Capítulo 19 (Tú sola eres suficiente)

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AIDEN

Era la tercera vez en que le decía al hombre que no quería hacer negocios de ningún tipo con él. Si buscaba en el diccionario la palabra intenso, podría jurar que tenía una foto de él. Bostecé, sintiéndome absolutamente cansado.

Bruno entró como perro por su casa, sin tocar la puerta y me encontró con la cara hundida en las manos.

Llevaba un celular en las manos, al parecer, hablando con alguien. Tenía el ceño fruncido, y se veía igual de cansado que yo, aunque podría jurar que no era por el trabajo.

Colgó la llamada y se sentó frente a mí, creando ruido.

—Te juro que si es por mí solo me caso y no celebro nada —bufó y quise reirme, pero eso no era lo que él necesitaba ahora mismo.

Lo miré por un tiempo prologando en silencio.

—No todos los días te casas, créeme que vas a querer guardar recuerdos.

—Lila se enoja porque no soy bueno en esas cosas de decoración, pero dime tú, ¿tengo que ser bueno? Es lo más ilógico. Se supone que pago porque yo no me tenga que estresar en estas cosas.

Negué lentamente.

—Quizás no te has puesto a pensar que lo que Lila quiere es que le pongas más atención a ese tema. Quizás esté pensando que te estás casando porque sí y ya y no porque en verdad la amas. Esto es importante para ella, y no te estoy diciendo que estás en la obligación de que te tenga que gustar todo eso, porque sí, es ajetreado, pero supongo que es bonito ver que los dos forman parte de cómo se hara todo, juntos... no ella sola.

Mi mejor amigo seguía con el ceño fruncido y se quedó callado. Se pasó la mano por el rostro y suspiró.

—Haré mi esfuerzo —luego dirigió su mirada hacia mí, y supe al instante por la forma en que lo hacía, que iba a decirme algo que no estaba seguro de soltar —¿cómo fue? —lo dijo con tanta cautela, que me reí.

—Creo que ya podemos hablar de Venus sin pensar que voy a golpearte por ello o mandarte a callar —respiré hondo y lo miré —las veces que habíamos hablado de boda, teniamos ciertas diferencias. Nunca se lo propuse, ya lo sabes, pero en nuestras cabezas, ya estábamos comprometidos —me reí, recordando —supongo que porque para nosotros, jamás iba a ver otra persona —Hasta ahora. De repente, me di de lleno con algo que había evadido desde que lo vi —Bruno, ¿quién es ese tal Nicolas? No me gusta para nada.

Soltó una carcajada, dejándome en el limbo. Empezó a negar, como si no tuviera remedio.

—Hasta donde tengo entendido. Protegió a Dennise en la caida y se llevó la mayoría de las heridas, pero por más que deberiamos de darle las gracias, no me sale. Comparto tu sentimiento, pero no lo conozco, así que, no me voy a precipitar —se encogió de hombros.

Di leves movimientos en la silla giratoria.

—Una cosa es tener que tratar con Thiago, que a veces es que se decidía por responder, otra muy distinta, es tener que empezar a tratar con un niño que cree que tiene el mundo en sus manos.

—Bueno, no creo que tengas los mismos problemas que antes con Thiago, pues no le veo ganas para nada de estar con Venus, me atrevo a decir que la ha empezado a odiar después de todo lo que pasó y con respecto al otro —negó, alzando una ceja —no te voy a mentir, está fuerte que te pongas a joder con él.

—Hablas como si estuviera compitiendo —quise aclarar un punto.

Cogió un dulce del escritorio y empezó a desenvolverlo, tomándose su tiempo.

Entre caos y reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora