Llevaba horas metida en la casa de Vicky, viendo la mejor oportunidad para hablar sobre el tema que tenía pendiente y ella no sabía todavía.
Tenía una taza de chocolate en las manos, hirviendo.
Ella me contaba con ánimos cómo le estaba yendo en la universidad, pero luego se calló al pensar que quizás me estaba hiriendo o sacando en cara que ella sí continúo.
Traté de evadir los silencios y ponerle temas más llevaderos que la universidad. En ningún momento comentó algo de la boda de Lila con bruno, ni tampoco cualquier cosa mínima acerca de ellos dos.
Tragué saliva un tanto nerviosa al no saber bien cómo tratar el tema con delicadeza. Dejé la taza a un lado y la miré con fijeza.
Estábamos en el gran comedor blanco. El único sonido allí era proviniente de la televisión que estaba en el segundo piso, a todo volumen, con la música de Zayn. Realmente le había cogido un poco de antipatía al ex integrante de la banda, por todas las cosas que habían pasado, pero no le pedí que la quitara.
Dejé la taza encima de la mesa y suspiré.
—Y... —tanteé un poquito el borde de la taza —¿Cómo van las cosas entre tú y Lila?
Se encogió de hombros con naturalidad.
—Todo normal, ya sabes. Hay que compartirla —sonrió, burlándose.
Asentí, dándole la razón.
—Extraño salir las tres, incluso a las dichosas compras de ropa —rodó los ojos y esta vez me reí de verdad.
—Odiabas esas salidas.
—Las pequeñeces se extrañan cuando llega el punto, en que no las tienes —sonrió apenas y supe que muchas cosas pasaron por su cabeza.
Bien, ánimo Venus.
Me mordí el labio.
—Vicky...
Ella soltó una carcajada y me quedé mirándola con el ceño fruncido.
—¿De qué me perdí? —alcé las cejas, un tanto confundida.
Ella negó, todavía riéndose.
—Ya sé que hablaste con Bruno y tienes razón, él hace tiempo debió de decírselo a Lila.
Me quedé con la boca abierta, desconcertada.
—Era divertido verte intentando tratar el tema.
—Eres una desgraciada —me sentí ofendida —¡las manos me sudaban!
Ella asintió y volvió a reirse, pero fue desapareciendo poco a poco y suspiró, mirando su taza con chocolate.
—Entonces nos escuchaste pelear —asentí en respuesta lentamente —que vergüenza —se frotó la sien. Se veía bien apenada. Luego, resopló —ese día exploté —puso los codos encima de la mesa y juntó sus manos —no quería que Lila se enojara con ninguno y al mismo tiempo, me sentía dolida —se notaba que ese pasado le causaba cierto dolor de cabeza.
Me quedé callada por un momento, pero luego dije:
—Lamento todo lo que tuviste que soportar. Sé que sigue siendo difícil verlos —volví a morderme la boca, inquieta.
Ella ladeó el rostro indecisa.
—Ya estoy bien —sonrió apenas —solo estoy nerviosa por cómo lo tomará ella. Pues no todos los días se le dice a tu mejor amiga que el hombre con el que se va a casar fue el mismo que te rompió el corazón —se rio como si fuera un chiste.
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Entre caos y reglas
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...