VENUS
Aiden y Logan retornaron a su cotidiana vida de empresarios super importantes, para nada interesados en el bajo mundo, sí, señor. Por otro lado, Isak continuaba haciéndome la vida de cuadritos en medio de la reunión, refutando cada punto o viéndome con cinismo.
Varias veces tuve que parar y respirar hondo. Thiago y Carol solo observaban y callaban, Adams preguntaba de vez en cuando alguna que otra cosa y Esteban parecía flotar en una nube. De vez en cuando me dirigía una mirada dudosa, como si detrás de todo lo que hemos estado planeando, quisiera hacer un stop para preguntarme el por qué le ayudé a Abril a acercársele, pero sería en otro momento.
Recogí aire notoriamente y esbocé una sonrisa falsa.
—Querido socio, aquí hay reglas. Me habías preguntado antes qué función cumplía yo aquí, bien, esto es lo que hago, yo armo las estrategias. La cabeza aquí soy yo, solo para que te quede claro —sabía que no era de buen gusto decir eso, como si estuviera por encima de Esteban y Thiago, pero ellos entendían que no quería decirlo de esa forma, sino, que nos estaba representando a los tres, que somos los que decían qué se hacía o qué no. Realmente, yo no era la que hacía las estrategias, eso era parte de Esteban.
Nicolas respiró hondo, tocando mi cintura, intentando calmarme.
El rubio miró a su amigo transmitiéndole con solo una mirada, lo que ni se atrevía a decir en voz alta, por respeto a él, no a mí, claro está.
Hubo un silencio inestable, pero no me amedranté.
—Reina, deberías escuchar lo que tiene para decir —susurró contra mi oreja. Su aliento contra mi oído lo sentí como si me hubiera alertado el cuerpo completo.
Maldita sea su voz.
No quité mis ojos de Isak, con la frente en alto, dejando en claro quién mandaba.
—Sé lo que hago —dije entre dientes—. Llevo tiempo planeando esto junto a mis chicos.
—Parte de ser un buen cabecilla de grupo es escuchar las demás opiniones. Si sigues pensando que tu lógica es simplemente la que te salvará el culo, pues deberías replantearte volver a la Universidad y discutir tus problemas con los profesores —escupió Isak, con un tono de voz superior y calmado.
Este idiota me estaba colmando la paciencia.
—Tampoco es que Dennise esté dando un paso en falso. Lo que ha tenido es bueno —inquirió con cautela el chico detrás mío, apoyándome.
—Bueno, no suficiente —refutó sin tartamudear.
—Lo que sea que ella quiera hacer, se va a hacer —le informó Nicolás con firmeza y mirándolo con una dureza implacable, filoso como un cuchillo—. Por algo es la reina de las calles, no llegó hasta donde está por simple suerte. Así que deja tu forma mezquina.
Isak apretó las manos hasta convertirlas en puño. Sus brazos parecían hierro.
Los demás se miraban entre si, y claro, María fue la primera en hablar.
—Isak tiene un punto. Estamos ayudándolos, no es que queramos ir a una misión suicida. Al menos, escucharlo, sería buena idea, ¿acaso esto es una tiranía? —alzó la ceja.
—Opino lo mismo —habló Carol esta vez, con más decisión de la que le he visto mostrar —está bien que es un trato justo. Favor por favor, pero aquí y ahora, somos un equipo, así que hay que trabajar como tal. Escuchar lo que tenemos para decir puede resultar ventajoso, al fin y al cabo, ponemos nuestras vidas em riesgo también.
El silencio volvió a reinar.
Enmanuel asentía en silencio, rascándose la barbilla y Alexander miraba de manera frívola a Carol, como si apenas le estuviera prestando atención a lo que se decía.
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Entre caos y reglas
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA DUOLOGÍA "NUESTRO PEQUEÑO ACCIDENTE" Una chica con vagas esperanzas de salir de la cárcel, se vuelve a encontrar con un viejo amor. Aquel hombre entrajeado volverá a su vida de la misma manera en la que siempre lo había hecho: de...