—Aiden, lamento decírtelo, pero te pegaron los cuernos —soltó Esteban, recargando el brazo del sofá, extendido.
Lo miré con aburrimiento.
—Es que, hombre, mira a tus hijos, ese cabello tan rubio, ¿qué onda?
Vemos a las chicas en el parque, jugando con los niños. Damien empujó a Zoe en el columpio, y se aseguraba de no hacerlo con tanta fuerza para que no cayera, con Venus y Lila al lado de ellos. Emely estaba en el tobogán, con Dania en un extremo, y Logan en el otro, la primera la miró con una sonrisa divertida y soñadora, y el segundo, con precaución. Estaba de más decir quien era el más rígido en esto de ser padres. Logan era sumamente celoso con ellas dos, tanto, que a veces, se iba a extremos.
Y Venus quejándose de mí...
Bruno llegó con bolsas en las manos, y viéndose el traje como si se hubiera ensuciado.
—Compré helados.
—Dile a Aiden que no es posible que los niños le salgan rubios, por favor — Esteban sigue jodiendo con el tema y bufé.
—Parece que te saltaste la clase de química —seguí observando a mi familia, sin quitarle la vista, por seguridad.
–Aiden tiene razón, la madre de Venus es rubia, y ella sacó el pelo oscuro fue a su padre. Igual, los abuelos de Aiden tenían el cabello...
—Vete a la mierda, Bruno del culo, no ayudas en nada.
—A este le hace falta su otra mitad para que deje de estar jodiendo —expuso Bruno, refiriéndose a Thiago, sacando los helados. Escogió el sabor que le gustaba a cada quien, se los sabía de memoria.
—¡Helados! —Gritó Emely, corriendo como si su vida dependiera de ello. Zoe y la pequeña de pelo negro comenzaron una carrera en medio de risas, hasta llegar hacia nosotros.
Los demás, empezaron a acercarse y le extendí el de las nenas, con una sonrisa plasmada en el rostro.
—¡Gané yo, gané yo! —La hija de Logan bailó de un lado a otro, dejando en claro que nunca perdía.
—Ganar no es lo único en la vida —expuso Zoe, con la cara en alto y Emely la miró con el ceño fruncido.
—Suenas a tio Aiden, agh.
Casi me trabo con mi propia saliva. La miré con recelo.
—Pues es mi papi, ¡adah! —luego, se fundieron en una discusión, claro, sin dejar los helados atrás.
Venus se rio, burlándose de mí, cogió uno de la bolsa, y empezó a darme en la boca, sentándose en mi regazo.
Dania comió a un lado como si nunca lo hubiera hecho en su vida, y Logan de vez en cuando, le limpiaba la boca con una servilleta.
Los demás paseaban alrededor, y podía sentir la diferencia entre ellos y nosotros, como si fuera algo bastante obvio. Podíamos estar en Italia todo el tiempo que quisiéramos, pero habían escombros que nos anclaban a otro país, donde todo empezó, y a veces, la nostalgia nos arropaba.
Venus soltó una carcajada al escuchar al pelirrojo, bromeando con no se que, y la secundó Dania, su risa podía escucharse por toda la cuadra.
Damien estaba con el codo encima de la pierna de Dennise, recostado de su cuerpo, mientras se comía su helado, con seriedad. No es que fuera antisocial, sino que era selectivo, muchos amigos no tenía, según él, porque no se siente solo, y no los necesita, solo necesita a su familia... y su familia somos todos los que estamos aquí.
Era tan pequeño, y había tanta inteligencia en esa cabeza.
Zoe se manchó el vestido, y los ojos se le volvieron de cristal, mientras su labio empezó a temblar.
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Entre caos y reglas
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...