Venus:
La habitación estaba apenas alumbrada por una lámpara de noche, la cual disfrutaba por fin, luego de tantos días sin sentirme cómoda en un espacio. "Días difíciles" me repetía cuando me veía ahí, en medio del caos, pero siempre con Aiden a mi lado, y mis hijos vivos, que era más de lo que podía pedir, además de nuestras madres una al lado de la otra.
Estaba inmersa entre la emoción de volver a ver a mis dos hijos, y la melancolía de saber que ahora eran dos seres independientes de mí, seres que tienen una vida aparte, fuera de lo que yo significara.
—¿Te has puesto a pensar en qué hubiera pasado si Nicolas no te hubiera traicionado?
Me quedé paralizada.
Miré a Aiden por el reflejo del largo espejo de la habitación, con el rostro aturdido.
Después de tantos años, por primera vez sacar a relucir a ese hombre...
Mi corazón estalló en un millón de recuerdos.
Respiré apenas, superficialmente.
Me giré con lentitud y en mi cara estaba la viva imagen de la inquietud, la curiosidad mezclada con otras mil sensaciones desbordantes, que me apuntaban justo en una de las heridas.
Miré sus ojos, esos que había mirado todas las noches al dormir y cada mañana al despertar. La forma en que me miraba era doliente, se veía desorientado, sin rumbo.
Di un paso dudoso y luego otro, hasta llegar hacia él.
Su mirada me pesó lo suficiente como para grabármelo y nunca olvidar cómo me dolía verlo así.
Acaricié su barbilla con dulzura y determinación.
—Hace mucho tiempo me dijiste que te demostrara, que entre todas las opciones, te elegía a ti.
Las palabras salieron como si permitiera ver escombros del pasado. El recuerdo alumbraba mi cabeza como una bombilla, luego un fuego en ascenso, hasta convertirse en un estallido, y nosotros sin refugio.
Me ahogaba en un mar de pensamientos.
Ladeé el rostro, sintiendo por medio de esa conexión entre los dos como si algún lazo se estirara con brusquedad.
Acerqué mi rostro hacia el suyo y tragué saliva, esperando que mis cuerdas vocales me permitieran hablar.
—Tu siempre fuiste mi primera y única opción, Aiden.
El tormento en esos ojos café solo se desvaneció apenas un gramo, y sentí impotencia, pues me sentía tan responsable de sus heridas, que quería curarlas.
—No sé cómo hacerte ver que, aunque pasaran mil trenes, yo hubiera seguido esperando por ti. Nadie me completa como tú. Sacias para rincón, y nadie podría competir con lo que significas tú y lo que me haces sentir.
Noté cuando tragó saliva, y sus manos, como de costumbre, se alinearon sobre mi cuerpo, como si buscara ese tacto acogedor que lo mantuviera a flote.
Enterré mis dedos en su cabello, disfrutando de la sensación de tenerlo cerca, con vida, a mi lado.
—Estás donde debes de estar, conmigo, siempre conmigo, y yo solo encajo aquí, donde sea que estes tú .
Junté nuestras frentes, y nuestros sentidos parecieron agudizarse. Estaba atenta a esos dígitos repasando mi cuerpo como si se tratara un arte, y me aferré a él, como toda mi vida lo he hecho.
—Nunca jamás pienses que alguien está por encima de ti en mi vida, te estarías mintiendo —él sabía que a él nunca le podía mentir—. Bueno, tal vez mis hijos —bromeé y rio, lo secundé al instante.
Notas:
Tengo años sin dirigirme a ver este libro, lo que me causa cierta amargura por recordar que dejé la escritura, y libros de los cuales en su tiempo, estuve tan emocionada por terminar.
Traje este pedazo que tenía guardado en mis borradores, aunque estoy segura que casi nadie leerá, pero llegará para aquellos que deseen saber de estos dos, una pizca solamente.
Ya que no continué con la historia de los hijos, creo oportuno explicar que, Venus murió de vieja en el epílogo, tuvo una hermosa vida (a su manera, porque aja, no se quedaba quieta) llena de amor por parte de sus seres queridos. Sé que a muchas personas no les gustó ese final, pero fue el que quise darle, porque se lo merecía, morir de una manera natural, no en alguna pelea de esas feas en las que se metía o algún accidente de auto.
Quisiera haberles brindado más de la secuencia de su vida, pero como verán, ya no se me da muy bien el escribir.
Gracias nuevamente por su lectura, tengo todo esto atesoradito en el cocoró.
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Entre caos y reglas
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...