VENUS
¿Saben esa sensación en la cual, no puedes mantener los ojos abiertos? Cuando existe una fuerza mucho más grande que no lo permite; es indescriptible, pero si tuviera que explicarlo, sería como ese querer a toda costa el lograr mantener la mirada en el sol, verlo realmente, pero al final, te obligabas a quitar la mirada, porque no era posible. Así se sentía el querer abrir los ojos, volver a la realidad, pero sintiendo una fuerza de empuje superior.
Podía escuchar el eco pocas veces de voces en la lejanía, y por más que intentaba volver allí, con esas personas; no podía, y ahí venía la agonía, la desesperación.
Hubo un momento, un solo momento, en el que me pregunté qué me había pasado, pero no tuve cabeza siquiera para darme una respuesta, solo obtuve silencio, y fue como volver a dormirme. Estaba anesteciada.
Abrí los ojos, sintiendo tanta pesadez como nunca pensé sentirlo. Duré unos minutos que se hicieron eternos, mirando el techo. Luego, miré alrededor, y pude sintonizarme con la realidad, aunque aún no con el espacio. Me miré la mano, y analicé las cosas a las que estaba conectada. Estaba en el hospital, sin duda.
Mantuve la respiración para mi misma, y empecé a preocuparme, pero no pude moverme, no todavía.
Luego, mi sentido auditivo logró encontrar su fuerza.
Escuché una risa delicada, una que nunca había escuchado.
Me moví tan solo un centímetro para darle rostro a las voces.
-Que no me lo cogí -expusó una voz más dominante, mas centrada. Visualicé a Dania recostada de la pared al frente de mí, con los brazos cruzados, con un semblante divertido, casi sonriendo.
-Sí, sí, y yo nací ayer -respondió Lila, mirándose las uñas, para luego alzar la ceja y mirar a la pelinegra suspicaz.
-No todo es coger, vete enterando -Vicky estaba sentada con una pierna encima de la otra, como toda una damita.
Sonreí a medias.
-Vicky, ya consíguete un novio, no jodas -expresó Lila rodando los ojos.
Quién diría que estas dos eran mejores amigas.
Y ahí estaba esa chica, Isa, la de la risa delicada. Se mantenía cerca de la puerta con las manos entrelazadas en la espalda y sonreía sutilmente.
-Por cierto, mi boda es en pocos días, mejor vayan viendo con quien van acompañadas. Las quiero en punto, pendejas.
-Yo no tengo invitación -Respondió Dania sin preámbulos y Lila la miró con desagrado.
-No te invitaré -volvió a mirarse las uñas, como si tuviera todas las respuestas del universo -a menos que admitas que te lo cogiste -maldita pervertida.
-Si lo que quieres es saber qué tan bien lo hace, déjame decirte que...
-Chicas -susurró Vicky y dirigí mi mirada hacia ella. Ella me observaba con tanta calidez...
Todas siguieron la dirección de su mirar y cayeron en mí.
-¡Oh, por Dios! ¡Ya despertó! -gritó Lila con ánimo y se acercó a mí con rapidez. Cogió mi cara entre sus manos y ahogué un quejido.
-Ya te he dicho que no le grites cuando se acaba de despertar -masculló Vicky, levantádose lentamente.
Todas se fueron acercando.
-Mira que fea estás -soltó Lila como si hablara del clima. Me sonrió, sin embargo -nos tenías a todos preocupados.
Abrí mis labios con la intención de hablar, pero no encontré mi voz. Carraspeé, obligándome a responder.
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Entre caos y reglas
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...