VENUS
Se escuchó cómo alguien se aclaró la garganta detrás de nosotros y ahí entonces, Nicolas decidió soltarme, y me aseguré de repasarlo una vez más para saber que estaba bien y podía seguir así, sin temor a que algo más le pasara, que el cansancio le cobrara factura.
-Esto sí que fue incómodo -espetó Esteban con asco y María se rio a su lado.
Isak la llamó de forma demandante, hasta sentarla en sus piernas. El muy idiota parecía marcar territorio en ella.
Me acerqué a la larga mesa que descansaba en el centro de la sala y les dediqué una sonrisa de par en par, maquillando mi preocupación ante su presencia.
Alexander me miraba con la ceja alzada, intrigado, y en silencio, como siempre. Carol se acercó un poco más a mí y me devolvió la sonrisa. ¿Ella siempre llevaba acaso ese sombrero? Su pelo seguía como siempre, rojo encendido, suelto, demasiado llamativo en realidad. Manuel estaba en una esquina, recostado de la pared, con un semblante amigable.
Todo parecía bien, digamos.
-Que bueno tenerlos aquí en el centro -dije, antes de que un silencio nos envolviera. Me mostré abierta y amable, muy diferente a como realmente me sentía por dentro.
-Han llegado conmigo. No quisieron despegarse de Nicolas -inquirió el pelirrojo con una pizca de irritación.
-¿Te dejamos a cargo de uno de mis chicos? Por favor -se rio de forma amarga Isak y dirigió su mirada hacia mí de forma afilada.
-Sé cuidarme solo, gracias -ironizó Nicolas detrás de mí.
-Sí, se nota -le devolvió la ironía.
-No volvamos con ese tema, por favor -habló María esta vez, rodando los ojos con fastidio.
¿De qué me había perdido?
-Entonces, uno de los míos casi muere por ti -sus palabras lograban salir suaves, pero ese tipo de suavidad que alarma.
Dirigí mi mirada hacia Esteban y Thiago rápidamente en una señal silenciosa.
-Isak -gruñó Nicolas. Su voz salió tan cerca de mí, que podría jurar, estaba casi pegado a mi cuerpo.
-Situaciones inesperadas que se presentan -me encogí de hombros y toqué con mis dedos la mesa de forma distraida.
Sus ojos tocaron cada fibra nerviosa de mí por la forma en que parecía divagar en mi cabeza.
Isak no parecía muy alegre de que Nicolas hubiera estado conmigo aquel día, y menos, por lo que le pasó.
-Espero que la próxima vez avises en dónde te metes -finalizó, dirigiéndose hacia Nicolas y llevándose una cerveza a los labios.
Le sonreí, a pesar de todo, con naturalidad, como si todo estuviera controlado. Había cierta competencia silenciosa que podría romperse en un abrir y cerrar de ojos. Yo odiaba las competencias, y él también, pero lo resolvíamos de una manera diferente; la de él no era muy buena que digamos.
-Thiago, dales algo que beber -le ordené -siéntanse como en casa -caminé con cautela por el amplio lugar, observándolos a cada uno; cada expresión, cada mínimo gesto, cada respiración -veo que ya han tenido el placer de conocer a Esteban y Thiago, aunque no estuve presente.
María enseguida, llevó sus ojitos hacia mi chico. Esteban también la miró con diversión.
Eso no me gustó ni un pelo. No podía pasar nada ahí.
-Yo quiero algo de sabor -dijo Carol, acercándose a Thiago hacia el refrigerio.
Ella lo miraba con curiosidad, como si fuera un rompecabezas.
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Entre caos y reglas
Storie d'amoreSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...