? Su amigo recibió una bala, también tuvo que someterse a cirugía.
—¿También? —le pregunte—. ¿No que Nicolas no había sido herido por una bala?
Él ladeó la cabeza de un extremo a otro y apartó la mirada.
—Le hicimos una pequeña visita.
—Esteban, Thiato y tú, supongo —intuyo.
—Y Logan. Creo que Logan y yo teníamos cuentas más personales que cobrar —soltó con naturalidad.
Antes que se bajara, agarré su mano.
—Sé que esto no es lo que sueles hacer y te cuesta —dije casi en un susurro, con cierto miedo de que sintiera que yo siempre tenía la culpa de llevarlo a hacer cosas que no quería. Tendría razones para molestarse, y me las tendría que aguantar.
Me acerqué con lentitud y le besé la mejilla.
Aiden ancló su mirada a la mia con profundidad, y enterró su mano en la parte baja de mi cabello, provocándome cierto calor. A su lado las cosas no parecían tan malas, sentía que podía si él estaba ahí.
—Sé lo que estás pensando.
Abrí los ojos, sin darme cuenta que los había cerrado por inercia al sentirme cómoda con su tacto sobre mí.
Su rostro quedaba a centímetros del mio, y pudo deleitarme con cada una de sus facciones. Aiden siempre fue y será hermoso, de una manera cautivadoramente irresistible.
—Deja de echarte la culpa de todo, y de pensar que eres merecedora de todo lo malo que te pase.
El silencio que quedó era cargado, y me agarró el mentón, obligándome a verlo directamente, sin preámbulos, sin secretos. Ya estaba harta de todo lo que se interponía entre él y yo.
Tragué saliva.
—Has pensando en... —suavizó su mirada con cierta indecisión y se mordió la mejilla interna. Parecía no querer tentar su suerte—. ¿En volver a alejarnos de todo esto? No quiero presionarte, solo quiero saber si te has pensando esa posibilidad.
Le sonrío, apenas una mueca, porque no tengo la energía suficiente todavía para ser tan expresiva, es como si algo me chupara la sangre poco a poco y me drenara por completo, dejando solo un cuerpo sin alma, carente de emociones.
Sí, tenía ya todo lo que quería, pero costó. Y todo lo que había perdido en el transcurso se siente más pesada que lo que alguna vez podré perder en el futuro.
Sabía que era producto de la ansiedad, del estres, del sentimiento de vacío que me entraba cuando pensaba las cosas de más. Esta no era yo, pero no encontraba la manera de volver a salir a flote sin esos sentimientos que se llevaban todo de mí y me dejaba a la deriva.
Un día a la vez, Dennise. Un día a la vez...
—Sí, lo he pensando —le di la razón, asintiendo lentamente—. Y quiero hacerlo. Quiero alejarme de este país, por mucho que me cueste hacerlo. Quiero empezar de nuevo.
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Entre caos y reglas
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...